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Una casa para Dios

Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: Una casa para Dios

Predicaciones Cristianas Texto Bíblico: Hageo 1: 7-8; Hechos 15: 16

Introducción:

El enemigo trata de habitar el corazón, que es la casa de la gente, y tratará que el hombre, de alguna forma, le otorgue autoridad para entrar a su vida y de esa manera poder oprimirlo.

1. Las tres casas de Dios

A lo largo de la historia Dios tuvo tres casas, pero dijo que volvería a construir el templo de David, la casa de su nostalgia, la casa qué me hizo David, porque en esa casa yo tuve los recuerdos más lindos, y yo quiero reedificar esa casa.

La primera casa qué hizo fue el tabernáculo de Moisés, qué lo hizo con el pueblo de Dios en el desierto, era enorme, tenían determinados diagramas y tenía un lugar donde era el lugar Santísimo.

En el lugar Santísimo había un velo, qué se dividía en tres lugares, solamente el sacerdote una vez por año, entraba detrás de esa cortina, y ofrecía un sacrificio a Dios, el pueblo se tenía qué quedar en el lugar Santo, y otras personas se tenían qué quedar en el atrio, el sacerdote tenia qué tener una característica, entraba con campanitas y si estaba en pecado Dios lo mataba porque Dios mismo vivía ahí.

La segunda casa era el templo de Salomón, qué costó quinientos billones de dólares, había una puerta toda de oro, y las cosas más lujosas estaban en la casa qué le hizo Salomón, tenía un velo y una vez por año el sacerdote entraba y ofrecía un sacrificio a Dios, Dios dice qué va a reedificar la casa, pero no quiere la de Moisés, la de Salomón, quiere la choza de David.

La casa de David era cuatro postes y una tela nada más, pero no había lugar santísimo, porque cualquiera podía entrar a ver a Dios.

Dios nunca quiso tener intermediarios, Dios quiere que tu entres directamente a experimentarlo a Él, no hace falta intermediarios, Dios dice a mí me gusta la gente qué se acerca directamente a mí, tú tienes qué entrar a hablar directamente con Él.

Adoración las veinticuatro horas del día

En la casa de David había adoración las veinticuatro horas del día, en la de Moisés y Salomón había ritos programados, David puso adoradores las veinticuatro horas del día, y los trescientos sesenta y cinco días del año, por treinta y seis años, por eso a Dios le gustaba, porque siempre había gente con las manos hacia arriba sosteniendo el cielo en alto.

Porque a Dios le gusta él qué está conectado con EL todo el día, siempre había adoradores, no solo en una reunión sino durante todo el día, durante treinta y seis años los cielos estuvieron abiertos sobre Israel, por una choza donde Papá fue a vivir, porque ahí había gente qué le amaba de todo corazón, vea usted, cuando una persona experimenta un choque violento con Dios la persona se hace adicta, y cada vez quieres experimentar más de Dios.

David decía mejor es un día en tu casa que mil fuera de ellos, decía: Señor tu me has enamorado, me has cautivado, y lo único qué anhelo es tener más de ti, David buscaba con hambre y sudor la presencia de Dios, está palabra es para aquellos que son buscadores del Señor, es para los qué tienen hambre del Señor.

David recupera el arca qué era una caja llamada la Presencia de Dios, pero esa caja pesaba porque era de oro, David la pone sobre la carreta y los bueyes se ponen a andar, cargando la presencia y mientras van caminando va un hombre llamado Pérez-Uza que significa: Fuerza, el pone las manos toca el arca y se muere.

David no sabía cómo hacer para llevar la presencia de Dios que era muy pesada, como llevo el arca a Jerusalén, y empezaron a investigar el antiguo testamento y descubrieron qué decía el arca de la presencia tendrá qué ser puesta sobre los hombros de los adoradores, vea usted, un adorador es alguien qué tiene hambre por la presencia de Dios.

La Gloria de Dios es pesada, mataban un animal y volvían a cargar pero no podían llevarla así durante dieciséis kilómetros, pero lo hicieron y así llegaron a Jerusalén, porque a la Presencia de Dios hay qué transpirarla, aunque haga cuarenta grados de calor yo voy a buscar de ti Señor y porque estás transpirado dice el Señor, yo te daré de mí dice el Señor, te daré mi Gloria con Poder y habitaré tu casa por mil generaciones.

David era el portero de la choza de la casa de Dios, la llave es tener hambre por El, lo qué abre la puerta para qué Dios venga, cuando tu tengas la llave serás portero de tu vida, y la llave se llama hambre qué transpira, ganas, pasión, deseo ardiente porque un día lo conociste y no te podes olvidar nunca más quien es El para tu vida.

2. La tercera casa eres tú

¿Por qué? Porque tú eres el portero de tu propia casa, El te está esperando porque Él quiere, El extraña, El ama esa casa, si alguno abre la puerta yo entraré en él y cenaré con él y él conmigo, y todo lo que hagas será maravilloso.

Cuando yo sea su casa, El me dará su casa, Dios le dijo a Hageo ustedes están haciendo su casa, en vez de hacer mi casa y hacen su casa material primero en vez de ser una casa espiritual.

Por eso hacen, hacen, hacen y no pasa nada, siembran y no cosechan, porque están haciendo su casa, y yo primero quiero qué hagan mi casa, porque si ustedes son mi casa yo les daré su casa, Iglesia, yo te profetizo que tendrás tu casa material, porque si tu llenas la casa espiritual de Dios, si yo soy la semilla de Él, mi semilla producirá mi casa.

El te dice: Haré temblar todas las naciones cuando hagan mi casa y las riquezas vendrán a mi casa, amados las riquezas vendrán a ti y tendrás tu casa, tu coche, tu bendición, porque Dios va a Glorificar esa choza qué no tiene velo, qué adora la gente veinticuatro horas, qué transpiran por Él porque han sido tocados por Él.

Estamos transpirando porque te anhelamos, te amamos Jesús, hoy levantamos nuestras manos al cielo y te invitamos a morar en nuestras vidas, porque no es tiempo más de intermediarios dice el Señor, es tiempo de los qué cargan con mi Presencia, Mi Gloria pesada no viene sobre los qué buscan facilidades y comodidades.

Jesús les dijo a los Apóstoles quédense en el aposento y vendrá sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en todos lados, y esos ciento veinte se juntaron en una casa esperando la visitación del Padre, en esa casa estuvieron diez días encerrados, orando, abriendo su vida, diez días sin ver nada.

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