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La seguridad del Cristiano es Jesucristo

Mateo 8:23-27

Introducción:

A. El mar de Galilea es conocido por sus tormentas repentinas y violentas que lo azotan y desencadenan un furioso y espumoso oleaje. Los vientos barren el valle del Jordán desde el norte, y adquieren velocidad en la estrecha garganta. Cuando se abaten sobre el mar, la navegación se vuelve extremadamente peligrosa.

B. Todos los discípulos se encuentran con tempestades, mas tarde o mas temprano. Y habrá ocasiones en las cuales parecerá que las aguas nos van a tragar.

Idea exegética del pasaje.

La tranquilidad de Jesús en los momentos críticos de su vida radica esencialmente en la profunda fe que tiene en su Padre, este hecho contrasta grandemente con la falta de seguridad de sus seguidores, que no pueden ver en él, al Señor de todas las cosas.

Proposición.

La vida cristiana carente de fe en Cristo Jesús, es una vida llena de inseguridad.

Frase interrogativa.

¿Por qué decimos que la vida cristiana sin fe esta llena de inseguridad ?

Analicemos el pasaje que acabamos de leer, para comprender esta pregunta.

Primera división.

La Seguridad de Jesús.

En esta ocasión, Jesús estaba cruzando el mar de Galilea junto a sus discípulos, desde la orilla occidental hacia la oriental, es decir desde el oeste hacia el este, cuando se desató la tempestad el dormía profundamente en el bote.

Tanto así que la tormenta no le despertó, esto nos demuestra la humanidad de Jesús, ya que durante ese día había estado primeramente en el monte enseñando a los discípulos y las multitudes, luego había sanado a un leproso y al siervo de un centurión romano, y también había ido a la casa de Pedro para sanar a su suegra que estaba enferma, y viéndose Jesús que estaba rodeado de mucha gente que le seguía, decide cruzar desde Capernaum hasta Gadara y poder descansar un poco mientras navegaban.

Pero este descanso duró muy poco ya que a poco andar se desató una de las repentinas tormentas características de este lago, no podemos pasar por alto el hecho que Jesús dormía y ni siquiera las grandes olas que cubrían la barca eran capaces de despertarlo, esto nos demuestra que Jesús siendo un hombre, sentía cansancio y fatiga como cualquier otro, pero con una gran fe en su Padre, que lo inundaba de seguridad aún en los momentos críticos de su vida.

La Reacción de los discípulos.

La tranquilidad de Jesús contrasta profundamente con la inseguridad de los discípulos, a favor de estos podemos decir que siendo algunos de ellos pescadores experimentados y conocedores del lago, esta no tiene que haber sido una tormenta común, ya que ellos durante su vida deben haber sorteado con éxito innumerables tormentas, pero no podemos pasar por alto el hecho que Jesús estaba con ellos en la barca.

Denota claramente el desconocimiento que tenían acerca de quien realmente era el maestro, si recordamos que durante todo ese día habían visto obrar a Jesús prodigios y señales, le habían escuchado y habían recibido sus enseñanzas, todavía sus corazones no se abrían a la fe del Hijo de Dios. Así que llenos de pavor le despiertan y le piden socorro.

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