(Hechos 6:8) Gracia: Favor inmerecido; es la recepción o la bienvenida que recibimos cuando llegamos a los pies de Cristo y es el primer nivel en el que nos fortalecemos para iniciar nuestro camino para vencer al maligno.
Diga con migo: Cuando alcanzo el nivel de la gracia, tomo ventaja sobre maligno.
II. VENCER AL MALIGNO – EL NIVEL DE LA FE. 1 Juan 2:13a, 14a.
Padres: Del griego “pater”. Significa nutridor, protector, sustentador. En el contexto de este pasaje, “Uno que esta adelantado en el conocimiento de Cristo”. Por tanto, tiene conocimiento para enseñar.
La palabra conocer viene del griego “ginosko” y significa o expresa una relación entre una persona y el objeto conocido, donde lo que es conocido, es de muy alto valor para el que lo conoce. (1 Corintios 8:3). Esta relación de conocimiento que no es intelectual, se obtiene por la operación del Espíritu Santo en nuestra vida luego de recibir a Cristo.
“Al que es desde el principio”: Hace referencia al que ya existía. Esto me presenta un acto de FE, con una convicción plena recibida a través de la palabra. (Hebreos 11:3), la cual el Apóstol al igual que nosotros, aceptamos por fe, a través del conocimiento de la palabra. (La fe viene por el oír de la palabra)
Al afirmar de nuevo en el vers. 14 exactamente la misma frase, me habla de la importancia de alcanzar este nivel y afirmarse en la fe para poder seguir creciendo.
Me causa curiosidad como el capítulo 11 de Hebreos referencia todo lo que alcanzaron los patriarcas por medio de la Fe, mientras caminaban por la misma fe, en busca de la patria celestial: Buen testimonio, justicia, agradar a Dios, obediencia.
Por la fe alcanzaron heredad, por la fe, dieron a luz, se hicieron milagros, rompieron esquemas de pobreza… pero en los versos 13 y 40, dice que a pesar de su fe, “no recibieron lo prometido”. Si bien, la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, que mejor ejemplo de enseñarnos a vivir por fe, como nos lo presenta este pasaje.
El único motor que movió a todos los personajes de la Biblia a actuar con fe, era la promesa de llegara su patria celestial, a la cual nunca llegaron a verla en vida, sino después de la muerte.
Pero el versículo 40 dice que estaba reservada para nosotros, para estos tiempos. No por que ellos no lo merecieran, porque quizás han manifestado mayor fe que la nuestra; sino por que desde ese tiempo, Dios estaba pensando en nosotros. “proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.”