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El cristiano no rema

Predicas Cristianas

Predicas cristianas predica de hoy: El cristiano no rema

Introducción

Seguramente se han encontrado, como me ha sucedido a mí, con personas del mundo y cristianos a los cuales le preguntamos cómo le van las cosas en su vida y responden: Ahí estamos, remándola.

Y remar la vida significa que nos hicimos cargo del avance y conducción de nuestra vida, y eso está bien para la gente del mundo que vive sin Dios ni esperanza, pero de ninguna manera es una respuesta de un cristiano ya que el cristiano ya no maneja su vida física, pues desde que le entregué mi vida, “con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” Gálatas 2:20, y solo conduzco mi vida espiritual para mantener la comunión con aquél que le da vida en abundancia y esperanza.

Si eres un cristiano, mi consejo es: Para de remar, déjalo a Dios actuar en tu vida haciendo lo que Él te dice, y verás la gloria de Dios.

Leamos la Palabra de Dios

Marcos 6: 47-51 “Y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra. Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles. Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban”.

El cristiano

Si no entregas totalmente tu vida a Cristo te conviertes en el motor y conductor de tu vida, y en estas condiciones, cuando el viento de los problemas te son contrarios no te queda otro remedio que remar cada vez más para sostenerte; el problema es que en estas circunstancias el futuro te es incierto, y el otro problema es que cuanto más remes, más cansado estarás y con menos ganas de avanzar.

Esto es lo que distingue este tiempo, y es por esto que cuando les preguntamos cómo andan, la gente contesta: Remando; es así que aquellos que no entregan verdaderamente su vida a Cristo, se la pasan remando en el matrimonio, reman en la salud, reman en la economía y en cada área de la vida que ellos eligen vivir como les parece mejor.

Remar tal vez le toque a los incrédulos, pero lo extraño es que en muchos casos los creyentes mantienen este tipo de comportamiento, y sin el señorío de Cristo en su vida se pasan la vida remando cada vez más, hasta desfallecer; y lo más grave es que cuando se comienzan a hundir en su propio mar de problemas terminan culpando al pastor, a los líderes, y al mismo Dios por los problemas que no supieron sobrellevar.

El cristiano entrega toda su vida a Cristo

Quien no entrega totalmente su vida a Cristo, por lo general no se da cuenta de que el entorno que tiene en su vida nunca es neutro, pues la gente que te rodea o te favorece o te perjudica, te impulsa a buscar la perfecta guía de Dios para hacer su voluntad, o te detiene en el ministerio y en tu vida espiritual en general.

Y es cierto que hay entornos sobre los que no podemos hacer nada para mejorarlos porque ellos mismos no quieren ser corregidos y cambiar su vida, aun sabiendo que es lo mejor para ellos mismos; pero también es cierto que hay otros en los que podemos influir predicándoles la verdad del evangelio y que esa verdad les haga libre de sus propios problemas al depositar su confianza en el Señor.

Nos damos cuenta entonces de que cualquiera sea el entorno que mantenemos en nuestra vida, la clave está en dejar a Jesús que suba a la barca de nuestra vida, pero dejando que sea Él quien la conduzca y haga avanzar, recibiendo la fortaleza necesaria para que obre en nosotros, y como dice el apóstol, dejemos de ser nosotros para que sea Cristo el Señor de nuestra vida.

Recuerda siempre que el viento se calmó cuando Jesús se subió con los discípulos en la barca, es decir que actuó primeramente en su vida dándoles fe y esperanza antes que en sus circunstancias, porque la clave está en que nos abramos al obrar de Dios y le permitamos que actúe en tu vida, no solo en las situaciones negativas o difíciles, sino también cuando las bendiciones nos alcanzan y hacen abundar.

El cristiano no solo busca a Dios en momento difíciles

Muchos creyentes buscan al Señor cuando ya no pueden hacer nada por su vida o sobre el entorno que los rodea, y se quedan cómodos esperando un milagro que los cambie a ellos y al entorno;  es entonces cuando viven remando contra un viento contrario que ellos mismos generan y no logran romper este círculo vicioso, porque con su forma de actuar viven haciendo olas y por lo tanto necesitan remar cada vez más, lo que produce que a medida que pasa el tiempo, aumente su fatiga al punto de dejar al Señor.

Pero no son tantos los que buscan a Dios para mejorar su vida y entorno conforme a la sabiduría de la Palabra de Dios, entendiendo que cualesquiera que sean las condiciones de sus relaciones, su trabajo, su economía, su matrimonio, o en el área de tu vida que sea, la clave está en dejar de remar para dejarlo a Dios actuar en nuestra vida en todo momento y en toda circunstancia.

El cristiano y la humildad

Ahora, para dejar que la sabiduría de Dios nos guíe es necesario tener la humildad necesaria para arrepentirse como Dios mismo lo hizo cuando “envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando él estaba destruyendo, miró Jehová y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía: Basta ya; detén tu mano. El ángel de Jehová estaba junto a la era de Ornán jebuseo” 1 Crónicas 21:15.

Y aquellos que nunca se arrepienten de nada pareciendo que fueran mejor que el mismo Dios son los que viven y pasan la vida remando; aunque pasen años en la iglesia y digan saber y conocer mucho a Dios, pero no aceptan consejos a pesar de que vengan de la misma Palabra de Dios, y pasa esto porque su soberbia no le permite aceptarlos como guía, sin tener en cuenta que a pesar de que David era castigado justamente, el Señor se arrepintió y detuvo su castigo.

Porque cuando hay humildad hay arrepentimiento genuino de parte del que cometió un error, y quizás es hoy el tiempo de imitar al Señor y arrepentirnos de un castigo que hemos impuesto a alguien que nos falló; entonces dile ahora a tu orgullo destructor, a tu perfeccionismo, a tu forma implacable de ser: Basta, detén tu mano.

El cristiano tiene que aprender a perdonar

Porque sabes algo, no solo hay que perdonar, sino que también hay que dejar de castigar, porque hay quienes dicen haber perdonado pero no han detenido su castigo para con el que los defraudó; a ese hijo que te falló y le dijiste: Te perdono, pero nunca me voy a olvidar lo que hiciste; al esposo o esposa que te mintió y lo perdonaste pero le dijiste: Nunca más vuelvo a confiar en vos; no te olvides que cuando David se arrepintió de su desobediencia, Dios también se arrepintió de su castigo.

Y otra causa que lleva a mantener el castigo es el enojo, y a pesar de que muchas veces es imposible no enojarse, en Cristo sí es posible saber manejar el enojo, por eso el Señor nos dice: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo” Efesios 4:26-27, la clave está en cómo actuar frente al enojo, “me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras. Entonces lo medité, y reprendí a los nobles y a los oficiales, y les dije: ¿Exigís interés cada uno a vuestros hermanos?” Nehemías 5:6-7.

Nehemías se enojó

Lo primero que hizo fue meditar; y reflexionar antes de actuar, esto también es humildad; como cristianos debemos tener siempre presente que entre el enojo y la reacción, debe haber reflexión, no como la mayoría de las personas que reflexionan después de haber reaccionado sin medir las consecuencias del daño causado.

Pensemos que el objetivo es corregir y no atacar, se trata de cambiar un concepto o una idea y no de librar una batalla que lleva al alejamiento de la verdad de la Palabra de Dios; de manera que los ataques nunca van a corregir, porque el que ataca termina enfocándose en el ataque y no en lo que pretende corregir.

Particularmente a aquellos que dicen vivir remando, los invito a remar, pero a remar mar adentro para hallar a Cristo; es un momento en que tienen que tomar una decisión importante para su futuro y dar un sentido pleno a su vida cristiana, entendiendo que necesitan de Cristo, pero sabiendo que también Cristo quiere contar con ustedes.

Conclusión

Les invito a que aprendan a confiar en el Señor, a escuchar las enseñanzas de Su Palabra, a buscar su rostro dejando que sea Él quien oriente sus búsquedas, aspiraciones, y los anhelos del corazón; les animo a remar mar adentro respondiendo a la invitación del Señor a fin de discernir cuál es su camino, y que lleguen a ser auténticos discípulos y amigos de Cristo, “Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar” Lucas 5:4 y “Haced todo lo que os dijere” Juan 2:5.

Y aprendan que la primera condición para remar mar adentro es cultivar un espíritu de oración alimentado por la Palabra de Dios, lo que se aprende con humildad como lo hicieron los primeros discípulos pidiéndole: “Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos” Lucas 11:1.

© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.

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