Sermones en Audio
Las palabras tienen el poder de edificar o herir; especialmente en relaciones matrimonial o familiar. Nunca podemos ignorar u olvidar, que una vez que esa palabra sale de nuestra boca, no hay forma de recuperarla. Una vez que esas palabras salen de nuestra boca, esas palabras no pueden ser inauditas. Si hemos ofendido o herido a una persona, lo único que podemos hacer es pedir disculpa.
Lo único que podemos hacer, eso es, si nuestro orgullo no nos detiene, es pedir perdón. Pero el daño y la herida, ya está hecho. Y a pesar de que con el tiempo toda herida sana, la cicatriz es algo que permanece para siempre.
Muchas gracias por el mensaje, muy interesante y con su permiso lo compartiré con algunos pastores.