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Afanado, mala parte escogida

Reflexiones Cristianas

Si algo realmente frena los objetivos que nos hemos trazado en la vida, es afanarse a alguna tarea sin detenerse a reflexionar en los errores que vamos dejando atrás para no cometerlos por segunda vez.

Afanarnos a ciertas cosas o labores, no quiere decir que seamos perseverantes o luchadores para alcanzar un propósito.

Significa que nos estamos aferrando a una sola vía de solución -generalmente la primera que vemos- y no queremos reconocer que existen otras que podemos tomar para llegar victoriosos a la meta; y no lamentando un terrible fracaso, que en el mejor de los casos, tengamos que volver al principio para empezar nuevamente, porque en algunas circunstancias, lo hecho no tiene remedio.

En una ocasión observábamos a un hombre -cuyo nombre no voy a revelar para no crear sentimientos de tristeza o culpa- cortando una enorme palma real con un hacha. No muy lejos de él, el grupo de espectadores hacía diferentes comentarios.

Uno decía que si se corta por un lado, el cortador debe moverse a tiempo hacia el otro lado para evitar ser aplastado. Otro que se debiera cortar parejo a la redonda para finalmente manipularla como desee el cortador.

Así múltiples opiniones; pero el cortador, hacía caso omiso a todo comentario y continuaba afanado a la forma que vio cuando comenzó a cortarla.

Por fin, después de los últimos hachazos, la palma comienza a derribarse en dirección al cortador. El hombre, se afanó nuevamente corriendo en ese mismo sentido, mientras los observadores quedaban perplejos y mudos por lo que estaban viendo, e imaginando el fatal desenlace que sobrevenía. Mientras tanto él corría velozmente sin cambiar de dirección.

Corrió mucho, casi lograba salir del radio de alcance de la robusta palmera, cuando el copo de ella lo alcanzó, pegándole por la cabeza.

Cuando los demás llegaron a socorrerlo, todavía tenía vida. Entonces dijo: -Lo único que tenía que hacer era, correr hacia otra dirección; pero yo me afané cogiendo la mala parte-. Cerró lo ojos y dejó de existir.

No se trata de luchar duro, de correr mucho, aún cuando lo estemos haciendo de buena fe y por buenas obras; sino de elegir el camino correcto aunque nos tarde un poquitín más en conseguirlo.

Mi queridos lectores, Jesucristo es el camino verdadero y Él quiere que vayamos por su senda sin afanarnos a otras cosas, para escoger la buena parte. Por eso dijo: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada“. Lucas 10:41-42

© Antonio J. Fernandez. Todos los derechos reservados.

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