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La comunidad de las personas más longevas

Reflexiones Cristianas

– Oye, ¿y para dónde vas que te veo tan de prisa?

– Si estoy yendo a esa comunidad de las personas más ancianas, dicen que allí duran hasta 180 años.

Su interlocutor se impresionó tanto y exclamó: ¿Qué? ¿Estás loco? No puedo creer que exista ese lugar.

– Si, lo se por eso voy solo, porque nadie lo cree.

– ¿Y qué hacen ellos que se supone que los hace vivir tantos años?

– Pues, no lo sé, por eso voy con mis interrogantes a ese lugar.

– Oh si, yo creo que tú estás yendo a ese lugar famoso que le llaman zonas azules allá por Grecia ¿verdad?

– No, ese lugar está aquí está en Honduras.

– ¿Queeeeeee? No te creo.

– Bueno. Te dejo yo si estoy decidido a buscar ese lugar y feliz de hablar con esa gente.

Ambos se despidieron y después de 2 días de viaje, Miguel encontró ese famoso lugar.

Fue llevado donde el cacique de la comunidad, el anciano se sentó en el suelo e invitó a Miguel a que se sentara en el suelo. Miguel viendo el piso de tierra se sentó, y de pronto vino una joven con dos tazas de té de hierba buena. Miguel tomó un trago y el anciano le dijo:

– ¿No oras antes de tomar o comer?

Miguel muy avergonzado dijo: perdón, no sabía.

Entonces el anciano puso su taza en el aire y dijo: Dios, gracias por poder disfrutar este rico té con este joven viajero, que pueda encontrar aquello que anda buscando para que lo ponga en su corazón. Que nuestro estómago y paladar disfruten este delicioso té.

Miguel abrió los ojos y comenzó a entender algunas cosas que iba a preguntar.

– Dime joven, ¿como es que te llamas?

– Miguel Señor

– No soy Señor, soy Damián.

Señor solo puedes decirle al que está sentado en los cielos y murió por ti y por mi, y es ahora Señor de Señores y rey de reyes y por qué no decir presidente de presidentes.

– Si, Don Damián, he venido porque tengo preguntas sobre su estilo de vida y la longevidad que a ustedes les caracteriza. Yo me pregunto, ¿hasta qué edad ha vivido el más viejo aquí?

– Miguel la palabra es anciano, ¿sabes que significa la palabra anciano?

– No, en verdad no sé, solo sé que una persona de muchos años.

– No, eso significa una persona que ansía tener vida o años.

– ¿Tu anhelas llegar a viejo?

– Oh si, claro don Damián ¿a quien no?

– Si anhelas ser anciano, entonces ¿por qué no escuchan a los ancianos? Es la única forma de llegar allí. ¿No has escuchado ese famoso refrán, que “quien no escucha el consejo no llega a viejo?

– Si, lo he escuchado, pero no lo había visto desde ese punto de vista.

– Bueno, verás, aquí el más anciano ha llegado a los 145 años, aunque en un tiempo atrás alguien llegó a los 172 años.

– Pero eso es imposible don Damián

– Si, lo imagino que tú seas incrédulo a ese tema y eso no importa, pues tu eres el que quieres saber y yo solo te deseo contestar.

– ¿Cuál es el secreto don Damián?

– ¿Secreto de que?

– De esa longevidad

– Ah, ¿en verdad quieres saber eso? Bueno entonces te invito a que te quedes dos meses viviendo entre nosotros así como nosotros.

– Don Damián, eso es imposible, solo ando de paso.

– Bueno, entonces cuando haga el tiempo si es que lo llega a tener, entonces regrese para poder saber esos detalles y secretos que ustedes piensan. Sino llegas a convivir con la gente entonces no conocerás la gente y menos sus secretos. Ese es el gran error de la juventud ahora, viven los mundos de otros sin ellos vivir sus propias vidas.

El anciano se levantó con facilidad después de tomar su té y dijo: bueno, regrese al tener tiempo, y le diré donde deberá pasar esas noches. Por ahora ya hablamos lo que debo hablar.

Miguel sintiendo que lo estaban despidiendo dijo:

Es que usted sabrá, no traje suficiente ropa y…

El anciano le interrumpió y dijo: bueno, creo que ya eso es un buen comienzo. Mientras se apoyaba en el respaldar de una silla que sostenía un jarro con plantas en su interior.

Miguel sintiendo que debía irse dijo finalmente: bueno, está bien Don Damián me quedaré esos dos meses que usted me pide.

El anciano, quien estaba animando dijo: mire Miguel, hay cosas que no se deben pensar dos veces, mire que usted anda en busca de información y usted huye de ella. Que cosas las de la gente. Mire muchacho, no se preocupe por ropa, aquí hay quienes hacen los hilados, así que eso se resuelve.

El joven interrogó: ¿y donde puedo pasar estos dos meses?

– No se inquiete, hoy tendrá ese lugar digno para usted. Por ahora saldremos a dar un paseo por esta comunidad.

El anciano ayudado con su bastón que no dejaba y era un bambú bien trabajado que le daba ese soporte.
Aquí nuestras calles son de barro y hemos puesto piedra de esa laja aquí de manera que no nos afecte nuestro andar y halar nuestros productos.

Miguel estaba perplejo ver tanta escasez en ese lugar comparado a las grandes ciudades de donde él provenía.

Don Damián continuó: ¿y que haces tu Miguel, que te gusta hacer? Porque mañana te llevaremos a la hacienda de la comunidad.

– ¿Es muy lejos de aquí? pregunto Miguel.

El anciano se sonrió picarescamente y le dijo: veo que no estás muy interesado en la longevidad.

– Si, Don Damián lo que pasa es que…

– No debes excusarte muchacho, una de las cosas más importantes es caminar, aquí todos estamos en movimiento, para aprovechar el tiempo. Nosotros creemos que al caminar le estamos ganando al tiempo y el se queda detrás de nosotros y eso es una pequeña ventaja.

– ¿Como así Don Damian?

– Veo que te interesa este asunto. Mañana habrá tiempo, no te preocupes, todo en su tiempo. Ven, vamos a la casa de uno de mis hijos, ellos te darán alojamiento este mes, y el otro mes será en la casa del hombre más adinerado de la comunidad.

– ¿Más adinerado? Preguntó Miguel

– Si, es el hombre más rico de aquí, pero vive bajo la autoridad de nuestra comunidad. Allí estarás con muchas comodidades y donde mi hijo tendrás muchas limitaciones.

– ¿Pero por qué me manda a esos dos lugares?

– Bueno, por ahora ya no hay nada más que hablar, esas preguntas quedan en suspenso. Ven vamos a la casa de mi hijo, él te ayudará con las cosas que debes iniciar a aprender sobre la vejez.

Miguel, se preguntaba: ¿habré escogido bien haberme quedado sin estar preparado?

Finalmente después de 14 minutos, estaban en casa de Nicanor, hijo de don Damián y se podía ver a Miguel poco jadeante más que el anciano. Miguel miró a todo su derredor y comenzó una serie de observaciones que pronto lo puso en su cámara de su celular haciendo grabaciones.

El anciano le advirtió algo: no quiero que tome fotos de nuestros niños, si salen deben estar con sus dos padres, no tomar fotos a niños aquí. ¿Estamos?

– ¿Pero qué tiene de malo don Damián?

– Nos roban los años que tenemos por delante, las fotos son cosas que no se toman por tomar, debes tener un propósito familiar para hacer eso, y aún más se termina el tiempo de longevidad. La foto es algo muy especial para nosotros, mejor verse en el espejo del agua cuando veas tu rostro el agua es la fuente de la vida, ella te rejuvenece.

– Nosotros tenemos mucha agua en botellas don Damián.

– No es lo mismo Miguel, ella pierde su esencia, no puedes encerrar el agua, si la encierras pierde su vida, ella da a todos, no puedes contenerla, si lo haces violas el principio de la vida y la libertad.
¿Has visto el agua sin correr?

– Si claro don Damián.

El viejo hizo una pausa y una señal con su mano como invitando a Miguel a observar algo. Ven muchacho, te mostraré algo que no debes olvidar nunca y eso lo aprenderás el día de hoy, ese el es principio para nosotros poder darnos y ayudar.

Continuará…

© Dr Mauricio Loredo. Todos los derechos reservados.

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