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La Familia primero

Devocionales Cristianos… Mensajes Cristianos

Juan tenía unos deseos de ayudar a todo el mundo, nunca se cansaba de ayudar siempre se comprometía diciendo que si podía estar allí. Su esposa quien cada noche lo abordaba y quería hablar con el sobre sus hijos, pero Juan siempre le decía que no tenía tiempo.

Su hijo le decía, papa, necesito que me lleves a jugar y a practicar después en el colegio y quiero que me veas como juego, pero Juan siempre le decía: mira hijo, debo ir a compartir de la Biblia con unas personas en la montaña, debes ir tú solo por ahora.

Su hija menor le dijo: ¿papi me puedes comprar un nuevo par de zapatos para ir a la escuela? Pues mi mami me dijo que te lo dijera. Juan se inclinó y le tomó la barbilla a su pequeña hija y le dijo, si hijita claro que lo haré, solo vamos a ayudarle a los vecinos que no tienen zapatos los hijos de ellos, y los ahorros que tengo me ajustan para ayudar a estos 2 niños de esa humilde familia, ¿me entiendes? Si papi le contestó ella, lo que tú digas.

Juan se levantó muy tranquilo y se vistió y salió a la comunidad para poder ayudar, ya que era algo que el disfrutaba hacer, aunque otros no se unieran en esa alegría de la cual él si disfrutaba. Cierto día estaba Juan con sus 2 hijos y fueron a comprar helados a la esquina al negocio de don Chema, y mientras compraban Juan se percató que no había traído lo suficiente para otro helado, o sea que solo podría darle a sus dos hijos, no habría para él, y mientras compraban se acercó una niña de la calle y ella le pidió unas monedas, pero como no tenía, le compró uno de los helados, y a sus hijos les dió solo para que compartieran de uno.

En ese momento Juan pensó que había hecho lo correcto, sin embargo la niña de la calle se retiró sin decir gracias, y dijo algunas palabras no adecuadas, ya que ella lo que quería era dinero, y ellos observaron a la distancia que aquella niña solo probó aquel helado y lo tiro al suelo. Juan solo se encogió de hombros.

Su hijo mayor le preguntó: – ¿papi, por qué tú siempre estás atendiendo más a la gente de afuera que a nosotros? Él se apresuró a contestar y le dijo: Hijos, recuerden debemos amar a nuestro prójimo.

Su hijo solo asintió al verse bloqueado por la misma Biblia. El vendedor de los helados logró escuchar esa última parte y se metió en la plática y le dijo: mire Don Juan, esa niña a quien usted le regaló ese helado y por la cual dejo de darle la satisfacción completa a sus hijos, ella lo que quiere es dinero, los helados no le interesan, yo creo que debe de valorar un poco más a sus hijos.

Juan se molestó por esa última frase y le dijo: – mire don Chema, yo creo que si debemos ayudar al necesitado la Biblia nos lo dice.

Don Chema se incorporó en el mostrador, le señaló a sus dos hijos y le dijo: – mire a sus dos hijos, obsérvelos bien, ellos han sido dotados de padres para que le suplan lo que ellos necesitan, no tienen padres para tenerlos de adornos, son para que nosotros como hombre les demos a ellos con sabiduría. Juan le preguntó: – ¿entonces debemos dejar de ayudar a los demás, o a los pobres que tanto nos necesitan?

Don Chema le dijo: si yo pensara como usted jamás hubiera podido tener esta heladería, y de la cual puedo bendecir a mi familia primero y después a otros si me queda. Mire lo que dice la sagrada escritura Juan: “…porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo….” Eso está en 1 de Timoteo 5:8. ¿Qué cree Ud que significa ese verso? Preguntó Don Chema.

Juan estaba casi mudo al ser confrontado con esa porción que quizá no la había leído, o no la había entendido tan bien.

Don Chema le comenzó a explicar: – al tener usted una familia, usted se responsabiliza de ellos ante Dios, y debe suplir primero sus necesidades, al estar todos ellos cubiertos y le queda algo luego de haber previsto a futuro para ellos, entonces si regale lo que quiera, bote lo que quiera si así lo quiere, pero lo que le mandan a decir es que no deje a los suyos por fuera, ellos son los primeros, pues por andar ayudando tanto a los de afuera sin tener provisión para los suyos, es allí donde usted incurre en un gran pecado, y vive solo una falsa religión.

Los de afuera no se lo agradecerán, y sus hijos lo odiarán si no les provee a ellos primero, entonces hará una cadena de maldición usted lejos de ser bendición. Juan dijo: gracias por esa porción don Chema, no lo había visto así eso.

Gracias en verdad si, dijo don Chema, y lo mismo ocurre con los miembros de la Iglesia: primero debe proveer para sus hermanos en la fe de haber una necesidad de alguien de afuera de la Iglesia o alguien de la Iglesia a quien usted ama por ser su hermano. Eso se ve duro de comprender pero eso es lo que dice ese verso. Dice que es peor que el que no cree aún en las cosas De Dios.

Juan no tenía más remedio que poder aceptar que por mucho tiempo él había dejado de aplicar ese verso bíblico, solo por no reparar en esa porción bíblica tan clara, y allí mismo le pidió perdón a sus hijos y Juan empezó a aplicar ese verso a tiempo, y su familia pudo prosperar un poco más con esa nueva actitud, sin tener un corazón de egoísta, ya que la porción es clara.

Esta falta de entender las sagradas escrituras hace que muchas personas piensen que están haciendo lo correcto ante los ojos de Dios, pero sin aplicar su palabra, la cual es clara, viva y eficaz, la cual orienta, exhorta, corrige instruye.

Muchos aún solo aplican su propia sabiduría (“…no seas sabio en tu propia opinión…” Proverbios 3:7), la cual es nada en comparación con la sabiduría divina del libro de los libros.

Estemos abiertos a aprender de este maravilloso libro por excelencia, donde se encuentra la llave de la vida tanto terrenal como celestial.

© Mauricio Loredo

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