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El milagro diario

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Predicas Cristianas Predica de Hoy: El milagro diario

Predicas Cristianas Lectura Bíblica de Hoy: Juan 11:1-45

Introducción

Hoy vamos a enfocar nuestro estudio bíblico en uno de los milagros de nuestro Señor Jesucristo. En la predicación de hoy vamos a examinar el milagro que yo considero es el más significativo de todos los milagros hecho por el Señor, ya que este milagro claramente nos revela Su autoridad u poder sobre todas las cosas.

Y este milagro es uno que sucede a diario, pero muchos cristianos ni se dan cuenta que ha sucedido, y continúa sucediendo día tras día y hora tras hora.

La razón principal por la que la mayoría de los cristianos no se dan cuenta del milagro diario, es porque todos nosotros tenemos un concepto muy diferente de lo que es un milagro.

Estoy seguro que si le preguntara a cada uno ¿qué es un milagro?, todos los describirían de diferentes maneras. Y es por eso que deseo que examinemos el milagro diario, que con frecuencia es ignorado por muchos, o que quizá no es comprendido.

La lectura de la palabra de Dios para el estudio bíblico de hoy es un poco extensa, así que porque el tiempo que compartimos es limitado no la estaré leyendo en su totalidad, sino más bien leeremos los versículos claves que nos demostrara lo que debemos entender.

Pero como acostumbro a decir, no se olviden de leer todos los versículos en su tiempo de meditación. Pasemos ahora a la palabra de Dios, y abramos nuestras biblias a Juan 11.

El milagro diario

Como digo siempre, es necesario conocer un poco de historia para poder obtener un mejor entendimiento de lo que está aconteciendo.

Cuando leemos los versículos del 1 al 16 vemos que Juan está haciendo exactamente lo mismo que hacemos nosotros aquí. Él nos está dando un poco de historia acerca de Lázaro, su familia, y la relación que existía entre ellos y Jesús.

Vemos que nos demuestra que entre ellos existía una relación muy personal y que se amaban los unos a los otros. Con esto en mente continuemos estudiando lo que aconteció.

En estos versículos tenemos una cosa muy significativa. Aquí vemos que cuando Lázaro cayó enfermo, cuando Lázaro estaba en su cama de muerte, Marta hizo un clamor a Jesús. Ella envió a una persona que fuese a Jesús y le contara lo que estaba pasando.

En realidad lo que ella estaba haciendo era tratando de que Jesús regresará a Betania para que se despidiese de Lázaro quien iba a morir.

Aunque ella había escuchado las palabras de Jesús, aunque ella había recibido Sus enseñanzas, ella no tenía un conocimiento exacto de Su gloria y Poder. Entonces, cuando Jesús recibió la noticia vemos que Él hizo algo que a muchos le lució como una cosa mal hecha.

La Palabra de Dios nos dice:

Juan 11:4-6Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. 5 Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. 6 Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.

Aquí no solamente tenemos una confirmación de la relación que existía entre Jesús y la familia de Lázaro, sino también una pequeña pista de lo que iba a acontecer.

Les digo que a muchos no les pareció bien las acciones de Jesús (vers. 37), que lo vieron como algo feo o malo y la razón fue porque ninguno tenía un entendimiento de Su gloria y poder.

Lo que sucede es que en muchas ocasiones nosotros podemos ser tal como ellos, las acciones de nuestro Dios nos pueden lucir como una cosa que no tiene sentido, como que a Él no le importa lo que está sucediendo, pero esto no es el caso.

Cuando leemos los versículos del 17-27 vemos que cuando Jesús estaba llegando a Betania, Marta salió a recibirle pero María se quedó en casa. María no salió a recibirle porque seguramente ella estaba muy afligida por la muerte de su hermano.

Ella no salió a recibirle porque ella no tenía ni la menor idea de lo que iba suceder. Les pregunto, ¿no es esto el caso para la mayoría de las personas?

Lamentablemente si lo es, la mayoría de las personas no vienen a Cristo porque no se pueden imaginar la diferencia que Él puede hacer en nuestras vidas.

El dolor y el milagro diario

En estos versículos vemos que Marta le habló a Jesús, y vemos que existía un dolor muy grande en su corazón. Vemos que aunque ella le reconocía como el Cristo, que aunque ella había escuchado sus enseñanzas, ella no entendía la magnitud de Su poder. Fíjense como ella le dijo:

Juan 11:21-24Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22 Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. 23 Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. 24 Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.

En otras palabras, lo que ella esta haciendo aquí es reclamándole; ella estaba segura de que si Jesús hubiese llegado antes de la muerte de Lázaro, Él le hubiera sanado. Pero Jesús había llegado cuatro días después de que fuese sepultado.

Fíjense bien que ella estaba segura de que Lázaro resucitaría en los días postreros, pero no alcanzaba ver Su poder y Gloria.

Les digo que esto es una cosa que sucede muy a menudo en el pueblo de Dios. Nosotros nos frustramos con las cosas que nos suceden diariamente y no nos damos cuenta de Su poder y gloria. Lo que hacemos es que en vez de confiar completamente en Él, en vez de reafirmar nuestra fe, lo que hacemos es que protestamos. Si, les digo que protestamos.

Todo lo que tenemos que hacer es pensar en esto un poco y nos daremos cuenta que siempre estamos protestando. En seguida que surgen los problemas nos dirigimos a Dios y se lo contamos como en forma de protesta. Nosotros todos nos dirigimos a Él y le contamos la magnitud de nuestros problemas.

Hermanos, en el día de hoy estoy aquí para decirles que es hora de dejar de contarle a Dios cuan grande son nuestros problemas. Si lo oyeron bien, es hora de dejar de contarle cuan grandes son nuestro problemas a Dios.

¡Es hora que le contemos a nuestros problemas cuan grande es nuestro Dios!

Es hora de afirmar nuestra fe, es hora de nunca dudar de Su poder y gloria. Cuando seguimos leyendo lo que aconteció vemos algo muy importante aquí.

Juan 11:33-35 – Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, 34 y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. 35 Jesús lloró.

¡Jesús lloro! Jesús se conmovió al ver tanto dolor, Él se conmovió y lloro, pero no porque Él no vería mas a Lázaro, no por la misma razón por la cual todos ellos lloraban. Porque todos ellos lloraban porque estaban sintiendo la perdida de un familiar, un hermano, un amigo.

Él lloró al ver que aunque Él les había enseñado, aunque Él había compartido con ellos, ellos todavía no tenían ni la menor idea del poder de Dios. Le habían reconocido como el Cristo, le habían reconocido como el Salvador, pero no conocían Su poder y majestad.

Lo que aconteció en ese instante no es muy diferente a lo que acontece a diario con nosotros. Estoy seguro que en muchas ocasiones nuestro Padre celestial se encuentra triste por nuestras acciones, se conmueve al ver de la manera que se encuentra este mundo en que vivimos.

Él está aquí con nosotros, Él nos cuida, Él nos guía, pero nosotros en muchas ocasiones no alcanzamos a comprender la magnitud de Su poder y gloria.

El milagro diario

Estoy seguro que Él se conmueve al ver Su pueblo escogido sufrir por falta o poca fe. Al ver Su pueblo sufrir porque no existe una confianza completa en Él para todo. ¡Jesús lloro! pero algo muy grande aconteció.

Juan 11:38-44Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. 39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? 41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. 43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: !!Lázaro, ven fuera! 44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.

Sin duda este es el milagro más importante que podemos encontrar en las escrituras. Les digo esto porque aquí en este instante no habría nada quien pudiese dudar de Su majestad y poder. Este hombre llevaba muerto cuatro días, ya su cuerpo se encontraba en un estado de pudrición.

Hermanos este es el milagro que acontece a diario en todas partes del mundo, y no solo en una ocasión, pero en numerosas de ellas. ¿Como así? Pensemos es esto que aconteció, pensemos en nosotros mismos.

Cuando Jesús llego a nuestras vidas nosotros todos estábamos en un estado de pudrición, nosotros estábamos sepultados en una tumba de pecados, en una tumba de vicios, en una tumba de las cosas de este mundo, estábamos sepultados sin esperanza alguna de poder salir de esa tumba.

Pero entonces llegó Jesús, llegó y removió esa piedra que nos sellaba en el sepulcro; esa piedra que estaba puesta en la entrada y no podíamos mover. Llegó a nuestras vidas y tal como hizo con Lázaro nos llamo a que saliéramos, nos llamó a que tuviéramos una vida nueva.

El milagro diario que muchos toman por alto

Hermanos nuestro Rey y Salvador nos resucitó de esa muerte espiritual cual todos sufríamos. Este es el milagro que sucede cada vez que una persona le acepta y decide seguirle, este es el milagro que muchos toman por alto.

Pero les digo que este milagro tiene que ser reconocido, hermanos pensemos como dije previamente de donde nos sacó Jesús y estoy seguro que muchos aquí estaremos de acuerdo que lo que sucedió con nuestras vidas fue un milagro.

Aunque todos aquí tengamos diferentes opiniones de lo que es un milagro, estoy seguro que todos estamos de acuerdo que cuando Él entró en nuestras vidas un milagro sucedió. Fuimos sacado del sepulcro y recibimos una vida nueva, fuimos resucitados espiritualmente.

Estábamos tal como Lázaro en un sepulcro, sellados por la piedra del pecado, y atados por las cosas de este mundo.

Pero Él hizo el milagro, Él nos entregó la vida eterna, Él nos entrego la victoria con Su sacrificio en la cruz del Calvario.

Para concluir.

Hermanos nosotros tenemos el poder de hacer este milagro suceder numerosas veces. ¿Que? Si lo escucharon bien, cada uno de nosotros tenemos el poder de hacer que este milagro suceda diariamente y numerosas veces.

Nosotros no podemos salvar a nadie, nosotros no podemos liberar a nadie, pero nosotros si servimos a un Dios que todo lo puede hacer. Para hacer que este milagro suceda solo tenemos que hacer tal como hizo Marta. Solo tenemos que hacer un clamor a Jesús, solo tenemos que llevar el mensaje de salvación a toda persona.

Cuando llevamos el mensaje de salvación, cuando le presentamos a Jesús a las personas, pues entonces el milagro empieza a suceder. Jesús llega a sus vidas y tal como hizo con nosotros reciben una vida nueva, reciben la resurrección espiritual, reciben la vida eterna la cual Él murió en la cruz para entregarnos.

Reconozcamos que este milagro sucedió, esta sucediendo, y sucederá por siempre mientras exista un creyente dispuesto a llevar la Palabra de Dios al mundo.

Si al leer o escuchar esto encuentras que tu vida no esta como quieres, que te encuentras muerto a las cosas de Dios, sepultado en una tumba, atado por las cosas de este mundo, no es muy tarde, clama al Señor y Él te hará resucitar.

Predicado: 10 de Septiembre del 2000

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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