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El regalo con sacrificio

Devocionales Cristianos… Mensajes Cristianos

Juan y Martha, aquella mañana se levantaron muy deseosos de dar un obsequio a aquella dama que había velado por ellos, y que los apoyaba al parecer en su nueva tierra para vivir.

Aquel día la dama que les ayudaba, les dijo: estoy saliendo a la ciudad, si ustedes quieren viajar conmigo sería un placer llevarles.

Ellos se quedaron viendo a sus ojos y se dijeron entre si, aquí podemos comprar aquello que queremos.

Se fueron a la ciudad y ellos gastaron su poco dinero en aquel obsequio para la dama y amiga. Ellos no manifestaron nada a ella, y al regresar tuvieron problemas en la carretera por excesivo tráfico, y tuvieron que volver a la ciudad y ellos dijeron a la dama: querida amiga, queremos que por favor usted busque un lugar cómodo para usted, y nosotros podemos quedarnos en un lugar para nosotros de más baja categoría, no queremos que se vaya a rebajar a nuestro nivel.

La dama les dijo: hablé con unos amigos y ellos nos hospedarán, así que no tendremos que preocuparnos por pagar, pues ellos lo harán.

Ellos fueron invitados a cenar esa noche por aquella otra familia, y casi a la hora para dormir la dama se acercó a ellos y les dijo: amigos míos, siento que ustedes han hecho gastar mucho a mi amigo, y siento que debemos limitarnos un poco más en lo que ellos nos ofrezcan. Pues me siento avergonzada, pues ustedes han comido demasiado y gastar a ellos les hemos dejado.

Martha y juan ahora se veían las caras esa noche, y se les quitó todo sueño que venía ahora a buscarlos esa noche.

En la mañana siguiente su anfitrión les dijo: pueden bañar en la piscina y pueden almorzar con nosotros, pero la dama y amiga les dijo a ellos: no podremos estar aquí más tiempo, nos vamos antes del almuerzo.

Juan y Martha e hijos estaban atónitos de lo allí ocurrido, y decidieron no disfrutar esa mañana después del regaño de la noche. Juan pensó dentro de si: es dura cosa no tener dinero y depender de una persona calculadora, saca cuentas para todo aún para regalar, pues lo que nos obsequió, aquí se quedó, pues ya nuestro humor cambió.

Ellos salieron a sus hogares respectivos y al llegar a la casa, ellos sacaron aquel obsequio, lo entregaron a la dama, y le dijeron que les disculpara por haberle avergonzado frente a sus amigos que se desbordaron, pues su dinerito lo invirtieron en ese obsequio, para ella.

Ella en ese momento se estremeció y comenzó a llorar y a pedirles disculpas por haber actuado de tan mal proceder, los anfitriones mostraron, demostraron y dieron todo lo mejor en beneficio de todos, pero ella no se sentía acorde que sus amigos de bajo nivel tuvieran una invitación del nivel de ella, y esa falta de seguridad o falta del obrar del Espíritu Santo en su vida hacia ese tipo de tropiezos, pero Dios deseaba que ella pudiera recapacitar de su vida.

¿Qué tal si toda la vida has vivido haciendo lo mismo? ¿No te has dejado llevar por la voluntad de Dios a través del Espíritu Santo sino que has hecho todo carnalmente?

Si ha sido así, es tiempo de meditar en tu corazón y pide perdón a tiempo, y debes nacer de nuevo del agua y del Espíritu de Dios, y cuando tengas ese ingrediente, veras que rico sentirás servir de lleno a los demás y así Dios si te recompensará y te aumentará todo lo que tienes empezando desde tu mismo corazón.

No seas tacaño, no seas mezquino, no seas egoísta, pues estos te limitan de amar a tu prójimo y a ti mismo, te vuelves ladron, te haces mentiroso, pues tampoco estos tres podrán entrar al Reino de los cielos.

Al menos empieza limpiándote de cualquiera de estos 3 que te pueden llevar a ser 10 es mejor que te resten y no que te sumen del decálogo instaurado. Si Jesús nació en ti, de los seiscientos trece mandatos ya te has librado, y al camino angosto te han transportado solo por la sangre del cordero por ti y por mi sacrificado, para que andemos en otra vida, no la que quita, sino la que Da.

“…Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna…” Juan 3:16

© Dr Mauricio Loredo. Todos los derechos reservados.

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