La confianza que tenemos en Dios

El mundo inconverso no hace la voluntad de Dios porque vive en la suya propia. Pero también es cierto que el cristiano, quien ya ha conocido la voluntad de Dios, le cuesta entenderla porque al final hace la suya propia, arruinando los planes de Dios para la vida. ¿Qué plantea esto?

Pues que al no hacer la voluntad de Dios, tampoco podemos orar de acuerdo a la voluntad de Dios. Las peticiones hechas según su voluntad están marcadas dentro del conocimiento que ya tengo de esa voluntad en mi vida.

La pregunta a responder es ¿qué tanto conozco la voluntad de Dios y sus demandas? Bueno, partimos del hecho bíblico que la voluntad de Dios es “buena, agradable y perfecta”.

Pero en el mismo pasaje donde aparece esta indiscutible definición, aparece la condición que consiste en presentar nuestros cuerpos “en sacrifico vivo, santo, agradable a Dios” (Romanos 12:1-2). Cuando toda mi vida le agrada a Dios no será difícil descubrir que mis oraciones están siendo hechas según la voluntad de Dios. Mis oraciones no deben tener ninguna inseguridad.

2. Peticiones sobre cualquier cosa que pidamos (vers. 15)

Esta declaración de la palabra pudiera verse como una especie de cheque en blanco para satisfacer todos nuestros deseos. Bien pudiera ser este uno de los textos que los llamados predicadores de la prosperidad usan para su lograr sus propósitos.

¿Pero será cierto que podemos pedir cualquier cosa a Dios y nos será dada? ¡Por supuesto que no! La respuesta de Dios no es independiente de nuestro estilo de vida. Una de las cosas que se ha puesto de moda son aquellos que dicen “declárelo y recíbalo”.

Sin embargo esta manera de orar merece tres observaciones. La primera es que yo no soy Dios para declarar lo que él tiene que darme. Segundo esta oración se basa en asuntos que vienen a satisfacer más los deseos de la carne que los del corazón y el alma.

Y tercero que esta oración no siempre esta precedida por una vida de santidad como condición para que nuestro Dios responda. Santiago nos recuerda que no recibimos lo que pedimos porque pedimos mal para gastar en nuestros deleites. Oremos y confiemos que Dios responderá.

3. Peticiones preventivas (vers. 16)

La oración sirve para todos los buenos propósitos. En este pasaje nos encontramos con una oración preventiva, dicha en uno de esos pasajes difíciles de toda la carta Se trata de una oración extraña para nosotros hoy (vers. 16b).

¿Qué estaría pensando Juan cuando escribió esto? ¿Por qué lo hizo en el contexto de la oración acerca de nuestra confianza en Dios? Bueno, lo primero que vemos acá es la importancia de orar por otros, y más específicamente cuando intercedemos por nuestros hermanos.

Aquí tenemos lo que pudiéramos llamar las “peticiones preventivas”. Necesitamos orar los unos por los otros, sobre todo porque no sabemos si hay hermanos que tienen serios problemas en su vida con el pecado. Que no pueden apartarse del todo de él sino que son arrastrados a cometerlos.

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