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Escogiendo a Dios para seguirle para seguirle

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: Escogiendo a Dios para seguirle

Predicas Cristianas Lectura Bíblica de Hoy: Rut 1:1-16

INTRODUCCIÓN:

La semana pasada comenzamos una nueva serie titulada: El Poder del Compromiso. Hablamos de Escoger a Dios para Servirle. Nuestro énfasis estuvo en el hecho que si bien es cierto que Dios nos escoge para salvarnos, nosotros debemos resolver servir al Señor por ese mismo acto de habernos escogido para una salvación tan grande.

Hicimos un llamado a no ser creyentes casuales sino comprometidos con Dios. Que no vivamos con la filosofía del mundo de tener “mis opciones abiertas” por si no sigo en la iglesia.

Mis hermanos, el compromiso con Dios y su obra (la iglesia) debiera ser la más alta prioridad para el creyente. ¿Sabe usted cuán comprometido está Dios con nosotros? Cuando usted lee en la Biblia  la palabra “pacto” proveniente de Dios, allí está él comprometido.

Observe estos ejemplos. Él está comprometido con su pueblo (Deuteronomio 5:2). Israel fue testigo de ese permanente compromiso. Dios está comprometido con la familia (Génesis 6:18).

Noé y su familia oyeron de ese compromiso. Dios está comprometido contigo personalmente (Génesis 15:18). Dios hizo un compromiso (pacto) con Abraham de bendecirlo y también a su descendencia. Por otro lado, Dios nos bendice a través de su compromiso (Deuteronomio 7:9).

Dios es fiel y ama a los que guardan su palabra. Así es, Dios está comprometido. ¿Lo estamos nosotros con él? En la historia de Rut la moabita veremos otro extraordinario ejemplo de compromiso.

Siendo ella de origen totalmente pagano (los moabitas fueron acérrimos enemigos de Israel en su camino a Canaán), tomó la decisión de escoger a Dios para seguirlo.

Ella tenía sus propios dioses, ¿por qué tomó la decisión de decir “tu pueblo será mi pueblo y tu Dios mis Dios? ¿Por qué es importante tomar la decisión de seguir a Dios y cuáles son las consecuencias de hacerlo?

I. ESCOGER A DIOS PARA SEGUIRLO TIENE QUE VER CON UN SACRIFICIO SUPREMO

a. Tu pueblo será mi pueblo (vers. 16).

Este no fue cualquier sacrificio de parte de Rut. Su historia se resume diciendo que ella se casó con un Israelita, hijo de Elimelec y Noemí, pero enviudó al igual que su suegra y la otra mujer que se casó con su cuñado.

La situación para ella no podía ser más desesperante. Ella tenía su cultura, su familia, sus costumbres, sus dioses; y esto implicaba tomar la decisión de hacer del pueblo de su suegra su propio pueblo.

Hablamos de una renuncia, de un sacrificio de lo que más se ama y del cual hay un dolor en la separación. Hay historias conmovedoras de escoger otro pueblo por el que un día nos vio nacer, crecer y formarnos.

Sin embargo cuando se trata de Dios siempre tiene que haber un sacrificio mayor. Rut fue una mujer de fe. Mientras la suegra le estaba enviando a sus antiguos dioses, ella hace un sacrificio supremo, diciendo: Tu pueblo será mi pueblo.

Este el compromiso que le hace la esposa al esposo, pero acá lo aplicamos a nuestro muy amado Dios. En el pueblo de Noemí estaba la bendición de Dios. Escogerlo era traer aquella bendición a  su futuro. Escojamos vivir para el pueblo de Dios. No hay mejor bendición.

b. Tu Dios será mi Dios (vers. 16c).

He aquí el otro sacrificio de Rut. El dios más venerado de los moabitas se llamaba Quemos y sus seguidores eran tan fieles a aquella deidad que hasta le sacrifican seres humanos.

Por cierto que en la búsqueda de su historia religiosa nos encontramos que Jetro, el suegro de Moisés, era moabita y por supuesto Séfora la esposa de Moisés también era moabita.

No era fácil tomar una decisión de este tipo debido a sus ancestros y sus creencias. Cuando Rut habla de “será mi Dios” está diciendo que ella a partir de ese momento escoge a Dios para seguirle.

Que si bien es cierto que ella tuvo que tener una gran influencia del suegro Elimelec, su suegra Noemí el testimonio de esposo Mahlón o Quelión (vers. 2) no es sino hasta cuando ella decide seguir al Dios de esta familia que tendrá una revelación y conocimiento más profundo y cercano.

Rut estaba muy lejos de las palabras de Jesús “si alguno quiere seguir en pos de mí, niéguese así mismo”, pero con esta acción nos deja la lección que la vida cristiana es de un compromiso que va más allá de las palabras. No es lo mismo saber que he sido salvo sin tomar la decisión de seguir reamente a mi Dios.

II. ESCOGER A DIOS PARA SEGUIRLO NOS LLEVA A LOS CAMPOS DE LA PROVISIÓN

a. Recogiendo las espigas que sobran (vers. 2:2).

Hay una verdad que corre en estos primeros textos de este maravilloso libro de Rut: el hecho de ser creyentes no significa que no habrá carencia de las cosas que más necesitamos.

En algunos casos la carencia es económica y eso genera hambre como ocurrió con estas mujeres. En otros es la soledad. Este también es el cuadro de estas dos viudas.

Ellas habían perdido a sus amados. Y en no pocos casos también hay carencia espiritual aunque digamos que somos creyentes. Las necesidades físicas son muy obvias en esta historia. Véalo así. Noemí, cuyo nombre significa “placentera” se convirtió en Mara, o sea “amargura”.

Y es en este terrible cuadro de escases donde se ve la provisión de Dios cuando se le sigue. No hay que estudiar mucho este texto para descubrir el carácter humilde de aquella mujer de Moab al pedirle a su suegra para ir a recoger espigas de las que sobran de los segadores.

Belén significa “casa de pan” y eso es lo que Dios concede cuando sus hijos deciden regresar a esa casa. Hay un “pariente” cercano que Dios pondrá en nuestra búsqueda para satisfacer nuestra hambre aunque sean “las espigas que sobren”.

b. Recogiendo las espigas entre las gavillas (2:15).

Rut es una hermosa historia de amor y de provisión divina. Nada es parecido a esto para mostrarnos el derramamiento de las bendiciones divinas cuando un creyente resuelve regresar a la casa de provisión. Este texto nos introduce directamente a la gracia divina.

Si bien es cierto que ya Booz estaba haciendo lo que la ley estipulada en relación a estos casos donde los pobres recogían de las sobras, el acto de poner a Rut a recoger directamente las gavillas con los segadores, pero además de recoger los granos que los jornaleros iban dejando para ella por orden del patrón, coloca esta historia en la cúspide de la gracia divina cuando el creyente escoge a Dios para seguirle. Siempre habrá una sorpresiva provisión de Dios para sus hijos.

Él siempre cambia nuestro lamento en gozo. Él hace que sus promesas siempre se cumplan de modo que podamos decir como el salmista: “No he visto justo desamparado ni su descendencia que mendigue pan”.

El creyente que mantiene su compromiso de seguir al Señor recibe las bendiciones mucho más abundantemente de lo que él mismo piensa. Hay una provisión abundante para los fieles.

III. ESCOGER A DIOS PARA SEGUIRLO NOS LLEVA A NUESTRO REDENTOR MÁS CERCANO

a. Pensando en un hogar para Rut (3:1-2).

A veces se habla muy mal de las suegras, pero eso no fue lo que sucedió con Noemí en esta linda historia de amor. Rut se había robado hace rato el corazón de su suegra. Nadie había demostrado tanto amor y fidelidad a ella como su nuera Rut. De manera, pues, que la preocupación por su felicidad ahora ocupa esta historia.

La decisión de escoger a Dios para seguirle es el camino para que Dios devela sus verdaderos planes para sus hijos.

No sabremos de lo que Dios tiene reservado para nosotros hasta que no corramos el riesgo de dar los pasos de fe y de obediencia. Veámoslo de esta manera. Noemí conocía muy bien el tema de la “redención del pariente cercano”. Ella conocía que Booz era uno de ellos y además se perfilaba como el soltero más nombrado de la ciudad de Belén.

Lo que ella hizo con su nuera de ir hasta el lugar donde vivía y dormía aquel hombre, y hasta acostarse a sus pies, solamente podía ser un plan dirigido por Dios.

Ante todo esto la obediencia de Rut sigue siendo el secreto de la revelación del plan de Dios (3:5). Mis amados no conocemos mejor los planes de Dios porque no honramos nuestros compromisos.

b. Booz el hombre que finalmente redimió (3:12).

En esta historia de amor hay una historia de redención. La palabra redención tiene mucho que ver con el “rescate”. La costumbre era que el pariente próximo es a quien incumbe el deber de recatar bienes y personas que hayan venido a ser propiedad de un forastero según  la ley  (Levítico 25:33-55).

Booz conocía muy bien la costumbre de la redención del familiar cercano. Observe que él no pasa por encima esta condición de las leyes sobre este aspecto, de modo que hace el trabajo previo (vers. 13). Lo que si creo es que Booz tuvo que estar orando porque él sabía que “con todo eso hay pariente más cercano que yo” (vers. 12).

Más adelante Booz se asegurará de este proceso legal, pues si bien es cierto que hay otro primero que él, nadie más desea que ocurra otra cosa como Booz. Lo que había hecho Rut con esta última acción lo elevó a soñar con el real amor de su vida.

Lo sorprendente de esta historia de Rut es la manera cómo Dios trabaja para ir ensamblando sus planes. Queda demostrado acá que Dios bendice la obediencia y al final premia la constancia. No tenemos idea hasta donde puede llevarnos escoger a Dios para seguirlo.

IV. ESCOGER A DIOS PARA SEGUIRLO NOS LLEVA A LOS MÁS SORPRENDENTES RESULTADOS

a. “Redime tú, usando de mi derecho…” (4:6).

Este último capítulo es extraordinario. Este hombre se asegura que todo funcione bien para que se resuelva un asunto del que tiene su mayor interés. Booz, el hombre que cambiará la historia a partir de ese momento, ha hecho todo correctamente. La puerta de la ciudad eran los lugares donde se definían los asuntos legales, sobre todo en lo que respecta al tema de la redención.

Con una estrategia de quien busca un desenlace total le dice al pariente cercano que junto con la tierra tiene que tomar también a la moabita. Esto no le pareció bien al hombre y cedió su derecho de redimir.

El pariente cercano, a quien llaman “fulano”, después que escuchó a Booz, dijo: “yo redimiré” (vers. 4c) y después “no redimiré”. Y esto fue  lo que más espera Booz como parte de su plan final.

No había en ese tiempo algún documento legal que fuera firmado sino la costumbre que si alguien no podía redimir hacían un intercambio de los zapatos con la que se le entregaba el derecho de caminar por la tierra que ahora es de su propiedad. Y el caminar por las tierras es la muestra de cómo las bendiciones divinas son las que acompañan la fidelidad.

b. “Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer…” (4:13).

En Rut se cumplió la palabra que ella misma había dicho: “Tu pueblo será mi pueblo”. Quizás al final dirá “y el más amado sortero de la ciudad será mi esposo”. Mis amados vale la pena siempre esperar cuando hemos escogido a Dios para seguirle. Eso fue lo que hizo Rut.

¿Por qué es importante este matrimonio entre un hombre de Israel y una mujer del mundo pagano? Cuando Rut se casó con Booz jamás pensó en las repercusiones futuras de semejante relación. Al final del capítulo nos dirá que Booz engendró a Obed, Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David (verss. 21-22).

Y no tenemos que ahondar mucho en el tema para decir que fue del linaje de David donde Dios nos daría al salvador Jesucristo. Por otro lado, cuando los escritores sagrados escribieron la lista de la genealogía de Jesús, Rut aparece como parte de ella (Mateo 1:5).

¿No es extraordinario pensar que dentro de la genealogía de Cristo aparezca una mujer pagana sin la estirpe hebrea para ser una antepasada del Mesías? Escoger a Dios para seguirle nos conduce a bendiciones insospechables, esto pasó con Rut y puede pasar con usted también.

CONCLUSIÓN:

Dios nos escogió para salvarnos de acuerdo al testimonio de su palabra: “Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Romanos 8:30).

Creo que este texto se aplica perfectamente a la vida de Rut a quien hemos estudiado hoy. Y esta es la obra divina en nuestra salvación, pero es obvio que  debe haber una respuesta de obediencia a tanta gracia, amor y misericordia; y es acá donde entra la decisión de una mujer pagana que llegó a ser parte del linaje del Mesías.

En la vida cristiana hay que tomar una decisión para seguir a Jesús; hay que escoger a Dios para seguirle. Es posible que alguien se pregunte, ¿pero acaso no fue eso lo que hicimos al convertirnos?

Bueno, la verdad es que de parte de Dios tenemos su llamado, pero nos corresponde a nosotros seguirle. Rut conoció a Dios a través de su suegra, pero no fue sino hasta que se decidió seguirle que se reveló todo  lo que Dios tenía para ella:

Primero ella hizo un sacrificio, segundo Dios le condujo a la provisión, tercero ella descubrió su redentor y finalmente su nombre fue escogido para la perpetuidad.

El libro de Rut es un remanso en medio de toda una historia llena de sangre y de desobediencia. ¿Cuál es su compromiso con Dios? ¿Está usted siguiendo al Señor o se quedó donde él le encontró?

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia, Fairfax, VA

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