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El Sabio, el Joven y los dones

Devocionales Cristianos

1 Corintios 12:4-11

Señor Sabio, buen día, he venido este día después de mucho pensar y finalmente vengo a usted.

– como te llamas hijo?

– Soy Alberto

– ¿qué se te ofrece mi querido joven Alberto?

– Bueno, verá Señor Sabio. El levantó su mano y le dijo: – mi nombre es Hector, puedes llamarme por mi nombre.

– si, Don Hector, he sabido que usted es alguien muy sabio y por eso he venido.

– ¿Sabio? ¿Eso te han dicho? Ah, bueno me sorprende, pero todos piensan eso de mi y creo que es por este libro que leo a diario, y me da las respuestas a mi vida de lo que debo hacer. ¿Qué deseas Alberto?

– si, verá, yo he estado preguntándome ¿para que en verdad soy bueno en la vida?

Don Héctor, lo vio a los ojos y pudo percibir su deseo real de saber esa respuesta.

-Alberto, veo que deseas algo especial en tu vida, muchos pasan sus días, semanas, meses, años sin saber cuál es su verdadera misión en la vida, doy gracias a Dios por tu honesto proceder.

Don Héctor Prosiguió : verás, muchos hacen tantas cosas y de ninguna de ellas sienten satisfacción hacer, eso es sencillamente vivir por vivir, hacer lo que otros hacen o sea imitar a otro.

– Para saber la respuesta a esa pregunta, quiero decirte que es la verdadera clave de la vida en una persona.

Te contaré algo: fíjate que llegó un joven médico a realizar su práctica médica, con muy buen coeficiente intelectual, era muy adelantado en relación a otros, y luego mucho de sus años de teoría llegó a realizar dicha práctica en un pequeño hospital de una comunidad donde se encontró rodeado de profesionales ya certificados, y a quienes debía obedecer en su año, y además debía rendir exámenes y ser puesto a prueba.

Alberto, estaba sentado, escuchando atentamente aquella historia, y tomó un sorbo de agua para seguir disfrutando aquella plática de aquel hombre sabio.

Verás, ese día martes, el médico general que tenía por jefe le dijo: lleve a este paciente, Don Jorge, por darle un nombre, en la silla de ruedas y que le tomen la radiografía del tórax, y además que le realicen un electrocardiograma y vamos a presentarlo al tener eso que hace falta con el especialista en médicina interna.

El joven practicante frunció el ceño en señal de estar en desacuerdo y le dijo al médico general.

Doctor, disculpe, pero yo no he venido hasta este lugar a halar pacientes en silla de ruedas, ¿sabe usted que yo soy excelencia académica? Y usted me envía para ir a hacer exámenes que la enfermera debe hacer, quiero que al menos discutamos el caso y así yo poder aprender.

El médico encargado general, se sonrió y expresó: Disculpe jovencito interno Aris, pensé que usted venía a aprender a este lugar de entrenamiento, pero veo que ya sabe hacer todas estas cosas.

Pensé que el llevar una silla de ruedas con don Jorge le causaría molestia, yo pensé que ese sería un buen tiempo de servicio a este campesino quien tiene una insuficiencia Cardíaca congestiva en resolución, pensé que cada paso dado con este hombre le causaría misericordia y empatía, si de repente pudiese ser a quien cargase a su madre o a su padre o imagínese lo que usted pudiera sentir si alguien se expresase así de su padre. ¿Cree usted que dicho practicante en verdad ama lo que hace?

El joven practicante movió negativamente la cabeza.

Luego el médico general prosiguió: – usted viene de un proceso por el cual nosotros los médicos generales también ya hemos pasado y sus seis años han sido sólo de llenar, llenar y llenar su cabeza y esa mucha información no podría servir si en este tiempo de práctica no viene usted a vaciar, vaciar, vaciar por no decir dar de lo que su cabeza tiene.

La excelencia que le han mal informado que tiene es un espejismo de lo que usted saca de su mente y lo plasma en un examen, ahora quiero que esa excelencia la plasme en una vida y eso le servirá más a usted que al paciente con el paso del tiempo, pues en este momento usted al llevar a este humilde hombre va a aprender lo que no se aprende en los libros, empezará a sentir la verdadera compasión que otros han plasmado al escribir pero por desgracia sólo tomamos lo que dice el texto y no lo que el texto en verdad nos quiere decir al ser escrito con tanto entusiasmo de una vida llena de experiencias y buenas y malas rachas al escritor del texto.

Usted estaría aprendiendo a poder conocer las personas qué hay en los diferentes departamentos y podría socializar y aprender de ellos, a sacarles una sonrisa si usted les diera una, obtener respeto si usted les diera eso a ellos, recuerde los demás podrían ver a este hombre como usted en verdad lo vea, si para usted solo es alguien que está cargando, así lo verán los demás y si usted lo ve y trata como su familiar, lo más probable es que cause ese gesto en los demás y ese sería mérito para usted y se beneficiaría el paciente.

El joven bajó su cabeza y dijo: perdone doctor, si tiene razón, yo he venido hasta aquí para aprender y lo había olvidado, podría acompañarme una de las enfermeras para conocer exactamente el lugar pues es mi segundo día en esta institución.

– Claro, puedes ir con Ana Mireya, ella te puede acompañar y guiarte en este recorrido pues por falta de tiempo no se les hizo todo el recorrido.

Pero Don Hector, si estoy comprendiendo bien la historia y no sé aún mi respuesta sobre ¿para que seré bueno en la vida?

Don Héctor, se levantó de su silla y se puso detrás de ella y expresó: – tu aún no te has sentado en esta silla donde yo estoy y para que te sientes te llevará un proceso de vida, y así como ese joven practicante que llegó al hospital para practicar su profesión que tanto había leído en sus libros y pensó que solo sería de plasmar su firma en un expediente dando órdenes, al momento que le comenzaron a dar las órdenes a él ya no quería obedecer no sabiendo que ese era el principio de la cadena de mando dada por alguien que ya había vivido y experimentado eso, no puedes hablar desde mi silla, debes aprender a sentarte en ella, que en verdad hagas lo que se te encomienda, debes empezar a hacer aquello que se te ha mandado a hacer y no quieres pagar el precio. Hay cosas que te parecerán tontas al hacerlas pero eso será para que puedas tener discernimiento de lo que en verdad te irá apasionando hacer, debes hacer trabajos que se te vienen a la mano, y empezarás a sentir que en lo mucho o poco que hagas irás sintiendo qué hay cosas que te sientes muy bien en realizar y eso que hagas vendrá a beneficiar a otros y por tanto a ti también.

– ¿Como así Don Hector? Preguntó muy interesado el joven Alberto.

– verás hay habilidades que tú tienes y las cuales se van dando debido a que las has practicado, por ejemplo si practicas la guitarra tendrás esa habilidad adquirida con la práctica, y luego comienzas y practicas el piano, y ves que no te gusta como la guitarra pero finalmente llegas al violín, y ves que eso te apasiona y lo llegas a manejar de una manera que impresiona a ti y a los demás, y sientes un gran gusto hacerlo, bueno eso lo descubres practicándolo.

También hay dones que Dios nos da al ser sus hijos (Romanos 12:6-8), y muchos no saben qué Don les fue asignado, y pasan tanto tiempo en una congregación pero como no practican lo que pueden hacer por otros, entonces no pueden saber qué es lo de ellos, y cuando esa persona en verdad se deja guiar por las enseñanzas puestas en practicas en su vida y líderes que en verdad se interesan en él, entonces comenzará a servir posible llevando la palabra de Dios a los que están en necesidad, o dando de sus recursos a otros que están en otros lugares haciendo esa voluntad de Dios, o el enseñarle a otros al ponerse a meditar en la palabra santa que es la que da sabiduría y disciplina y devoción por las cosas de Dios, y se da cuenta que se siente tan motivado a aprender algo y ahora quiere practicarlo y enseñarlo a otros con guía y consejos de otros más experimentados y sus líderes no le pondrán tropiezo, al contrario le darán ese beneficio para que no fracasen en sus labores que Dios les ha encomendado.

Ese es el Don que Dios quiere que poseamos y lo pongamos a trabajar, eso es la esencia de la existencia humana, pero se debe primero pedirle al Señor Rey de Reyes que entre en tu vida, y que te perdone de tus pecados, y que tu te rindas ante Él y estar abierto y desnudo ante Él, y que Él te comience a guiar en ese nuevo caminar y ahora todo lo que hagas tendrá más sentido de ser y de vivir, haciendo todo para el que redundará en beneficio a ti, a tu prójimo y a tu comunidad y quien se glorificará será Dios.

El joven con los ojos agrandados dijo: — Don Hector, ahora he entendido algo que siempre me tenía en la oscuridad y ahora se que debo rendirme a Cristo para gozar de esos beneficios.

– Ayúdeme Don Hector, yo estoy listo a someterme a Él.

En ese día Alberto se entregó su vida a Jesús y su franca pregunta fue como contestada, y ahora sirve con pasión al ministerio de la enseñanza y el servicio a los necesitados con liberalidad.

Estos casos están en todos lados, jóvenes buscando dirección y muchas veces no saben lo que en verdad buscan porque no hay quien los oriente al verdadero camino de excelencia, esa excelencia es Cristo Jesús quien murió por ti y por mi, si le llegas a conocer te aseguro que jamás el mismo de antes llegará a ser.

© Dr Mauricio Loredo. Todos los derechos reservados.

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2 comentarios en «El Sabio, el Joven y los dones»

  1. Es un gusto saludarle DR
    mi nombre es Jopse Luis Garcia
    me gusta el punto de vista de su estudio y me gustaria hablar de este tema, pero veo que tiene los derechos reservados.
    tengo que pagar algo por usar su informacion?
    en caso de ser asi, por favor digame cuanto sería esto
    Gracias,
    Bendiciones

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    • Hola Josép Garcia
      Un saludo , estas reflexiones puedes usarla sin fines lucrativos , sino para engrandecer el Reino del Señor ! Adelante , me gozo que puedan ser de bendición !
      Hay 2 libros que tenemos Historias de Mauricio Loredo y la viuda y sus hijos , además la página de Historias en fb

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