Predicas Cristianas – Predicaciones Cristianas
Fue hace poco que decidí incluir este artículo en este sitio web debido a un debate que sostuvo algunos días atrás con ciertos fundamentalistas. El tema de los milagros bien pudiera ser común para muchos, pero sé que a pesar de tantas experiencias que pudieran recogerse, siempre habrá uno que otro que discrepe de ello.
En la actualidad muchos grupos que se autodenominan “cristianos” no creen en ellos, y hasta de creen “evangélicos” pero niegan el poder o la acción de Dios sobre situaciones donde evidentemente necesitamos que actúe.
Particularmente pienso que se debe a una mala concepción del cristianismo histórico. Los grupos evangélicos que no creen en milagros sencillamente viven un evangelio limitado, al margen de los estudios bíblicos que se puedan exponer en una iglesia sin ir más allá. Las sectas, por su parte, nunca reconocerán los milagros bien sea por ir en contra de todo un complejo esquema doctrinario donde el Espíritu Santo no es más que una fuerza activa, o sencillamente porque creen la Escritura en parte, tomando de ella lo que sólo les interesa.
Considerando de antemano estos factores, procedemos a adentrarnos un poco en el tema:
¿Qué son los milagros?
Según el Diccionario Ilustrado de la Biblia de Editorial Caribe, un milagro es “Cualquier acto del poder divino, superior al orden natural y a las fuerzas humanas.”
A través de toda la Biblia Dios ha manifestado su poder para alterar el orden natural de las cosas, bien sea creando de donde no había nada o recreando desde algo ya determinado. Y hemos visto en las Escrituras relatos de un mar que se abrió en dos por un espacio de tiempo específico, o muertos resucitando, ciegos que recuperan la vista y más. Todo el antiguo testamento está lleno de milagros.
Ahora bien, en el Nuevo Testamento la situación no cambia, y en un período de tiempo mucho menor al que abarca el A.T. los milagros suelen sucederse mucho más rápido. En el ministerio de Jesús y sus apóstoles los milagros son frecuentes, ¿por qué? Porque la acción o ministerio del Espíritu Santo juega un papel preponderante en todo esto, de tal manera que aún continuamos bajo su Ministerio.
¿Cuál es el sentido de los milagros?
Muchas personas yerran al tratar de conocer el sentido de los milagros. Tienen una percepción muy equivocada sobre el tema, y por ende, todo lo que escriban acerca de ello tendrá una imagen limitada en el mejor de los casos, o distorsionada en el peor. Hace algunos días un testigo de Jehová me refirió que los milagros eran para dar a conocer el mensaje de Dios, para que los incrédulos supieran que verdaderamente el mensaje de Dios era cierto y real, y que el Señor necesitaba apoyar las predicaciones mediante la acción de hechos sobrenaturales como ocurrió con la iglesia primitiva, pero que ya eso no se necesita porque el fundamento está hecho, y que los milagros de hoy en día son la predicación de las buenas nuevas.
Es triste saber que no son sólo los sectarios quienes piensan así, pues hay grupos que se denominan evangélicos que siguen esa misma idea, con muy pocas variaciones claro está, pero que piensan de Dios que ya no es el mismo, o que ha dejado de tener esa cercanía poderosa con su pueblo. No, Dios no es así. Dios es Soberano, Inmutable, Todopoderoso e increíblemente amante de un pueblo que se caracteriza por se infiel.
Los milagros producen asombro en espectadores (Mc 2.12; 4.41; 6.51; 7.37; cf. Hch 3.10, 11), además de ser «señales» de algo más importante oculto detrás de ellos mismos (Is 7.11; cf. Mt 16.3). Testifican del poder dado a la persona que los realiza (Mc 6.20; Hch 14.3). Los judíos demandaron señal de Jesús (Jn 2.18; cf. Mt 12.38). Pero una «señal» no es necesariamente un milagro; por ejemplo, el anuncio de los ángeles a los pastores tocante al nacimiento de Jesús incluyó una señal no milagrosa (Lc 2.12; cf. Éx 3.12). Otra característica de esta palabra es su unión frecuente con la palabra «prodigio», tanto en el Antiguo Testamento como en Nuevo Testamento (Éx 7.3; 11.9; Dt 4.34; Neh 9.10; Sal 78.43; Jn 4.48; Hch 2.22; 4.30; 2 Co 12.12).
Según Nelson en su Diccionario Ilustrado de la Biblia, “Para entender los milagros es necesario distinguir entre la constante providencia soberana de Dios y sus actos extraordinarios. La fe en los milagros debe armonizarse con el contexto de un mundo completo, en el que toda la creación continuamente depende de la actividad sustentadora de Dios y está sujeta a su voluntad soberana (Col 1.16, 17). Las “leyes naturales” derivan del conocimiento del universo en el que Dios siempre trabaja.
Algunos filósofos y teólogos sostienen que los milagros son incompatibles con la naturaleza y los propósitos de Dios. Razonan que Dios es el alfa y la omega, conocedor de todas las cosas desde el principio hasta el fin de las mismas. Él es el inmutable por excelencia, y su inmutabilidad misma chocaría con una intervención eventual en el orden de la naturaleza. Esta objeción, fundada en el carácter de Dios, proviene de la incomprensión de su existencia como un ser viviente y personal. Su inmutabilidad no es la de una fuerza impersonal, sino la fidelidad de una persona. Su voluntad soberana creó criaturas responsables con las que se relaciona fielmente.
Los milagros están íntimamente relacionados con la fe de los espectadores, los afectados directamente (Éx 14.31) y la de quienes habrán de oírlos o leerlos posteriormente (Jn 20.30, 31).”
De tal modo, Dios sigue apoyando su Palabra mediante obras portentosas causando sorpresa y asombro, demostrando que existe y que es real el mensaje del evangelio. Dios es inmutable, no cambia con el tiempo, y si decide por amor a su pueblo o sujeción a su propia palabra realizar una sanidad milagrosa, lo hará, pues nunca ha prometido que dejará de hacerlo.
Clasificación de los Milagros
Según Nelson en su diccionario, hay muchas clases de milagros, y si hay que hacer una clasificación se recomienda la siguiente: 1. La encarnación de Cristo: el milagro central del cristianismo. 2. Milagro de fertilidad: por ejemplo, la conversión del agua en vino en las bodas de Caná de Galilea. Este milagro proclama que el Dios de la naturaleza está presente. Hace caer la lluvia, produce las uvas y hace el vino todos los años como parte del proceso normal de la fertilidad; pero Cristo, el Dios encarnado, en una sola ocasión acorta el proceso natural y hace el vino en un instante (Jn 2.1–12). 3. Milagro de sanidad: estos revelan que en Cristo se personifica el poder que estaba siempre detrás de todas las curaciones (véase arriba). 4. Milagro de destrucción: de esta clase solo se registra uno entre los milagros de Jesús: la maldición de la higuera. 5. Milagro de dominio sobre las fuerzas naturales: por ejemplo, la tempestad calmada (Mt 8.24–26). 6. Milagro de transformación total: revelan el poder de Dios sobre la muerte. La resurrección de Lázaro y especialmente la de Jesús corresponden a este grupo (Jn 11.44; Mt 28.6, 9; Lc 24.34). El milagro de la Resurrección corporal es medular en la fe y esperanza cristianas (1 Co 15.12ss).
Entonces, ¿pueden aplicarse para el día de hoy?
HERMANOS YO NECESITO UN TESTIMONIO DE UN MILAGRO CON PRUEBAS PORQUE EN LA IGLESIA A DONDE YO VOY NO CREEN QUE DIOS HACE MILAGROS COMO ANTES POR EJEMPLO HABLAR EN LENGUAS HUMANAS Y UN HERMANO NOS CONTÓ DE UN MILAGRO ASÍ PERO NO RECUERDO EL NOMBRE DEL HERMANO NI CUANDO FUE U OTRO MILAGRO PARA MOSTRARLES QUE DIOS SI OBRA MILAGROS AÚN MUCHAS GRACIAS.