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La misericordia infinita de Dios

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“…Y Jehová Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de pieles, y los vistió…”  Génesis 3:21

Dios como nuestro Creador mantiene la promesa de proteger a Su creación.

A pesar de nuestra condición de pecadores y cómo nos sentimos solos al dar la espalda a Dios cuando pecamos. Si nuestro corazón le pertenece a Jesús, Él no nos desamparará y cumplirá Su promesa de que “todo obra para bien para aquellos que en Mi perseveran”.

Al final se glorificará en nosotros por su misericordia.

Si miramos el contexto de este pasaje, nos damos cuenta de que esto sucede al ellos desobedecer a Jehová y encontrarse a sí mismos desnudos. Luego de que el Señor les dijo lo que les iba a suceder; que Adán tendría que cultivar la tierra con sudor, Eva iba a dar a luz con dolor y la serpiente se iba a arrastrar. Entonces es que entra este versículo donde vemos la compasión y la misericordia de Dios.

¿Aún como cristiano, alguna vez te has sentido sólo y desamparado? ¿Has sentido la sensación de desesperanza luego de caer en tentación o pecado? Un buen ejemplo bíblico para esta sensación fue cuando Pedro negó a Jesús luego de que fue apresado aun con las advertencias que El Señor le dio de que lo iba a hacer antes de que cantara el gallo.  Lo que nos trae otra enseñanza que una vez que El Señor dice que algo va a suceder nada lo puede cambiar. ¿Se acuerdan del sentimiento de Pedro en ese momento? Mateo 26: 75 Mr 14: 66-72; Lc. 22: 55-62; Jn. 18: 15-18,25-27 Varias veces en la Biblia encontramos personajes que flaquean y caen en su debilidad carnal. Desde Adán en el huerto vemos vez tras vez como se repite un patrón de hombres creyentes, comprometidos con Dios que flaquean y caen. Pero aun así Dios los acoge en su regazo y tiene provisión de ellos. Y vemos un patrón:

Primero, la tentación viene y el hombre claudica desobedeciendo al mandato de Dios. Lo vemos en Eva, Adán, Caín, Moisés, David. En el nuevo testamento en Pedro.

Segundo, viene una pregunta Gn 3.9; 4.9

Tercero, un castigo por la falta cometida 3.14-19; 4.11-12 Deut 4:21 En el nuevo testamento con Pedro su castigo fue la sensación de amargura y culpa que tuvo.

Y Cuarto un gesto misericordioso del Señor devolviendo esperanza. Gn 3.21; 4.15 ¿Han oído el relato famoso de las huellas en la arena que muchas veces aparece en los marcadores de libros, llaveros, etc.? Alguien está caminando por la vida con Jesús y aparecen dos parejas de huellas, las de Jesús y las de la persona, pero en los momentos de dolor sólo aparece unas huellas. Entonces la persona un poco confusa le pregunta a Jesús que ¿Cómo es que cuando hay más dolor y mas necesidad lo dejaba sólo por que aparecían sólo un par de huellas? A lo que Jesús contesta que sólo aparecen un par de huellas porque en ese momento difícil de dificultad en el cual nos sentimos solos, desamparados, tristes, adoloridos. En ese momento, mi hijo, es que yo te cargo en mis brazos para llevarte en ese momento.

En momentos de dificultad el Señor te guarda porque es Su promesa como dice en Romanos 8:28 “Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”

Luego podemos pensar que todo está en plan eterno de nuestro Dios para que maduremos y nos hagamos aptos para poder dar a otros del amor y misericordia que Él nos da.  Nos hace pasar por estos momentos difíciles para edificar y fortalecer nuestra fe y que miremos hacia el monte alto para buscarlo. Y que al fin y al cabo nos demos cuenta que nunca nos desamparó y que siempre estuvo con nosotros en esos momentos de dificultad.

En Dt 30: 15-20

“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.”

[fundidos para sacar las impurezas]

Por último tenemos la certeza en la palabra en Romanos 8: 38-39 de que nada nos puede separar de Su amor.

“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.”

Por lo tanto no debemos temer, porque el temor nos aparta del amor de Dios. Simplemente tengamos y vivamos la convicción de la Providencia divina y no nos dejemos caer.  Porque en los momentos en que Dios permite que caigamos y nos sentimos desamparados del amor de Dios, en realidad el Señor está ahí, omnipresente y omnisciente conociendo nuestro dolor y pesar. Pero con la recompensa de Su amor al final.  Sólo debemos cruzar el desierto para ver Su Misericordia. Y los dejo con La Promesa del Dios Viviente en Deuteronomio 31:6 “¡Esforzaos y cobrad ánimo! No temáis ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová, tu Dios, es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.”

Dios añada en sus corazones lo que en El sea menester y los Bendiga por siempre.

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