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El cordero de la Pascua

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Reflexión: Éxodo 12:13

La salida del pueblo de Israel quien estaba morando en la tierra de Egipto después de haber sido acogidos como gratitud a aquellas autoridades que Dios les hizo el milagro a través de uno de su pueblo como José, ahora después de mucho tiempo cuando el pueblo se había ya acomodado a ese estilo de vida de bonanza y alegría en tierras ajenas, ahora estaban pasando una situación en la cual ya habían sido olvidados por las nuevas autoridades que no reconocían lo que un hebreo había hecho por ellos en el pasado (características de la maldad que no agradece lo bueno que hicieron por ellos, más bien paga mal por bien, lo cual es un nivel infernal).

Ahora después de haber hecho florecer a Egipto por los consejos y trabajo de los hebreos en dicha tierra, ahora eran esclavos del pueblo a quien ellos ayudaron a no morir de hambre, pero no quedaba registro de los hechos de un particular en beneficio de su cultura, o lo pasaban por alto a conveniencia, ahora Dios había visto el clamor del pueblo en dicha calamidad y había decidido sacarlos de dicha tierra a su propia tierra, de una tierra ajena a la propia para tener ese sentimiento de pertenencia y posesión.

La única forma de salir con vida y vida plena de Egipto donde estaban Cautivos por 430 años, era a través de un sacrificio de un pequeño cordero que cada familia debía sacrificar de sus manadas, un cordero macho de las ovejas, eso les implicaba algunas recomendaciones a seguir o instrucciones como ser:

  • Que fuese macho
  • Que no tuviera defecto alguno
  • Que fuera el mejor
  • De un año
  • Debían haberlo tenido antes en su casa atado por 4 días, para ese día del sacrificio

La razón por ello es para que todos los de la casa se identificaran con dicho cordero, pues al ver a toda la manada de corderos no se sentiría nada, pero al ser uno en especial que lo alimentarán la familia, que lo vieran antes de ser sacrificado, escuchándole berrear cada día antes de su sacrificio, ellos podrían tener en mente ese cordero de manera fijado en sus mentes y corazones.

Asi que una vez que sacrificarán ese cordero, no solo pasaba a ser parte de un cordero muerto más, sino que era del cual se habian ya enamorado, y ahora lo tenían ellos que sacrificar y comer asado al fuego no a las brasas, pues eso estaría dándoles un sentido que ese cordero ya pasó por el fuego, un fuego que ellos ya no tendrían que pasar si lo hacían así como se les estaba ordenando, y debian comerlo con hierbas amargas y panes sin levadura de manera apresurada pues había que salir de Egipto.

La sangre del cordero sacrificado debían ponerlo en los parales y dinteles de sus casas de habitación, solo haciendo ese complemento podían ser librados del ángel de la muerte, no sólo comiendo el cordero, sino que untando o aplicando con unas hojas esa sangre en dichos sitios de las puertas de cada casa, pues la muerte y la vida entran por la puerta del corazón, debía creerse con tanta fe para poder poner esa sangre afuera, pues es fácil comer, pero no es fácil mostrar al mundo lo que he comido.

Era una identificación plena con el Dios que les liberaría, ningún egipcio creería esta información aunque le fuese dada por un ángel celestial, pues se requería en primer lugar creer en el Dios vivo y verdadero.

Las casas son áreas de protección y seguridad, construidas por humanos, era producto de sus obras de sus manos, pero este ángel que pasaría esa noche no le importaría cuán bonita fuese esa casa, y de que material fuese construida, o cuánto habían demorado en construirla, y cuan segura fuera. Lo que valdría en ese momento crucial era si veía la sangre derramada del cordero en cada casa, dándoles así a conocer que solo el poder divino podía librarles de una muerte segura a sus primogénitos de sus hijos y sus animales.

Aquí se daba a conocer el poder de la gracia sobre las obras humanas, pero sí habían sido importantes las obras humanas secundarias a una orden que los identificaba, que ellos si obedecían a los mandatos a quien debían sus vidas Dios mismo. Al obedecer en tomar el cordero de la Pascua que les haría libres de la muerte y del dolor que pasaría Egipto, el pueblo desagradecido que sufrió las consecuencias por haber sido su corazón endurecido para que no creyeran en el Rey de Reyes y Señor de Señores.

La obediencia es más poderosa que las obras más grandiosas que se pudieran llegar a concretar.

La verdadera fe nunca va sola, al contrario va acompañada de tanta gratitud que lo que menos puede hacer es obrar en gratitud, no para salvar sino producto de que ya es salvado. Las buenas obras son producto de un corazón eternamente agradecido, así como estaba Israel agradecido por estar a pocos días de la liberación.

La sangre del cordero Pascual fue suficientemente lo único que vio aquel ángel, y desviarse de cada casa que ya tenía la sangre y pasar por sobre ella y ser salvados.

En los evangelios se muestra el verdadero cordero Pascual que fue sacrificado exactamente a la misma hora que fue sacrificado en Egipto aquel corderito en cada casa y era alguien sin pecado y Santo, su sangre fue derramada también en aquella cruz, y todo aquel que realmente abre la puerta de su corazón para recibir esa sangre de ese cordero (Apocalipsis 3:20) verdadero, entonces estaría limpiándose de una vez y para siempre del pecado y la maldad, y así la muerte espiritual ya no tener dominio sobre él, no hay obra que se necesitase más que obedecer a la obra redentora de Jesús en aquella cruz.

La salvación es de Jesús, no de ninguna buena obra que yo solo pudiera hacer (Efesios 2:8-9); sin embargo, al tener este poder en mi sobre la muerte, entonces ya mis obras cuentan para glorificar a Dios y tener algo que llevarle el día que me las pida. (1 Corintios 3:12). ¿Tienes tú la protección contra el ángel de la muerte? Pues si no la tienes aquí está:

“…Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna…” (Juan 3:16)

El solo confiar en Él té libra de no estar fuera de Él.

© Dr. Mauricio Loredo

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