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Somos un cuerpo en Cristo

Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: Somos un cuerpo en Cristo

Predicaciones Cristianas Lectura Bíblica: Romanos 12:3-8

UN CUERPO EN CRISTO – INTRODUCCIÓN:

En nuestro mensaje anterior Pablo nos confrontó sobre lo que somos para Dios: “Un sacrificio vivo” cuando habló de nuestro cuerpo. En el mensaje de hoy nos habla sobre lo que debemos hacer con nuestro cuerpo en el cuerpo de la iglesia.

Hay muchas figuras para representar a la iglesia pero ninguna de ella como el hecho que somos un cuerpo en Cristo. Esto nos habla del hacer más que el ser. ¿Qué es lo que somos después de presentarnos al Señor?

La Biblia nos dice que Moisés vivió 120 años. De eso se ha dicho que 40 los pasó en Egipto, creyéndose que era alguien; luego se fue al desierto y pasó los siguientes 40 años, y se dio cuenta que no era nadie, y luego vivió los 40 años en el desierto y vio lo que Dios puede hacer con alguien que sabe que no era nadie.

La experiencia de Moisés nos hace ver de igual manera que si bien es cierto que en la vida nos consideramos que no somos nadie, que a lo mejor nos damos cuenta que no podemos hacer nada, al final es Dios quien se encarga que seamos alguien porque así como a Moisés él pudo soltar su lengua torpe también lo hace con nosotros.

Esto lo veremos en el presente pasaje. Nos daremos cuenta cuán importante somos todos para el reino de Dios y el cuerpo de Cristo. Descubriremos cómo es que Dios repartió su medida de fe a cada uno para ser parte de la iglesia del Señor. En el mensaje anterior seguramente quedó la pregunta en el ambiente cuánto amo mi cuerpo con el que sirvo al Señor.

La pregunta de hoy será ¿amo realmente el cuerpo de Cristo? El amor que tengamos por Cristo no irá más allá del amor que tengamos por su iglesia. Hay creyentes que no han entendido esto. Qué es el cuerpo de Cristo.

I. EL CUERPO DE CRISTO TIENE UNA NATURALEZA DEFINIDA

1. No pensemos más de lo que somos vers. 3.

No sé si usted se dio cuenta pero en nuestro mensaje anterior hablamos de una metamorfosis. El acto de presentar el cuerpo en sacrificio vivo implica eso. Veamos de esta manera. ¿Ha visto el proceso de transformación de la mariposa? Nadie podía imaginarse que un feo gusano que se arrastra por el piso diera a luz una hermosa mariposa.

El creyente tiene esta similitud. Su vida antes de venir a Cristo era como un gusano arrastrado por el piso y participando de todo lo inmundo. Pero una vez que ha cambiado dejó de arrastrarse y subió y después salió a volar y adornar el paisaje. Ahora somos creyentes con una nueva naturaleza para embellecer el “jardín de la casa de Dios”.

Lo que somos no es obra de nosotros sino obra de Dios. Una de las cosas hermosas de este texto es la humildad. Dice que ninguno de nosotros tenga un concepto más alto de nosotros del que debemos tener. No pensar más de lo que somos es reconocer que Dios es el dador de todas las cosas y que no hemos hecho nada para merecerlos. Lo que somos es por la gracia de Dios.

2. Pensemos de nosotros con cordura vers. 3b.

Hay una tendencia humana a querer ser superior que otros y esto se explica porque nuestra naturaleza trata de engañarnos. Observe sus conversaciones. Piense cuando alguien le habla de sus hijos, de su trabajo de sus estudios. No somos tan rápido en valorar a los demás “como superiores a nosotros mismos” (Fil. 2:3).

Por supuesto que este texto nos dice que debemos pensar bien de nosotros pero no más allá. No crea que nadie es mejor que usted, que nadie es más simpático o más inteligente. Eso sería pecar contra Dios.

Aquí vale recordar lo que nos dice 1 Corintios 3:18-19ª que “nadie se engañe a sí mismo…” sobre todo en querer hacerse más sabio que otros. Pensar de nosotros con cordura, con prudencia, con juicio, cabal, que llega a ser lo contrario con la locura con que muchas veces pensamos de nosotros.

No hay que ir muy lejos para saber cómo nuestra sociedad está sumergida en una locura de superioridad. El orgullo de la raza hace ver a los demás como inferiores y de allí viene el prejuicio y menosprecio racial traducido en discriminación y el llamado “bulling” tan de moda estos días. Hagamos la diferencia.

3. Lo que somos es por lo que Dios es vers. 3c.

Dos cosas destaca este texto que provienen de Dios y que llegan a ser la diferencia: la gracia y la medida de la fe dada. Lo que Pablo quiere afirmar en esto es que la naturaleza de este cuerpo, la iglesia, plantea que un miembro que pertenezca a ella debe ser una persona transformada.

De allí que Dios quiere que sepamos que lo que llegamos a ser es porque él en su gracia nos ha dado la oportunidad de ser parte de ella. Nos conviene en este sentido recordar lo que Santiago 1:17-18 nos ha dicho que toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto. Y qué es lo que ha descendido de lo alto. Pablo nos dice que lo más grande que tenemos es la gracia de Dios, el regalo inmerecido.

Eso solo es posible en la vida de un creyente y en la vida de la iglesia. Usted no va a encontrar esta dádiva del cielo en la vida de un inconverso. El saber que somos el producto de la gracia del Señor define nuestra naturaleza como una institución divina y nos compromete a ser parte de ella. Además Pablo habla que hemos tenido de Dios “una medida de fe” que se nos otorgó a cada uno. Nadie queda fuera de la bendición del cielo al ser parte de este cuerpo.

II. EL CUERPO DE CRISTO TIENE UNA UNIDAD DEFINIDA

1. Siendo muchos somos un cuerpo en Cristo vers. 5.

Esta declaración plantea una de las verdades más interesantes que nos dan nuestra razón de ser como iglesia. Si bien es cierto que Pablo va a hablarnos de nuestras funciones individuales, la verdad de esta parte es indicarnos que necesitamos pensar como un cuerpo y no en forma personal.

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