En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.
Estoy convencido que a medida que tomamos el compromiso de vivir en la voluntad de Dios, es decir, vivir para agradar a Dios nuestras vidas comienzan a reflejar el fruto del Espíritu.
¿Cuál es ese fruto?
- Amor
- Alegría
- Paz
- Paciencia
- Amabilidad
- Bondad
- Fidelidad
- Humildad
- Dominio propio
Ahora bien, esto se hace evidente a medida que comenzamos a vivir para agradara Dios. Lo he mencionado en otras ocasiones y lo volveré a hacer; para agradar a Dios debemos de aprender a presentar nuestros cuerpos como un sacrificio delante de Dios.
Romanos 12.1-2 dice: Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
Esto quiere decir que a medida que permanecemos en la voluntad de Dios, es decir a medida que permanecemos en el altar como un sacrificio el Espíritu comienza a producir en nosotros el fruto del Espíritu. Ejemplo de la persona que oraba por un bautismo de amor
b) Agradar a Dios – Dios nos ha llamado a dar frutos. (Juan 15.8)
Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.
En el evangelio de Juan Jesús hace mención a la necesidad que tenemos como creyentes de llevar frutos; para lograr eso debemos permanecer en El, conectados a la vid, ¿si las ramas no permanecen prendidas de la planta como podrán dar vida?
2. Agradar a Dios es crecer en el conocimiento de Dios.
a) A medida que rendimos nuestra vida para agradar al padre nuestro conocimiento de Él se hace mayor.
El rendirse a Dios demanda:
- Estar en su presencia
- Buscar de El
- Morir a nuestros deseos naturales con el fin de conocer más de Dios.
Hay momentos que empiezo a dudar de Dios y no quiero, es como una batalla contra mi mente y no se como ganar oro y pido a Dios ayuda pero siento eso aveces, luego hay momentos donde mi fe esta muy alta