Dios es mas grande que nuestros temores | Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Biblica: Isaías 43:1-9
Introducción
Cuando Isaías escribió estas palabras, el pueblo de Dios se encontraba cautivo en Babilonia. Su ciudad estaba destruida, y solo quedaban ruinas, desorden y desesperanza. Hombres y mujeres fueron asesinados, esposos vieron a sus esposas ser ultrajadas, padres fueron separados de sus hijos. El pueblo estaba roto en cuerpo y alma, con sueños destruidos, fuerzas agotadas y un futuro incierto.
En medio de esa angustia, el Salmista expresó su dolor en el Salmo 137:
“Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos y aun llorábamos, acordándonos de Sion.” (Salmo 137:1).
Dios habló en medio de esa aflicción y le recordó a Su pueblo una verdad eterna: Él es más grande que sus circunstancias. Él es más grande que sus enemigos. Él es más grande que nuestros temores.
Este mensaje sigue vigente hoy. Vivimos en un mundo de incertidumbre, donde la ansiedad y el miedo consumen nuestra paz. Cada día enfrentamos situaciones que nos hacen dudar, sentirnos frágiles y sin dirección. Pero la Palabra de Dios sigue resonando con poder:
“No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.” (Isaías 43:1).
Dios nos da cuatro razones fundamentales por las cuales nuestros temores no deben gobernarnos.
I. Porque Somos Hechura Especial de Dios y No de Nuestros Temores (vers. 1)
La primera razón para no dejarnos dominar por nuestros temores es que somos la obra maestra de Dios. Él no nos hizo por casualidad ni por accidente. Fuimos moldeados por Sus manos y formados con propósito.
En Isaías 43:1, la palabra hebrea usada para “formador” es יָצַר (yatsar), que significa “dar forma con intención”, como lo hace un alfarero con su arcilla. Este mismo término aparece en Génesis 2:7, cuando Dios formó al hombre del polvo de la tierra.
No solo fuimos formados, sino también redimidos. La palabra hebrea para “redimí” es גָּאַל (ga’al), que significa rescatar o liberar, especialmente cuando un familiar pagaba el precio para redimir a otro. Esto nos recuerda que Dios nos ha comprado con Su amor y nos ha hecho Suyos.
Si Dios nos creó y nos redimió, no podemos permitir que nuestros temores definan nuestra identidad. No somos el producto de nuestras dudas ni de nuestras inseguridades. Dios nos ha llamado por nuestro nombre y nos ha dado un propósito eterno.
II. Porque Dios Está con Nosotros en Medio de Nuestros Temores y Pruebas (vers. 2)
El miedo se alimenta de la incertidumbre, pero Dios nos recuerda que, sin importar lo que enfrentemos, Él está con nosotros.
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.”
Dios no promete que nunca enfrentaremos dificultades, pero sí nos asegura que nunca estaremos solos en ellas.
Cuando la prueba llega, nuestros temores nos hacen creer que Dios nos ha abandonado, pero Su promesa es firme: Él camina con nosotros en medio del fuego y de las aguas profundas.
No importa si enfrentas una crisis familiar, una enfermedad, problemas financieros o soledad. Dios está allí. Su presencia es suficiente para sostenernos.
Si Dios está con nosotros en medio de la tormenta, nuestros temores no tienen poder sobre nuestro destino.
III. Porque Somos Objetos del Amor de Dios y No de Nuestros Temores (vers. 4)
El amor de Dios es eterno y firme. No se apaga con el tiempo ni cambia con nuestras debilidades.
“Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos.” (Cantares 8:7).
En Oseas 11, vemos el amor de Dios por un pueblo rebelde que constantemente lo abandonaba. Aun así, Dios declara:
“Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.” (Oseas 11:1).
Dios nos ha prometido en Romanos 8:38-39 que nada podrá separarnos de Su amor, ni la muerte, ni la vida, ni lo alto ni lo profundo. Su amor no cambia, no falla y no se apaga.
Si Dios nos ama de esta manera, nuestros temores no tienen derecho a ocupar el lugar de Su amor en nuestro corazón.
IV. Porque Dios Remueve Todo Obstáculo y Vence Nuestros Temores (vers. 9)
Los problemas parecen insuperables cuando nuestros temores nos dominan. Pero Dios nos recuerda que ningún obstáculo es demasiado grande para Él.
“He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” (Isaías 43:19).
El desierto parece un lugar de muerte, pero Dios lo convierte en un lugar de provisión.
Si sientes que tu vida está estancada, que no hay salida, que los muros son demasiado altos, recuerda que Dios abre caminos donde no los hay.
Dios no solo nos acompaña en la prueba, sino que nos lleva a la victoria.
Cuando ponemos nuestra fe en Dios, nuestros temores pierden su poder sobre nosotros.
Conclusión
Un Llamado a Confiar en Dios y No en Nuestros Temores
Dios nos ha dado razones firmes para no temer. Somos obra de Sus manos, Él nos acompaña en cada prueba, nos ama con amor eterno y no hay obstáculo que pueda resistir Su poder.
Pero la pregunta sigue en pie: ¿Permitiremos que nuestros temores nos paralicen o caminaremos en fe?
El miedo es una prisión que nos roba la paz y nos hace olvidar quién es Dios. Pero hoy, Dios nos llama a confiar en Él. Su amor echa fuera el temor. Su presencia nos da seguridad. Su poder nos sostiene en todo momento.
No podemos seguir viviendo dominados por el miedo. Dios nos llama a dar un paso de fe, a entregar nuestras preocupaciones en Sus manos y a confiar en que Él es más grande que cualquier circunstancia.
Dios nos dice: “No temas, porque yo estoy contigo.” Es tiempo de vivir en fe y vencer nuestros temores con Su verdad.
© Juan Antonio Amparo. Todos los derechos reservados.