Cuando Pablo menciona el asunto de las “armas de luz” sabía muy bien que los cristianos son soldados en conflicto que necesitan estar alertas y equipados para la batalla.
La armadura que él describe en Efesios 6:10–17 y 1 Tesalonicenses 5:8 tiene que ver con esto. Observe que no es cualquier armadura que se pone el cristiano, es la armadura de la luz. Así que si usted no está armado de esta manera debe reconocerse desnudo.
Satanás usa las armas de la oscuridad para derrotar a sus víctimas. Pero Cristo posee las armas de la luz con las que podemos enfrentar sus ataques. ¿Cuáles son las armas de luz que posee en el creyente?
Podemos resumirlo así. Debemos vestirnos con la justicia de Dios para nuestra justificación y con el Espíritu y la gracia de Cristo para santificación. Contra estas armas no hay otro poder que nos destruya.
III. PORQUE FUIMOS SALVADOS PARA ANDAR DE DÍA
1. No proveyendo para los deseos de la carne (vers. 14b).
El versículo 13 pareciera describir lo que Pablo quiso decirnos cuando habló de las obras infructuosas de las tinieblas. Mire los seis pecados que menciona en este texto. Nada podía ser más descriptivo para hablarnos de lo que se hace en la oscuridad.
El creyente ha sido llamado para no proveer a ninguno de estos deseos de la carne. Todos tienen que ver con los deseos y el apetito de la carne.
Vea la forma cómo son agrupamos y conectados por la preposición “y” como si fueran familia del mismo oficio. Es una manera muy gráfica para describir los llamados pecados de la carne de los que se supone fuimos liberados cuando salimos de las tinieblas.
En efecto eso era la vida del creyente antes de venir a Cristo. Por lo tanto el llamado ahora es andar “honestamente”. Esta palabra es un distintivo en este texto.
Si la palabra “honestamente” la ponemos al lado de la palabra día y la palabra “deshonestamente” al lado de la palabra oscuridad el resultado será el gran contraste entre la vida vieja y la nueva. Para la vida vieja no debemos proveer a los deseos de la carne, pero si debemos proveer para que andemos de día, en el Espíritu.
2. Poniéndose el vestido de Cristo (vers. 14).
En este texto hemos visto cómo Pablo utiliza las metáforas de la noche y el día, de las armas y ahora menciona la metáfora del vestido. Todo es presentado en la acción de dormir, despertarse y vestirse.
Si nos ajustamos a la idea central del tema de levantarnos del sueño, llegamos a la conclusión que la vida cristiana demanda de un despertarse de esos estados que muchas veces son cómodos, conformistas y que paralizan la vida del creyente.
En consecuencia, el llamado del apóstol es a despertar ya del sueño y luego vestirse, pero observe cómo es la vestimenta. La exhortación es a vestirse del Señor Jesucristo.
Me gusto y me ilumino con su revelacion si tiene mas estudios les pido por favor enviarme por meil que va a ser de gran bendicion.
Que Dios lo siga iluminando y bendiciendo grandemente.
Muy bella enseñanza.. Dios les de más iluminación para poder aprender más. Mil GRACIAS.