El árbol de la vida

El árbol prohibido era su continua advertencia para mantenerse en comunión con él en lugar de tener comunión con lo prohibido. La historia ya la sabemos. El hombre prefirió separarse de esa exclusiva comunión con Dios y optar por una separación de él.

Desde entonces no es lo mismo saber que “con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra” que haber comido para siempre lo que Dios ya había cultivado.

La separación que produjo la desobediencia trajo como consecuencia la muerte en el hombre; muerte espiritual y después muerte física. En consecuencia si Adán hubiera comido después del árbol de la vida seguiría con vida hasta ahora.

III. EL ÁRBOL DE LA VIDA TIPIFICA LA RESTAURACIÓN COMPLETA FRENTE A LA DESTRUCCIÓN DEL PECADO

a. Restaurando la comunión perdida (Apocalipsis 22:14).

Dios puso el “árbol de a vida” en el huerto del Edén y ahora lo vemos en el cielo para recordarnos que esa es la real vida a la que hemos sido llamados. Observe la sabiduría y los planes divinos.

En medio del paraíso Dios puso dos árboles que representaban la vida y la muerte. El uno conduciría al hombre a su más completa desgracia, su más depravada vida, su más corrupta naturaleza y el más vil destino que trajo el pecado incitado por Satanás. Pero el “árbol de la vida” representa la restauración de lo que hizo el pecado en él.

Por supuesto que el hombre quiso tener acceso inmediato a ese árbol después que pecó, pero Dios no lo permitió. El hombre tenía que vivir las consecuencias de haber comido el fruto prohibido.

La sentencia divina se cumplió porque desde entonces el hombre conoció la muerte espiritual y la física que no conocía. Ahora aparece ese mismo árbol de la vida en el cielo y los que lavamos nuestras ropas con la sangre del Cordero tenemos derecho a él y entrada a la ciudad. Eso habla de la restauración final a la que el hombre ha sido llamado.

b. Cristo restaura lo que se perdió (Romanos 5:12, 17).

El árbol de la vida nos asegura que todo lo que perdimos por el pecado de Adán, lo hemos recuperado en la muerte de Cristo. Si el primer Adán fracasó, el segundo representado en la persona de Cristo vino para traernos de regreso al Edén.

Ahora en Cristo tenemos la esperanza de un paraíso lleno de gozo con el río de la vida que fluye a través de él. Allí en el nuevo Edén podemos ver el árbol de la vida en medio de él dando su fruto inmortal. ¡Que hermoso es este cuadro!

El mismo Dios de gracia que puso a Adán en el viejo Edén, lo vemos ahora al final de los tiempos invitando a los hombres a tomar del “árbol de la vida” para ser sanados, pero a su vez para ser parte del nuevo Edén.

Considere que en tal lugar ya Satanás no estará presente por si se diera alguna rebelión, pero tampoco allí habrá más maldición. Categóricamente Jesús vino con un plan restaurador.

Así lo dijo: “…Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido…” (Lucas 19:10). Si el árbol de la vida tipifica a Cristo, su tarea por excelencia será restaurar la comunión perdida.

7 comentarios en «El árbol de la vida»

    • Gracias mi hermano pastor por tus finos comentarios acerca de este sermón. Que Dios te use en el ministerio de la extensión de esta palabra preciosa.

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    • Gracias mi hermano pastor por tus finos comentarios acerca de este sermón. Que Dios te use en el ministerio de la extensión de esta palabra preciosa. Lo hacemos para la gloria de su nombre.

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  1. ellos NO comían del árbol de la vida, GÉNESIS 2:22
    Nota: Me gusto tu estudio con respecto al árbol de la vida. Dios te Bendiga y te Siga dando Mas sabiduría y revelación de lo alto.

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