Pues el corazón de los seres humanos sin Cristo siguen teniendo las mismas actitudes que los gentiles de Efeso; tan solo hay que mirar a nuestro alrededor y darnos cuentas de la enorme decadencia moral que nos rodea; no, usted no debe interpretar esto como un mensaje de personas que se escandalizan, sino verlo a luz de la autodestrucción en la que las personas están inmersas.
Así pues los cristianos de ese tiempo enfrentaban el enorme dilema de ser seguidores de Jesús y al mismo tiempo seguir siendo como el resto de las personas. Adoptaban las formas de la nueva religión; pero en sus vidas cotidianas eran igualmente paganos que el resto de las personas.
Sin embargo Pablo dice contundentemente: “Más vosotros no habéis aprendido así a Cristo” (vers. 20) aquí se marca la diferencia y el desafío; los cristianos no debemos, ni podemos seguir actuando en la vida como lo hemos hecho antes de convertirnos al Señor; somos llamados a dejar las viejas formas de vida y de adoptar nuevos patrones de conducta (vers. 22).
Pablo dice “Despojaos del viejo hombre que está viciado...” la Biblia Latinoamérica termina este mismo versículo de la siguiente manera: “…cuyos deseos engañosos lo llevan a su propia destrucción” (vers. 22 BLA). El primer paso para cambiar de identidad, para ser transformado es Romper radicalmente con conductas del pasado que son contrarias a Dios y a largo plazo dañinas para nosotros.
Debemos hacer una profunda y honesta evaluación de nuestra vida e identificar esas actividades que no honran a Dios y que nos dañan espiritualmente, impidiéndonos crecer como Él quiere que lo hagamos.
Una vez identificado esto debemos tomar la firme decisión de quitarla de nuestra vida. Una vez leí un artículo titulado “Amputación radical” en este, el autor exhortaba a renunciar de manera radical a aquello que te causaba problemas; su base bíblica era Marcos 9: 43- 47 en donde Jesús dice que si algo de ti te es causa de caer, córtalo, quítalo, antes de que esto te aleje más de Dios.
Amputar radicalmente puede muy extremo, pero hay cientos de personas que han reconocido su debilidad y han tomado valientemente la decisión de despojarse de esas conductas para ser cambiados a la imagen de Jesús.
Muy seguramente tenemos que renunciar a algo o alguien que nos mantiene atados al pasado. Hoy en día todavía hay muchos cristianos y lo digo con tristeza muchos cristianos que son salvos por la gracia de Dios; pero que no están siendo transformados (santificados) por que aún mantienen a su viejo hombre en un lugar preferencial de su corazón.
Dios quiere que usted crezca espiritualmente; pero no podrá hacerlo si no cambia de conducta ante Dios; despójese del viejo hombre, despójese del peso de pecado que le asedia y solo entonces empezará a ser cambiado de identidad. Quiere una vida diferente; Albert Einstein dijo: “Si quieres que algo diferente ocurra, intenta hacer algo diferente”
II. Cambiando de identidad renovamos nuestra forma de pensar (vers. 23)
“y renovaos en el espíritu de vuestra mente”
Salomón nos dice: “Porque cual es su pensamiento en su corazón tal es él” (Provervios 23: 7) además dice: “Tengan cuidado de cómo piensan; la vida es modelada por sus pensamientos” (Provervios 4: 23 PAR) en solo estos dos versículos podemos ver la importancia de nuestra mente.
Pues en ella radica lo que en realidad somos; nuestra conducta, actividad y actitud son el fruto de lo que pensamos; un antiguo dicho en computadoras decía así: “Basura entra, basura sale”. Si usted piensa mal, actúa mal, siente mal, y tiene malos resultados en su vida.
Hace un momento decía que Pablo describe a las personas sin Cristo como personas con el entendimiento entenebrecido (vers. 18); esto es que sus pensamientos se extravían en vanos razonamientos que únicamente los aleja más y más de Dios y su propósitos; desafortunadamente esto no solo pasa en los no creyentes, sino también entre los creyentes en Cristo, debido a que no han puesto en practica el segundo paso para cambiar de identidad: Cambiar su manera de pensar.