Renovar la forma de pensar

Empezar a ver lo bueno, lo noble, lo honesto, lo amable, lo de buen nombre, la campaña que inició el gobierno de Chile piensa positivo, la Biblia la comenzó hace 2000 años atrás. Hay que hacerle caso a la palabra de Dios, no solo leerla, sino que comenzar a ponerla por obra. Por lo tanto la primera salida es piensa bien.

Renovar la forma de pensar

Segunda salida, equilibrio respecto de nosotros mismos. Empezar a mirarnos con equilibrio, no tener un concepto mas alto ni tampoco mas bajo, de nosotros mismos. Porque si es mas alto nos volveremos soberbios, miraremos a los demás con desprecio, todos nos parecerán inferiores.

Por lo tanto no podré tener comunión con ninguno, porque la comunión se da solo entre los iguales. Así mismo si tenemos un concepto muy bajo de nosotros mismos, nos volveremos vanos y amargados. Porque sentiremos envidia de todos, porque son mejores que yo, y tampoco tendremos comunión con ninguno.

Sentiremos que me desprecian porque soy inferior, Jesucristo murió por cada uno de nosotros y su sacrificio tiene el mismo valor para todos. El precio que pagó por su rescate es el mismo que pagó por mi rescate.

No pagó mas por uno que por otro, al que comenzó a trabajar en la mañana le dio el mismo salario que al que llegó una hora antes de terminar la jornada. Cristo nos hace iguales frente a Dios, ni mejores que nuestros hermanos ni inferiores que ellos. Una vez mas tener el justo concepto de si mismo, según la gracia que Dios le ha dado, para beneficio del cuerpo.

Renovar la forma de pensar: Tercera salida

Limpiar el vaso porque el contenido es santo, somos templos del Espíritu Santo. Es nuestra responsabilidad, mantener una habitación ordenada, limpia, olorosa, fresca. ¿Han ido a casas donde las habitaciones son hediondas, oscuras, desordenadas? No dan ganas de ir a esas casas, ¿verdad?

El Señor ocupa el trono de nuestro corazón, por lo tanto debemos tener una morada que sea apropiada a la dignidad del monarca. No podemos dejarnos llevar por nuestras pasiones, nuestros deseos desordenados, porque ensucian el templo.

El apóstol Pablo se refría de esta forma a la limpieza del vaso; “todas las cosa me son lícitas, mas todas no convienen; todas las cosa me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna, las viandas para el vientre y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios, pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo…. ¿o ignoráis que vuestro cuerpo es templo del espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

Nuevamente el imperativo de la palabra, no hay opciones, limpiar a medias, de vez en cuando, porque el que mora en nosotros lo hace en forma permanente.

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