Los preceptos de la ley nueva y la perfecta imitación de Jesucristo, son una cosa penosa para la naturaleza; pero la gracia de Dios lo vence todo, y lo hace muy fácil y llevadero. Sobre lo cual dice San Agustín estas admirables palabras: Cualquiera otra carga te oprime y abruma; mas la carga de Cristo te alivia el peso.
Cualquiera otra carga tiene peso, mas la de Cristo tiene alas. Si a una ave quitas las alas, parece que la alivias del peso; mas cuanto más la alivies de este peso, tanto más quedará cosida con la tierra. Ves en tierra a la que quisisteis aliviar de su peso: restitúyeselo, y verás cómo vuela.
Él pago por todos tus pecados, el carga con todas tus preocupaciones, dolores, angustias, para que ya no seamos esclavos del pecado
Gálatas 5:1 “Estad., pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.“
Reto
1) La carga (yugo) de Jesucristo es ligera y fácil, tiene que ver directamente con una sujeción y obediencia a su Palabra, ¿estás listo para ese yugo?
2) La única forma de tomar ese yugo es estableciendo una relación fuerte con ÉL, ¿estás confiando en Jesucristo plenamente?
3) Estás siendo leal a Jesucristo?
III. ¿QUIERES DESCANSAR? TENEMOS QUE CUMPLIR EL REQUISITO
Mateo 11:28-30 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. (29) Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; (30) porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.“
El pasaje menciona el requisito: “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”, entonces estudiemos ambos términos:
MANSO
Sinónimos: dócil, obediente, sumiso, disciplinado, cordero, dependiente
Denota mansedumbre. En su utilización en las Escrituras, donde tiene un significado más pleno y profundo que en los escritos griegos seculares, consiste «no solo en el comportamiento externo de la persona; ni tampoco en sus relaciones con sus semejantes; tampoco se trata meramente de su disposición natural.
Más bien es una obra efectuada en el alma; y se la ejerce en primer lugar y ante todo para con Dios. Es aquella disposición de espíritu con la que aceptamos sus tratos con nosotros como buenos, y por ello sin discutirlos ni resistirlos.