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Detente y conoce una nueva manera de vivir

Devocionales Cristianos – Mensajes Cristianos

Que cómodo es andar en auto, ¿a quién no le gusta tener su propio medio de transporte?, es de gran beneficio para llegar temprano a todas partes, pero no todo resulta tan sencillo, pues aunque seamos dueños del auto, no somos dueños de la autopista, y debemos respetar las leyes de tránsito.

Lamentablemente en algunos países estas leyes no se cumplen, y a diario se puede observar el resultado de ello en las noticias.

Que catastrófico, perder la vida por no esperar cinco minutos. Pero en fin, así somos todos, imprudentes, queriendo correr en la vida, sin temor alguno, cayendo en hoyos, estropeándonos con los obstáculos, poniéndonos en riesgo, simplemente porque no nos gusta detenernos, ni mucho menos obedecer la ley de Dios.

Necesitamos meditar en estos 2 aspectos para que aprendamos a detenernos y cambiar nuestra manera de vivir soportando la disciplina de Dios:

1. Cuando no nos detenemos Dios nos coloca freno o cabestro:

En tiempos antiguos, había personas que se servían de algunos animales salvajes como medio de transporte, o para arar terrenos fuertes. Algunos usaban caballos, otros preferían los burros, más la gran mayoría de agricultores prefería usar las mulas o mulos, (estos son el producto del cruce de un burro con una yegua), se distinguían por su fuerza y resistencia; este animal tenía la capacidad de arar en terrenos fuertes donde los caballos se fatigaban al primer intento, a simple vista todo se ve fácil , mas no era de esa manera, pues para tener dominio de este animal, los dueños debían llevar a cabo un proceso de amaestramiento o domesticación, lo cual era favorable al momento de colocar las riendas y el freno para tener el control del animal.

Lamentablemente, muchas veces cometemos el error de comportamos como estos animales salvajes, que requieren ser domesticados para ser controlados con freno, pues así como las mulas tienen vigor, resistencia y fortaleza, nosotros también la tenemos cuando queremos correr para satisfacer nuestros caprichos, todo a conveniencia nuestra , ignorando lo que Dios ha establecido en su palabra.

En un pasaje Bíblico esta de manifiesto una analogía que nos enseña la similitud existente entre el hombre imprudente y las mulas:

“El Señor dice: Mis ojos están puestos en ti. Yo te daré instrucciones, te daré consejos, te enseñaré el camino que debes seguir. No seas como el mulo o el caballo, que no pueden entender y hay que detener su brío con el freno y con la rienda, pues de otra manera no se acercan a ti.” Salmo 32:8-9.

Muchas veces aunque conocemos lo que Dios ha establecido en su palabra hacemos caso omiso y corremos por la vida como mulos sin freno, aunque sabemos que Dios nos habla, ignoramos su voz, aun cuando el semáforo del espíritu Santo nos marca ROJO decidimos seguir, para luego accidentar nuestras vidas, pero Dios en su amor y misericordia nos coloca ese freno como el de los mulos para poder obrar en nuestras vidas; de momento no lo comprenderemos pero es muy importante poner la mirada en El Señor, para que conozcamos su voluntad , como hijos obedientes debemos aceptar su disciplina, pues todo esto es para beneficio nuestro.

2. Dios nos disciplina como todo padre que ama a sus hijos:

El apóstol Pablo en la sabiduría que Dios le dio, en Hebreos 12:1-11 nos enseña a correr la carrera de la vida con paciencia, poniendo los ojos en Jesús, soportando la disciplina de Dios, pues Él como todo padre que nos ama nos corrige con su disciplina, aunque muchas veces no comprendemos, quiero que sepan que aunque duele es necesario para nuestro crecimiento, pues como niños nos empecinamos en cosas que sabemos están mal delante de Dios, pero es más fácil alejarse de Él y darle la espalda como si El no estuviera mirando todo cuanto hacemos. Pongo de ejemplo a mi hijo de 1 año, a él le llaman mucho la atención los toma corrientes, y aunque tiene un año él ya sabe que está mal el simple hecho de acercar su dedo a ellos, aunque tengan protector.

Como su papá y yo le hemos llamado la atención en ocasiones, diciendo que no puede tocar eso porque es peligroso, el espera que “nos descuidemos para acercarse” y nosotros dejamos que se acerque un poco, pero cuando intenta hacer algo, volteamos y lo agarramos infraganti que no nos hace falta llamarle la atención, porque el mismo es consciente de lo que está haciendo a pesar de su corta edad , e inmediato baja su manito y a veces va a su cama a ocultarse entre almohadas como diciendo: ya sé lo que me van a decir, estuvo mal, lo siento. A nosotros nos da risa, pero imagine con El Señor, a donde quiera que usted vaya ÉL estará (EL es Omnipresente), antes de que usted haga algo ÉL lo sabe (ÉL es Omnisciente). Si yo no llamara la atención de mi hijo para que no jugase con la corriente, pondría en riesgo su vida, mi esposo y yo lo amamos y como no queremos que nada le suceda lo enseñamos con amor. ¿Cuánto más EL Señor a nosotros?

Él es nuestro padre, nos ama, nos corrige con su vara de su justicia, para guiarnos en bendición, pero como hijos rebeldes no queremos detenernos, como sabios en nuestra propia opinión andamos por la vida sin temor, irrespetando la ley de Dios aun habiendo oído su palabra, pero Él en su amor quiere presentarnos una nueva manera de vivir, para comprenderlo necesitamos aceptar su disciplina y detenernos, podemos seguir la carrera de la vida con paciencia, poniendo la mirada solo en Cristo.

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