Devocionales Cristianos – Mensajes Cristianos
“…Porque somos hechura suya. Creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas…” Efesios 2:10
El hombre que no busca en Dios, no pregunta, lo que Él le quiere decir, no medita a diario sobre todo lo que le pasa. Vive incomunicado con Dios.
El Señor siempre trata de dirigir nuestras vidas para nuestro propio bien, nos muestra el camino que debemos seguir guiados por su Santo Espíritu. Pero el hombre insiste en caminar por otro lado, en seguir sus propios apetitos y malos deseos, solo piensa en satisfacer sus propias fantasías; es entonces, cuando es golpeado enérgicamente, para que descubra el error en que vive.
También se da el caso del hombre, que cree en Dios, en Jesús, y desea vivir una vida de servicio al Señor; pero, bajo sus propios criterios, bajo su propia comprensión y discernimiento, desde su propio punto de vista, desde su propia voluntad y aspiraciones del reino. No pregunta a Dios Padre todopoderoso que es lo que Él quiere de su vida. Entonces su vida empieza a llenarse de guerras vanas y sufrimientos superfluos.
Dios no desea castigar al hombre, lo que Él busca, a través de los sufrimientos que le permite , es despertarlo, para que crea que en Jesucristo nuestro Señor, para que se vuelva a Dios, y así empezar a vivir la vida para la cual Dios lo creo, llena de alegrías, de fe, de felicidad y abundancia.
Debemos decirle a Dios a diario: “Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el día“. Salmo 25:4-5
Así, con la ayuda de Dios, aprenderemos como entender lo que es bueno y perfecto, lo que Él verdaderamente quiere de nosotros en todos los aspectos de nuestra vida y llegaremos a hacer la voluntad de Dios; esto nos evitará muchos sufrimientos superfluos y viviremos una vida llena de paz y alegría, aquí en la tierra. Esa paz que nos hace vivir confiados de que estamos en las manos de Dios, esa paz que nos asegura, que Él tiene el control. Esa paz que solo Dios nos da. A través del estudio de su palabra, a través de la oración…
“…No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta…” Romanos 12:2
