Reflexiones Cristianas
¿Quién de nosotros no ha experimentado en su vida dolor, pérdida, desengaño, decepción o traición? En cualquiera de esas circunstancias nos sentimos solos sin deseos de avanzar pero sobre todo en busca de algo o alguien que consuele nuestro corazón dolido.
Y si buscamos cómo salir de esa situación encontraremos miles de formas, podría mencionarle por ejemplo que yo cuando solía pasar por alguna de esas circunstancias lo mejor era distraerme y olvidarme del asunto.
Lo cierto es que aunque parecía olvidarlo eso quedaba guardado en mi corazón como una profunda marca de dolor, sin que me diera cuenta se iban acumulando y dolor tras dolor dejaban profundas heridas, que muchas veces daban como resultado la depresión. En muchas ocasiones la angustia me aplastaba a tal punto que no quería vivir, tenía un vacío tan inmenso que nada lo podía llenar excepto Cristo, pero yo no lo sabía.
He vivido muchas situaciones criticas en mi vida y estoy segura que usted también, puedo recordar el momento mas critico de mi vida cuando mi esposo y yo nos habíamos separado, y parecía que nada podría restaurar mi matrimonio, recuerdo claramente cuando parada frente a un espejo y llorando sin parar le dije a Dios que no quería criar una hija sin padre, que me ayudara porque no sabia que hacer, y “Él me ayudó”.
Ahora lo puedo ver claramente, que mientras yo elevaba esa oración Él movía todo para que mi esposo lo recibiera en su corazón, y ahora también entiendo que su palabra no miente cuando dice: “Clama a mí y yo te responderé” (Jeremías 33:3).
¿Sabe? en los momentos difíciles cuando no lo conocía todos los problemas hirieron mi corazón, pero yo encontré la forma de sanar cada una de esas marcas en mi vida, decidí seguir a Cristo.
La Biblia dice: “...el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios“… 2 Corintios 1:4
El consuelo a nuestro dolor, nuestra angustia o a cualquier situación nunca lo vamos a encontrar en otra persona, si es cierto que alguien nos puede ayudar en esas situaciones, pero quien verdaderamente nos consuela es nuestro Señor Jesucristo.
El consuelo que Él nos da lo hayamos en la Biblia en cada una de sus páginas, la lectura diaria y su meditación nos dará otra visión de la vida y nos enseñara el verdadero camino, el consuelo a nuestras heridas es la palabra de Dios.
No le demos más vueltas y dejemos que Él nos consuele, y sobretodo recordemos que luego de ser consolados debemos compartirlo con otros.
© Mariaelena Cruz Castro. Todos los derechos reservados.
