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El joven de los lentes

Reflexiones Cristianas

Aquel joven en el establecimiento de aquel centro asistencial se movilizaba llevando los pacientes de un lado a otro, y el uso de sus lentes oscuros deba una mala impresión para Adrián, quien dentro de si se decía: “qué falta de respeto de este joven de andar con esos lentes.”

Cada día aquel joven Gamaliel corría de arriba abajo llevando paciente en aquella silla de ruedas, y esos misteriosos lentes que no dejaban ver la verdadera personalidad del joven Gamaliel.

Adrián quien lucia de aspecto nítido su porte, pues estaba en dicho establecimiento asistencial en su área de salud oral.

El día menos esperado fue un viernes, y Adrián luciendo su pulcra bata blanca y su deseo de ayudar a los demás era notorio, y era un buen dentista y su puerta de su consultorio fue tocada.

Adrián dejó de lavar sus utensilios dentales y se retiró sus guantes, y se lavó el excedente del talco en sus manos. Se dirigió a la puerta con la toalla aún en sus manos, y en ese momento para su sorpresa era aquel joven que corría a veloz carrera por los pasillos de aquella institución.

— Buen día doctor Adrián, aquí vengo con una referencia que me dió el médico general que me acaba de atender.

Adrián terminó de abrir su puerta y le pasó a su consultorio.

— Pasa pasa, claro, toma asiento, ¿cuál es tu nombre?

— Me llamo Gamaliel Doctor.

Adrián en ese momento volvió a sentir aquel deseo vehemente de hablarle de sus lentes pero no fue necesario.

Gamaliel, expresó:

Verá doctor, yo siempre he tenido un problema en una muela, y he venido al médico para que me aliviara de un dolor terrible, y me duele toda la cara de este lado derecho hasta el ojo, pero con usted me dijeron que solo con citas, y el doctor general me regaló unas muestras de acetaminofen y un enjuague bucal, y me dijo que se los enseñara al momento de mi cita con usted.

En ese momento Gamaliel, llevando su mano derecha a sus misteriosos lentes oscuros y sin saber la gran interrogante del cirujano dentista, expuso su rostro tal cual.

En ese momento Adrián comenzó a sentir una puñalada en su pecho al ver el ojo derecho de aquel joven veloz con la silla de rueda, el cual estaba totalmente desfigurado.

— Oye, ¿qué te paso en tu ojo derecho? Perdón por la pregunta.

— Ah si, esto fue hace un año doctor, pero nosotros somos de bajos recursos, y me dijeron de una prótesis pero no ha sido fácil conseguir dicho dinero.

Adrián en ese momento le dijo:

— Creo que Dios te ha enviado en el momento perfecto, pues acabo de hablar con un amigo de Kansas y el tiene este tipo de ayudas a estos países, y hablaré de ti por este caso. Veré que puedo hacer.

— ¿De veras doctor? Wow, eso si que no me lo esperaba. Mire que vengo por este problema y Dios me comienza a resolver por algo que yo siempre le he pedido, pues siempre debo andar con estos lentes y no es nada fácil para mi esconderme detrás de ellos, y sé que a muchas personas no les gusta mis lentes, y hasta el director se burló de mi cuando me vió sin ellos y me dijo: “tuerto, necesitas ponerte un parcho como los piratas”. Eso me ha destrozado doctor como usted no tiene una idea. Pero ahora mismo le diré a mis padres de esta gran noticia.

— Si, te ayudaremos, vamos a ver, cuéntame de esa molestia en tu dentadura, y abre la boca después para examinar.

Aquella reunión fue tan especial, pues Adrián al terminar su consulta con Gamaliel, cerró con pasador su puerta y comenzó a llorar por su mal juzgar.

Al salir de su consultorio ese día Adrián nunca más fue el mismo. La brigada de prótesis ocular nació ese día, y cada año posteriormente se llevaba a cabo dicha brigada y el grupo se llamó: Gamaliel Team, en honor de aquel joven de los lentes.

Ahora Adrián decía: mis prejuicios se han esfumado, y hasta el que miente siempre podría ser que lo que en verdad necesite sea un médico o psicólogo que le ayude en esta área antes de pensar mal de alguien, Dios es el único que nos puede juzgar de la forma en que nosotros lo hacemos, y con todo eso ni siquiera Dios nos hace eso que nosotros mismos le hacemos a nuestros prójimos.

“…Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros…” Juan 13:34

En la vida diaria, hay un mundo de prejuicios que no nos dejan accionar con libertad, con buena voluntad, pero si nos liberamos de dichos prejuicios o ese juzgamiento a las personas, y más bien interactuamos con dichos juzgados nos daremos cuenta que habíamos estado tan equivocados que eso nos tenía en verdad cegados e ignorantes.

Ver debilidades en otros, nos llama la atención en qué hay algo que aún podemos hacer nosotros por ellos, y si eso otro piensa también de mí, entonces nacerá una verdadera bendición siempre y cuando ambas partes estén abiertos a ayudar o dejarse ayudar.

No eres juez, y si lo eres entonces debes de tener la sabiduría necesaria para abordar cada caso sea el caso que sea. Y te aseguro que si haces lo correcto, Dios te respaldará y si no lo haces, entonces Su palabra te juzgará a ti.

© Dr Mauricio Loredo. Todos los derechos reservados.

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2 comentarios en «El joven de los lentes»

  1. DIOS le bendiga Dr. Mauricio Loredo, el reino de DIOS se hace mas grande con personas sensibles a las necesidades de los demás, DIOS le ha dado el don de ayudar a los necesitados. Amén.
    Silvino

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