Devocionales Cristianos – Mensajes Cristianos
Vivimos en una era, en que la imagen ha cobrado un valor excepcional. Para muchas personas es más importante el aspecto que presentan que cualquier otra cualidad interna. Como nunca antes las dietas han estado más en boga.
Hay muchos que se someten a dietar rigurosas y otros que se dedican a pasar hambre solo por mantener una apariencia que les agrade, ya que la que Dios les ha dado les resulta desagradable, ofensivas y contrarias a sus preferencias.
No niego que hay que cuidar el cuerpo humano que es templo de Dios, de hecho yo mismo trato de consumir aquello que sea más provechoso para mi estado de salud, pero de ahí, a convertir esta tendencia como hacen algunos en el centro de mi vida va un largo trecho.
Hoy como nunca antes se enaltecen las virtudes de la anorexia, bulimia, ortorexia y lo que me parece aún más atroz la vigorexia que proclama que tanto hombres como mujeres deben realizar ejercicios de fisiculturismo hasta el límite de aumentar su masa muscular (Cuerpos atléticos), que quizás en los hombres de una imagen agradable para algunas féminas, pero que en el caso de las mujeres dan la sencilla sensación de hombres con senos.
Tristemente son muchas las personas que buscan fortalecer su cuerpo y abandonan buscar vigor, fuerza y la más importante de las áreas, me refiero a la espiritual, tan afectada por el mundo que nos rodea y por las circunstancias cada vez más adversas, que como una espada puntiaguda amenaza con caernos encima.
Vivimos días difíciles; todo escasea; el alto costo de la vida, y los problemas que esto trae, sin duda, hace que muchas áreas de nuestro ser interior sean afectadas.
Muchos han llegado al punto de la desesperación; otros han perdido la fuerza para seguir luchando.
¿Sientes que los problemas te están afectando así?, Recuerda que Dios es quien te puede fortalecer; búscalo; en Él está tu fuerza y tu esperanza.
Versículo para el día:
“…Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos…” Isaías 26:4
Ejercítate en la piedad y verás a los gigantes de estos tiempos correr delante de ti. El Señor no solo te entrena, Él pelea tu batalla.
© Francisco Medina
