Llamamiento de Moisés

Quizá podríamos decir que Moisés tenía en parte razón, porque él no había compartido los sufrimientos ni los duros trabajos que habían hecho los hebreos, pero él no se conforma con dar solamente aquella objeción.

Éxodo 3:13-14. En una segunda objeción Moisés comienza a dudar que Dios fuera real y verdadero. Entonces Dios comienza a dar algunos delineamientos a partir del versículo 15, para que sepa las acciones que debía tomar.

El primer paso era reunir a todos los ancianos y líderes del pueblo y explicarles el apoyo que Dios ofrecía para la liberación de la esclavitud, y darles una tierra que fluía leche y miel.

El segundo paso era iniciar un proceso de reclamaciones ante el rey, para pedir tres días de permiso y hacer un culto a Dios. Claro que la intención era salir definitivamente de Egipto. Dios no quería reformas, él quería un cambio radical, él sabía que el Faraón no iba a caer en una trampa tan obvia, pero al menos era un comienzo.

El tercer paso era aplicar medidas de fuerza para obligar al Faraón a dejarles salir de Egipto. Dios estaba dispuesto a usar una mano fuerte y prodigios diversos para presionar al rey.

El último paso sería el despojo a los egipcios, es decir, ya no se contentarían con el simple permiso para salir de Egipto, sino que debían salir con mucha riqueza, en otras palabras, una justa liquidación y finiquito de sus haberes por tantos años de trabajo. Sin embargo, Moisés duda y presenta una tercera objeción.

4. LAS SEÑALES DE DIOS A MOISÉS

Éxodo 4:1. Dios tiene que valerse de algunas señales: primero la vara que se convertiría en serpiente, segundo que su mano al meter en su seno se volvía leprosa y que al volverla a meter salía limpia y tercero que las aguas del río se convertirían en sangre. Algo parecido sucedió con Gedeón (Jueces 6:36-40).

A pesar de todo esto Moisés presenta una cuarta objeción en Éxodo 4:10. Cualquiera puede imaginarse que un hombre que creció en el palacio del Faraón tendría una educación suficiente como para hablar en cualquier momento y en forma precisa, pero Moisés cree que no puede hacerlo.

Podemos deducir que allí no radicaba el problema mayor, ya que más adelante se puede ver que él sí pudo hablar con capacidad y en forma precisa, clara y firme. Su duda mayor era si en realidad él estaba en la capacidad de sacar a un pueblo entero de la opresión en que vivían. De ahí que presenta una quinta y última objeción a Dios en Éxodo 4:13-14a.

Se puede notar que Moisés ya no tenía argumentos o pretextos para objetar el llamamiento específico que Dios le estaba haciendo. Por último le dice: “Manda al que debes enviar”. La consecuencia fue que Dios se enojó. Ojalá que ninguno de nosotros llegue hasta ese extremo de hacer enojar a Dios.

Vemos posteriormente que Dios en su ira no descarta a Moisés sino que más bien le ofrece un ayudante: Aarón. Ésta es la triste realidad de un hombre llamado por Dios que no tenía una ayuda idónea como compañera. Finalmente Moisés acepto el llamamiento de Dios.

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