Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Predica de Hoy: Corregidos para un menor servicio
Predicas Cristianas Lectura Bíblica de Hoy: Hechos 18:24-28
INTRODUCCIÓN:
La experiencia como pastor me ha hecho ver que hay por lo menos tres tipos de creyentes. Están los que creyeron pero que no fueron discipulados. Estos son los hermanos que ignoran muchas de las verdades bíblicas.
Hay otros que creyeron y fueron mal discipulados, pues han hecho una particular interpretación de la Biblia y por lo tanto han ajustado todo lo que hacen en función de “su propia Biblia”. Son los que deciden vivir su propio evangelio.
Mientras que hay otros que sin bien es cierto que han estudiado mucho la Biblia y hasta tienen un profundo conocimiento de ella, pero que requieren ser corregidos para entenderla mejor.
De modo, pues, que frente a estos casos vale la pena analizar este tema a través de un ejemplo. En la Biblia tenemos el caso de Apolos, un creyente excepcional pero que solo conocía el bautismo de Juan . Sus cualidades simplemente eran inigualables.
La manera cómo hablaba, usando una particular oratoria, no tenían competencia. El espíritu con el utilizaba su verbo encendido, nadie podía igualarlo. Sus enseñanzas para explicar el Antiguo Testamento eran de una alta erudición que no admitía oponentes. Una primera lectura de sus cualidades nos pareciera indicar que a ese creyente no le faltaba nada.
Pero un día mientras Apolos estaba exponiendo con gran elocuencia la palabra de Dios, un matrimonio compuesto por Priscila y Aquila, se dieron cuenta que este hombre estaba en la mitad del camino.
Que aun cuando exponía la palabra con toda su fuerza, ese hombre estaba incompleto. Que aun cuando hablaba cosas muy elocuentes, le faltaba algo a su enseñanza. Que aun cuando hablaba de Jesús a lo mejor no tenía al Espíritu Santo.
Es por eso que este matrimonio les tomó aparte, y procediendo de una manera muy discreta, le llevaron a una relación correcta con el Señor vers. 26. En la vida de Apolos nos encontramos con un creyente que asciende de un nivel a otro. Su testimonio es una inspiración para ir más allá de la mitad del camino. Veamos.
I. NO ES SUFICIENTE POSEER UN CONOCIMIENTO DE LA PALABRA
a. No es suficiente la elocuencia en las Escrituras vers. 24.
Lucas tuvo que ser uno de aquellos que les gustaba cómo hablaba Apolos. Me lo imagino en la primera banca oyéndole hablar. Y tan impresionado quedó de él que cuando lo describe no ahorra palabras para enaltecer sus conocimientos. Lo primero que destaca es su “elocuencia”. Por cuanto venía de Alejandría tuvo que poseer este arte, seguramente adquirido es las escuelas de filosofías donde estudió.
Lucas destaca además que era un hombre “poderoso en las Escrituras”. Que se diga de alguien que es bueno en la exposición de las Escrituras ya es una gran cosa, pero que se califique como “poderoso” es un asunto muy serio. Cuántos quisiéramos tener semejante erudición al momento de exponer las verdades eternas. Pero lo contrario a esto es que hay muchos creyentes que están lejos de ser “poderosos en las Escrituras”.
No somos dados a estudiar las Escrituras y por eso tenemos muchos “analfabetos” bíblicos, porque el conocimiento de las Escrituras no pasa de lo que escuchan en algún mensaje o en algún estudio. Así que los creyentes que son promovidos por Dios a otros niveles son los que se meten en la palabra. ¿Es usted uno de ellos?
b. No es suficiente ser instruido en el camino del Señor vers. 25ª.
Es posible que Apolos haya sido instruido por alguno de los discípulos de Juan el Bautista, pues solo conocía el bautismo que éste trajo al comienzo de su ministerio.
Por lo tanto su instrucción fue limitada. Observe que cuando Pablo tuvo el encuentro con los doce hombres en Éfeso (Hch. 19:1-5), ninguno de ellos había conocido al Espíritu Santo. Apolos estaba en la misma condición.
La deducción lógica es que él tampoco había conocido al Espíritu Santo. Así que este hombre había sido instruido en “el camino del Señor” pero no completamente. Este es un asunto muy serio. La reacción de Priscila y Aquila pone de manifiesto la necesidad que él tenía de un encuentro más profundo con el Señor.
Aquí hay algo que debe decirse, hasta que no tengamos un encuentro real con el Espíritu Santo nuestra vida no tendrá el impacto para el cual fuimos salvos. Hay creyentes como Apolos que pudieran impresionar con su conocimiento pero necesitan pasar a un nivel más alto porque su actuación pudiera ser más de “humana sabiduría”.
Dios espera que cada creyente avance a un nivel de vida más profunda y fructífera. Para ello nos invita a subir un peldaño más en nuestra instrucción. La medida de mi instrucción me levanta a un nivel mayor.
c. Tampoco es suficiente tener un espíritu fervoroso vers. 25b.
Apolos, como predicador al fin, era vivaz, afectuoso y de espíritu ferviente. Era un hombre poseído de un celo por la gloria de Dios y la salvación de las almas, aunque estaba limitado.
Por supuesto que esta cualidad es tan fundamental para hacer la obra de Dios. Ojalá todos poseamos esta clase de espíritu. Por cierto que el entusiasmo es una de las grandes carencias en la vida de algunos creyentes.
El fervor por las cosas del Señor es una característica de una vida que está encendida con el fuego del Espíritu que constriñe e impulsa para hacer la obra.
Qué bueno sería mostrar el mismo espíritu fervoroso por la obra del Señor así como lo mostramos por aquellas cosas que nos gustan tanto en la vida. Observe que Apolos también “hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor”.
¿Quién pudiera pensar que este hombre necesitaba ir a un nivel mayor en su vida espiritual? ¿Quién no deseara tener las características de Apolos? Sin embargo hay que ir a un nivel más alto. Aun con el conocimiento obtenido podemos estar solo en la mitad del camino.
II. NECESITAMOS UN ESPÍRITU HUMILDE PARA SER ENSEÑADOS
a. Yendo a un conocimiento real de Cristo vers. 25b.
Cuando Lucas deja claro que Apolos solo conocía el bautismo de Juan era muy evidente que este hombre necesitaba ir a un nivel mayor y de un crecimiento más avanzado. Mattew Henry lo explica de esta manera: “Apolos enseñaba el evangelio de Cristo hasta donde el ministerio de Juan lo había dejado, y no más allá.
No podemos dejar de pensar que sabía de la muerte y resurrección de Cristo, pero no estaba informado acerca de su misterio. Aunque no tenía los dones milagrosos del Espíritu, como los apóstoles, usaba los dones que tenía”.
Y entre esos dones que usaba muy bien era el de hablar, lo cual hace suponer que el Espíritu Santo tomaría ese talento natural de la elocuencia y lo convertiría en un don espectacular, sobre todo cuando más adelante se enfrentaría a los judíos.