Nos encontramos con personas, aún creyentes que dicen no tener motivación para seguir viviendo; mientras que otros parecieran estar buscando siempre una motivación para sentirse bien. De allí que no es raro que algunos andan de eventos en eventos, de conciertos en conciertos, de conferencias en conferencias, para sentirse motivados.
Pero una vez terminado aquello la motivación se fue y la persona vuelve otra vez a un estado de desánimo y de falta de propósito. Pero, ¿cuál es la motivación a la que Pablo nos convoca acá? ¿Tiene el creyente una razón mayor que le impulse vivir bien motivado? ¡Sí la tiene! Su motivación está en “las misericordias de Dios”.
En los primeros 11 capítulos Pablo nos ha hablado de un vasto mundo teológico y doctrinal. Ahora él ruega, no manda, por esas misericordias a vivir lo próximo que va a exponer.
Las misericordias de Dios se condensan en la persona y obra de Cristo. Su vida, su entrega, su muerte vergonzosa y la consumación de su victoria, conforman las misericordias de Dios.
En estos tiempos pareciera estarse ofreciendo un “fuego extraño” en nuestros púlpitos. La motivación de mucha gente tiene que ver con la oferta del predicador de turno. Lo que más se está oyendo es acerca de un Cristo con mucho dinero para resolverle a la gente su situación con sus casas, sus enfermedades, darle fama y declararse en una continua prosperidad.
La motivación para venir a él está muy lejos de la teología que Pablo enseñó. Cristo y su obra en la cruz son suficiente motivación. Usted no necesita otra. Las misericordias de Dios son el mayor bien.
II. ¿CUÁL ES LA OFRENDA DE NUESTRO SACRIFICIO VIVO?
“…que presentéis vuestros cuerpos, vivo, santo, agradable a Dios”.
Para el tiempo de Pablo, el cuerpo era presentado para otros fines. La filosofía gnóstica lo consideraba malo, de allí que se podía hacer lo que se quisiera con él. Pero el cristiano sabe que su cuerpo debe presentárselo al Señor (1 Cor.6:19, 20). Desde que comenzó la creación, el sacrificio que servía como holocausto de animales fue traído a Dios para ser adorado.
El olor grato que subía hasta su presencia confirmaba la aceptación divina. Pero todos esos sacrificios eran de animales muertos. Después que Cristo murió, ofreciéndose como el último y más grande de los sacrificios, ahora se nos ruega que nosotros mismos nos presentemos como los nuevos sacrificios, pero vivos, santos y agradables a Dios.
Como sacrificio vivo implica que ahora nos ofrecemos en vida y en novedad de vida por haber muerto al pecado y resucitado en Cristo (6:4, 11, 13). Si se ofrece vivo es porque ahora posee la vida que le fue dada por Cristo.
Como sacrificio santo quiere decir que él ahora está dedicado y separado por y para Dios como la oveja que era revisada por el sacerdote. De esto se desprende que la santidad no es una opción en la vida cristiana; ella, más bien, es el centro de todas nuestras acciones. Pero sobre todas las cosas, ese sacrificio debe ser “agradable a Dios”.
Que bendicion cada uno de tus mensajes , y de todos los que colaboran por supuesto, gracias por compatir conocimiento , que Dios siga obrando en tu ministerio Pastor
Saludos
Gracias Dios.por tus misericordias.
Gracias por el mensaje, Saludos
Predicar es un privilegio, y cuando se hace con sana doctrina nutre nuestro espíritu. Gracias pastor