Se sabe que algunos hombres no tendrían muchos problemas si no oyen palabras románticas para tener una intimidad con su pareja. De hecho hay algunos que ni siquiera creen en eso. Pero no es así con la mujer.
El galanteo, más que el criticar, prepara a la mujer para una respuesta positiva. Se dice que la intimidad puede crecer solo cuando existe un lugar seguro. Las palabras románticas pudieran quitar la máscara que muchas veces nos ponemos para cubrir nuestros complejos. La intimidad tiene que aflojar mi ortodoxia y mi religiosidad.
IV. LA CANCIÓN DEL MATRIMONIO DEBE SER ENTONADA CON PALABRAS APASIONADAS
a. Palabras sin censuras.
Cualquiera que lee este libro sin tomar en cuenta que es un poema de amor entre un hombre y una mujer, pudiera ruborizarse y hasta ver palabras que a su juicio debieran ser censuras o clasificadas como solo para adultos. Pero el libro de Cantares es un libro tan inspirado como lo es otro. Me gusta lo que alguien ha dicho a este respecto: “No debemos avergonzarnos en hablar lo que Dios no se ha avergonzado en crear”.
El pecado ha hecho tanto daño que podemos ver todo feo, aun en aquello que tiene la aprobación divina. En 2:8-14, Salomón y su sulamita hablan de la experiencia de su luna de miel y la importancia que tienen las palabras con las que se han entregado. Y es que las palabras definitivamente hacen la diferencia en una relación.
b. ¿Qué diría usted de estas palabras?
“¡Oh, si él me besara con los besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino… hallé luego al que ama mi alma; lo así, y no lo dejé… venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta… yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama… ¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía!… Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; miel y leche hay debajo de tu lengua; y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano… su paladar, dulcísimo, y todo él codiciable. Tal es mi amado, tal es mi amigo…”.
Hay en estas palabras un torrente de pasión. No hay desperdicio ni cohibición para decirse las cosas. El matrimonio no tiene por qué ser una rutina. Dios nos hizo con pasión y así debemos manifestarnos. La unión matrimonial es el mejor canal para drenar el amor entre los dos.
CONCLUSIÓN:
¿Cuál es la canción del matrimonio? No me refiero a esas que los poetas y músicos le hayan compuesto. Es aquella cuya letra está saturada de palabras que van y vienen entre los cónyuges. Palabras de intimidad que solo se expresan entre los cónyuges.
Palabras de afirmación positiva que resaltan más las cualidades y virtudes que los defectos y los errores. Y sobre todo, palabras apasionas con las que expresamos nuestra sexualidad en el recinto de esa relación exclusiva.
Así tenemos que Salomón, quien tuvo a su sulamita como su esposa legítima, nos deja en este cántico, la canción que debe ser entonada en el matrimonio. Su llamado es a vivir la experiencia del matrimonio en plenitud, sabiendo que todo lo que Dios ha hecho para lograr ese fin, debe ser aceptado.
Vivamos por siempre la realidad de Cantares 8:6: “Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte el amor…”.
Que Dios nos bendiga para vivir esta canción hasta el final de nuestras vidas.
© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.