La pregunta de la controversia

III. LA PREGUNTA DE JESÚS SUGIERE A UN SOLO RESPONSABLE

1. Esperando el milagro (vers. 5).

El objetivo se había cumplido. Aquellos hombres vencieron todas las dificultades y ahora está una camilla con un minusválido delante del único que podía hacer algo por él. No tenemos muchos detalles acerca de este paralítico. No se sabe si lo que le vino fue producto del pecado mismo, al juzgar por las palabras del Señor que sus pecados fueran perdonados.

Hay cuatro mirones desde arriba y una multitud adentro y afuera expectantes de lo que Jesús podría hacer. El resto del trabajo depende de él. Así que en esta escena Jesús va a pasar de la condición de Maestro a la condición de Salvador y Dios. Aquella casa fue testigo de este hecho. Las primeras palabras de Jesús pudieron confundir a la audiencia.

Los mirones que están en el techo esperarían que Jesús diera de una vez la orden de sanidad. Pero no lo hizo. ¡Qué desilusión! Se concretó más bien en decir “tus pecados te son perdonados”. Sin embargo, esas palabras son siempre el inicio del verdadero milagro divino. Jesucristo no sanará el cuerpo si antes no sane el alma. Hoy día es al revés, porque la preocupación mayor es sanar el cuerpo antes que el alma.

2. Sanando integralmente al postrado (verss. 9-11).

“¿Qué es más fácil decir?” fue la pregunta que intrigó a los oyentes. Note que Jesús no preguntó “¿qué es más fácil hacer?”. Sanar al enfermo parecía ser lo más fácil, aunque levantar a un paralitico era imposible. Muchos les gusta el ministerio de lo sensacional, y el sanar a los enfermos es uno de ellos.

Pero perdonar pecados, siendo esto la raíz de todos los males y una tarea divina, no es muy popular. Así que Jesús hizo el trabajo completo. Hizo las dos cosas que solo Dios podía hacer: perdonar y sanar. Y de esta manera, frente a la mirada atónita de los presentes, los cuatro hombres pudieron ver que el hombre que vivió paralizado, ahora se ha levantado, y la cama que un día le llevaba, ahora él lleva a su casa.

Ningún momento superó aquel en aquella casa. El gozo de todos tuvo que ser desbordante. A una sola voz dijeron: “Nunca hemos visto tal cosa” (vers. 12).

Cuánto gozo produce la salvación de un perdido. Estos cuatro hombres representan a la iglesia. La tarea de ella es traer a los “paralíticos” a los pies de Cristo. Hay gozo “cuando un pecador se arrepiente”. ¿Tiene usted el gozo de traer otros a Cristo?

CONCLUSIÓN:

“Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa” (vers. 12).

Esta es la meta final de la salvación: que los hombres glorifiquen a Dios por la obra hecha en el “paralítico”. Este es el gozo final del que evangeliza. La actuación de estos hombres nos muestra cómo debiera darse la tarea en la evangelización.

Ellos nos revelan que si no hay compasión no hay interés por el perdido. Nos dicen que si no hay unidad el perdido quedará tendido en su condición; los cuatro tomaron un lado de la cama y lo levantaron. Nos dicen que aun cuando el camino al Señor esté impedido por una “multitud” de obstáculos, hay que ser perseverantes y osados hasta llevar los hombres al Señor.

Y sobre todo, ellos nos muestran que hay gozo en el cielo y en el corazón evangelizador, cuando vemos a los hombres levantarse de su estado y glorificar al Señor por el cambio de sus vidas.

¿Soy parte de estos “cuatro amigos”? ¿Tengo un amor sincero por el que está “muerto en sus delitos y pecados”?

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia, Fairfax, VA

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