Cuidado con el diablo

Si no asistimos a la congregación, si no nos preparamos para desarrollar nuestra vida espiritual, si no cumplimos nuestro ministerio, o si no cumplimos la voluntad del Señor en general, la culpa no es del diablo sino que es una excusa nuestra para no obedecer al Señor.

Una manifestación de nuestra rebeldía; donde sí puede el diablo afectar nuestra vida cristiana es a través de nuestro tiempo, robándonos el tiempo necesario para desarrollar una buena relación con Dios, con lo cual estaría haciéndonos perder sus bendiciones.

El área económica es una de las que más afecta al hombre, incluyendo a los cristianos, por esto se muestra el poder de Dios para satisfacer nuestros deseos. Y es allí en donde el enemigo nos ataca sabiendo el efecto que producirá su accionar.

Mediten un instante las mujeres si no trabajan tantas horas que les lleva a descuidar el hogar y los hijos; y los varones si no trabajan tantos días a la semana, y horas del día, que al final están muy cansados.

Pero su economía continúa sin ser floreciente, pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto” Hageo 1:5-6. Ahora piensen si al hacer esto no están descuidando un poco la relación con el Señor para poner los ojos en lo material.

Muchos son tentados por el diablo

Pensemos como muchos son tentados a gastar en función de las horas que trabajan y no miran la realidad. Pues la palabra que el diablo pone en la mente del hombre es gastar sin límites para que la economía del hogar este siempre quebrada y se generen problemas en el hogar, sobre todo cuando alguno del matrimonio es inconverso.

Y como la economía hogareña está quebrada vienen las grandes soluciones, que por supuesto no son del Señor, pues la bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella” Proverbios 10:22.

Aparecen mágicamente innumerables proyectos de cómo lograr mayores ingresos, y sin darse cuenta comienzan a descuidar su relación con el Señor.

Aparecen los trabajos que parecen ser una gran bendición, pero que impiden congregarse a causa de los horarios. Entonces hablamos de aparentes bendiciones que en realidad nos apartan del Señor, pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos”.

Y en ese afán de trabajo, ¿pensamos cuánto tiempo le estamos dedicando a los hijos y a la familia? Pues en la medida que esos tiempos se hacen más pequeños las familias se dividen, y los hogares dejan de ser el centro de unidad en Cristo.

Es en esa fragmentación donde cada uno es estimulado por el diablo con distintas cosas para que no puedan escuchar a Dios. Y mientras uno escucha la radio con la música de moda otros reciben falsas esperanzas por televisión. Y los maridos no quitan la mirada de esas modelos que les hacen creer que la belleza exterior es lo que importa y se sienten insatisfechos con sus esposas.

Si las mujeres salen a trabajar, esos trabajos son siempre más aliviados que los que hacían en sus hogares cuando no había lavarropa automático, o cuando debían buscar leña y hacer el fuego para cocinar, o debían buscar ramas para armar una escoba.

Pero ahora las esposas llegan a casa demasiado agotadas por su trabajo como para no amar a sus esposos por las noches.

Piensa que si continúas sometida a esta estrategia del diablo ellos empezarán a buscar en otra parte lo que no encuentran en el hogar. Y finalmente la familia terminara destruida. pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos”.

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