¿Haces bien en enojarte tanto?

Que cuando el gusano se la comió y quedó otra vez sin protección, deseó morirse. Por cierto, en este pasaje Jonás deseó la muerte por lo menos cuatro veces. Si bien es cierto que Jonás representa los casos extremos hasta dónde puede llegar un momento de locura producida por el enojo, lo que se esconde detrás de esto es lo mismo.

El enojo es afea el carácter de un hijo de Dios. No en vano la recomendación de la palabra es muy oportuna cuando se habla de este tema. Pablo después que trata el asunto de los pecados de la carne, deja claro que el enojo es otro pecado que afea a la persona misma y aquellos que lo rodean (Efesios 4:26). Esperamos no enojarnos.

III. EL PECADO DEL ENOJO CONDUCE A LA INDIFERENCIA

a. Salirse del lugar donde Dios está obrando (vers. 5).

Jonás es una contradicción de términos. Como su interés no era la conversión de los perdidos de Nínive, prefirió salir de la ciudad y no escuchar a tanta gente que ahora está arrepintiéndose y clamando al Dios en el cual él ha creído. No quiso escuchar los gritos de júbilo, el lloro y el quebrantamiento, la manera como tantos pecadores están dejando sus malos caminos como esperó el rey.

Esta actitud revela una verdadera indiferencia hacia lo que Dios está haciendo en medio de los pecadores. Por cuanto Dios hizo otra cosa de la que él esperaba, porque él es clemente, piadoso, misericordioso y que se arrepiente del mal, se sale de la ciudad como un hijo malcriado que y no se goza de la bendición de aquel avivamiento. Jonás es, exactamente, el hijo mayor de la parábola del Hijo Pródigo.

Aquel joven en lugar de gozarse por el regreso y arrepentimiento del hijo menor, se enojó y no quería entrar a la fiesta que el padre había hecho. Es una pena que el enojo nos ciegue para no ver las bendiciones de lo que Dios está haciendo en la vida de otros. No permitamos que el enojo nos separe de los demás.

b. Sentarse hasta ver qué sucede (vers. 5b).

La verdad de este texto fue que Jonás tenía planes de quedarse por el resto de los cuarenta días esperanzado que Dios disminuyera y hasta cesara en sus bondades y misericordias para con los ninivitas y que al final viniera el juicio anunciado en el mensaje de destrucción.

En los pensamientos del profeta bien pudo estar la conclusion que sería mejor la desaparición de Nínive y con esto dar un mejor  reporte en Samaria, que su propia  liberación. Mis hermaos, sentarse y esperar que va a suceder es una actitud de indolencia e indeferencia condenable cuando vemos a nuestro Dios demostrando su gran amor por aquellos que se menosprecian.

Matthew Henry ha hecho un comentario bien interesante acerca de este texto: “Las personas de pasiones fuertes son proclives a decaer ante cualquier fruslería que les moleste o a elevarse con cualquier cosa vana que les guste”. Cuando es el enojo y no el amor que gobierna nuestras vidas, se le da cabida al diablo.

IV. EL PECADO DEL ENOJO DEMUESTRA UNA POBREZA DE VALORES

a. Darle más importancia a lo de poco valor (vers. 6).

En este pasaje tenemos una de las más grandes ironías que se conozcan. Jonás sale de la ciudad, se hace una enramada y allí está feliz esperando que la ciudad sea destruida. El hecho de estar fuera y no quedarse en ninguna casa de los nuevos convertidos demuestra que para el profeta, y la situación de su enojo, habían cosas más importantes que lo que Dios está haciendo.

Observe esta paradoja en el profeta, él se alegra grandemente de una calabacera que ahora ha cubierto su enramada y está totalmente protegido de la inclemencia del sol. Por cuanto el profeta estaba enojado y deprimido el Señor le alivió su carga.

Mis amados que grande es Dios. Casi siempre nos soporta nuestras malcriadecez. ¡Oh si el Señor tuviera que actuar con nosotros cada vez que dejamos que nuestro carácter se llene de enojo! El enojo al estilo de Jonás le da más importancia a una posición, a una idea, a algo que no tiene tanto valor como tienen las personas. No, definitivamente, una mata de calabaza no era más importante que los ninivitas.

b. Menospreciar lo que Dios más ama (vers. 11).

El enojo que solo defiende su propio punto al final menosprecia lo que Dios más ama. Este fue el gran problema de Jonás. Él no entendió a Dios. Esto es lo que pasa al momento cuando se hace presente el enojo en la vida.

La persona enojada no entiende, algunas veces no razona y termina haciendo o diciendo cosas que ofende lo que Dios más ama. Nos llama la atención que este libro termine con una pregunta. Es una pregunta de reflexión, de exhortación y de cambio. Su propósito es llevar a este hombre prejuiciado y con este carácter incontrolable a un auténtico arrepentimiento.

Él no tuvo compasión de la gente de Nínive, aunque si tuvo compasión de una mata que creció en una noche y al día siguiente fue destruida. En aquella ciudad había unos 120 mil niños, por aquello que no sabían discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, por lo tanto, la ciudad tuvo que ser mucho más grande. Jonás tenía invertido los valores. El colmo fue el no importarle la determinación y el deseo de Dios. ¿Nos importa la gente más que nuestro carácter? No permitamos que nuestras actitudes impidan hacer lo que Dios más desea.

CONCLUSIÓN:

Si fue Jonás quien escribió su propia biografía, la pregunta con la que finaliza el libro tuvo que llevarlo a un seguro arrepentimiento y un cambio radical de actitud. No sabemos qué pasó con él, pero le aseguro que, si hizo otro viaje misionero, Jonás tuvo que ser obediente.

Entonces, ¿aprendió el profeta esa valiosa lección? Imaginemos por un momento a este profeta, de vuelta en su país, redactando el relato. Es posible que cuando él hizo esto ya estaba viejo, más sabio y humilde que antes. Ahora en la quietud de su vida senil reflexionaría sobre esa etapa de su ministerio donde fue tan osado con su Dios.

Creo que la experiencia que más recuerda no fue el estar dentro del gran pez, sino su osadía de hablarle a Dios como lo hizo por su terquedad y la manera cómo se enojó con él hasta desear la muerte. Mis amados, la paciencia que tuvo Dios con su profeta, es la misma que tiene con nosotros.

No somos mejores que Jonás. También nos enojamos con frecuencia. Que el Señor nos ayude a sanar este pecado del carácter que al final afecta nuestra obediencia a Dios.

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia, Fairfax, VA

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5 comentarios en «¿Haces bien en enojarte tanto?»

  1. La biblia no dice que Jonás quería la destrucción de Ninive. No debería hacer conjeturas sobre la personalidad de Jonás. Dice: yo creo que. Debe decir: Dice la biblia

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    • Gracias mi hermano por su comentario, lo recibo como bendición. Que Dios te use en el ministerio que realizas, y si es de la palabra, que la traces con poder y denuedo.

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