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Cinco niveles de abundancia

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Predicas cristianas predica de hoy: Cinco niveles de abundancia

Predicas cristianas lectura bíblica de hoy: Juan 6:5-14

Introducción

Resulta interesante observar que Dios no solo se interesa por nuestro bienestar espiritual, sino también por el físico y el financiero. La Biblia menciona 5 niveles de finanzas y nos muestra cómo encaminarnos hacia el mejor de ellos.

En este conocido y bien interesante texto bíblico de hoy, se nos muestran cinco niveles de finanzas:

1. NECESIDAD: 

“…¿De dónde compraremos pan para que estos coman?…” (vers. 56).

Jesús se da cuenta que la multitud que le ha seguido es enorme y necesita ser alimentada. Él sabe que ellos tienen hambre. Él no ignora lo que está sucediendo. Conoce perfectamente que así como les ha compartido la palabra que había sido pan para sus espíritus, ellos también necesitaban el pan físico que les alimentara el cuerpo. La necesidad era evidente.

El nivel de necesidad en nuestras finanzas nos muestra que siempre hace falta algo, que lo usual no es suficiente y que casi nunca hay de dónde echar mano. Entre los que seguían a Jesús hubo un momento de necesidad de alimentos para poder continuar al lado del maestro, dado que sería difícil proseguir con el estómago vacío. La necesidad no se podía negar, estaba ahí presente.

¿No le parece que así hay mucha gente hoy? Siempre están necesitados de algo; nunca tienen lo suficiente, y en ocasiones, lo suficiente tampoco alcanza. Este es el nivel de necesidad: Cuando nuestros recursos no logran cubrir todas nuestras expectativas y necesidades; cuando lo que tenemos es poco e insuficiente para todo lo que se requiere; cuando siempre queda un hueco que no se cubre, una factura que no se paga, un algo que nunca llega. Eso es vivir en necesidad.

En este nivel financiero, abunda el fiado, las deudas, la carencia, la miseria y todos sus derivados. En este el nivel lo más visibles son las necesidades de toda índole. Este es el nivel de los muchos interrogantes frente a tantas necesidades: ¿De dónde voy a sacar para tantos gastos? ¿Qué voy hacer para pagar tantas deudas? ¿Dónde voy a conseguir para esto que necesito? Dios mío, ¿Y ahora qué hago? ¿Cómo salgo de esto?

2. ESCASEZ:

“Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco” (vers. 7).

Lo que Felipe plantea es que los fondos con los que cuentan en ese momento no son suficientes para tratar de alimentar a tan enorme multitud. Reconoce que hay una necesidad, pero lo que ellos tienen no es suficiente. Haría falta una mayor “inyección de recursos” para poder cubrir esta gran necesidad. El nivel de escasez en nuestras finanzas nos dice que nuestros recursos no son lo suficientes para cubrir cada una de nuestras necesidades.

Fíjese que en este nivel hay una considerable suma de por medio (en este caso, doscientos denarios, una buena cantidad si se tiene en cuenta que un denario era lo que una persona ganaba por un día de trabajo en ese entonces), lo que sucede es que no es suficiente para cubrir las múltiples necesidades que afrontamos como personas y como familias.

El nivel de escasez es aquel en el que casi no podemos cubrir nuestras deudas y las necesidades de familia. Aquí abundan las compras de a poquito, de objeto en objeto. Es el nivel de los 3 vestidos, un sólo par de zapatos, ofrendas y diezmos casi inexistentes porque nunca alcanza. Es el nivel del “Yo si quisiera, pero, ¿De dónde? “No me alcanza” “después porque ahora no me quedó para más” ¿Le suena familiar?

3. SUFICIENCIA:

“Aquí está un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?” (vers. 9)

Para la gran multitud no era nada, pero para el muchachito dueño de los 5 panes y los 2 pececillos si era suficiente. El nivel de suficiencia es aquel en el que nuestros ingresos nos dan para comer, para que el negocio se mantenga, para vestirnos más o menos bien, pero no queda para pasear, para vacaciones y mucho menos, para sembrar considerablemente en la obra de Dios.

En este nivel se compra en los almacenes de regular calidad, en los graneros populares, se tienen 2 o 3 pares de zapatos, la ofrenda es más o menos buena y el diezmo no es tan abundante. Este es el nivel más promedio de todos los niveles.

4. ABUNDANCIA:

“Y comieron todos y se saciaron. . .” (Mateo 14:20).

“Y cuando se hubieron saciado dijo a sus discípulos: recoged los pedazos que sobraron para que no se pierda nada.” (Juan 12:12).

Ahora el panorama es distinto. Todos han comido. Todos se han saciado. Están llenos. Están satisfechos. Ya no hay necesidad de comida. Han recobrado las fuerzas y hay un gran suspiro de satisfacción. Este es el nivel de la abundancia: Cuando alcanzamos a cubrir todas nuestras necesidades, cuando podemos invertir y expandir nuestro negocio, sembrar en el Reino de Dios, bendecir a otras personas y aún podemos ahorrar.

En este nivel aquí en Colombia compramos en reconocidos almacenes como Los Éxitos, Los Viveros, los Ginos Pascallis, Los Arturo Calle, Los Carrefours, los Everfit, etc. Véase Proverbios 21:5; Juan 10:10; Salmo 23:5; Deuteronomio 30:9; 2 Corintios 9:8; proverbios 3:9-10; 1Timoteo 6:17; Jeremías 31:14.

5. SOBREABUNDANCIA:

“Recogieron, pues; y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido” (verss. 13).

Este es el mayor de todos los niveles económicos, y es cuando todas las cosas están a nuestro alcance en razón de nuestra solvencia financiera. Es el nivel donde podemos viajar a otros países de vacaciones, compramos acciones y bonos; invertimos en empresas prósperas y con futuro, adquirimos propiedades, y somos reconocidos socialmente. En este nivel a nuestra familia no le hace falta nada. Tenemos dos o tres carros, casas, finca, ganado, joyas, y más.

Véase Deuteronomio 28:11-12; Malaquías 3:10; Deuteronomio 8:17-18.

¿Quién no quiere llegar a este nivel en sus finanzas?

CONCLUSIÓN:

Dios quiere prosperarnos económica, física y espiritualmente. El Dios que llena nuestro espíritu también quiere bendecirnos en lo físico y en lo material.

¿Cómo lo hará?

Por medio de nuestra obediencia a su Palabra; por la eficiencia y calidad del trabajo que realicemos y las ganas que le pongamos a lo que hacemos, y por nuestra fidelidad a sus demandas.

Nada sucede al azar. La prosperidad es un resultado, no un fin; nuestra finalidad es Cristo y la:

“Supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza” (Efesios 1:19).

© Héctor Favio Ortega. Todos los derechos reservados.

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