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Tocando lo intocable

Predicas Cristianas

Predica de Hoy: Tocando lo intocable

Predicas Cristianas Lectura Bíblica de Hoy: Marcos 1:40-45

INTRODUCCIÓN:

Hemos iniciado una nueva serie que tiene que ver con la compasión de Jesús. La compasión era como el “motor” que lo movía para hacer su tarea. Hoy veremos a Jesús en un encuentro con un leproso, lo último que haría un rabino.  Jesús está en enseñando en la sinagoga, la cátedra donde se sentaba Moisés, el lugar predilecto de los escribas y fariseos.

Fue en una sinagoga donde Jesús previamente había leído la profecía   que declaraba su misión y su tarea entre los hombres. Una de aquellas revelaciones decía que él vino: “A poner en libertad a los oprimidos…” (Lucas 4:18c).

Los maestros de la ley enseñaban lo que la ley decía respecto a la lepra y los presos. Su énfasis era que ellos tenían que estar fuera. Y los sacerdotes eran los encargados en declarar inmundo a quien se le detectaba esta terrible enfermedad.

Vea lo que la dice al respecto Levítico 13:1-3. Esto era lo que los rabinos enseñaban. Esto era lo que el pueblo escuchaba. Los leprosos eran inmundos y deberían usar una campana que anunciaban su presencia para que nadie se les acercara. Pero vea este cuadro. Jesús está en la sinagoga. Ahora el comienza donde los rabinos terminaban. Jesús era más que un rabino.

Él era Dios con nosotros que había venido a poner en libertad a estos oprimidos. Él hizo algo que ningún otro maestro de la ley haría: tocar lo intocable.  Este hombre tendría que esperar que Jesús saliera de la sinagoga, y allí en presencia de todos se acercó a Jesús con una gran petición: “Si quieres, puedes limpiarme.

Jesús no le habló de este hombre de Jesús de lo que la ley decía sobre la lepra, sino que tomó la iniciativa de sanar al leproso. Esto tenía que ver con su compasión.  Veámosla ahora en este milagro sanador.

I. HAY UN HOMBRE DESECHADO QUE NADIE TOCARÍA

a. Desechado físicamente (vers. 40).

La creencia que la lepra era castigo de Dios eliminaba la compasión y la simpatía por el leproso.  Lo que se sabía era que no había una cura conocida para la lepra, así que cuando el sacerdote declaraba a un hombre leproso, estaba condenado a una existencia de sufrimiento psicológico y físico. ¿Cuál era la condición de esta gente? Por un lado, la ley les prohibía entrar a cualquier ciudad amurallada.

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