El lado oscuro del creyente

Nos va a llamar la atención que la reprimenda en público que Pablo hace a Pedro no fue por asuntos doctrinales. De hecho, en el capítulo anterior, él hizo referencia a que, si alguno venía con un evangelio distinto, incluyendo a los apóstoles, que fuera anatema. Pero eso no era el problema de Pedro.

Lo que él asomó fue una conducta acomodaticia a las circunstancias donde pensó más en su prestigio que en la esencia del evangelio. Al principio Pedro no tuvo problemas de reunirse con sus hermanos los gentiles, al final eran sus hermanos y nadie como él para ser testigo de la gracia salvadora que iba más allá de los judíos. Él se sintió en libertad de ser parte de aquel natural compañerismo, el asunto cambió después. Aquí tenemos el problema de no ser el mismo.

b. Retraerse y apartarse (vers. 12b).

¿Qué fue lo condenable de la actitud de Pedro? ¿Qué es lo condenable en una conducta que refleja la simulación o hipocresía? ¿Por qué no es tolerable esto en la vida de un cristiano? Pablo vio lo que Pedro hacía y le chocó fuertemente. La simulación es aquella conducta que revela un comportamiento falso, que se acomoda al momento.

Que bien puede estar de acuerdo con algunos para llevársela bien, pero a la vez retraerse y apartarse cuando es ofende a otros. Es la conducta que esconde una doble moral, capaz de presentarse como un hombre íntegro, intachable, incuestionable e irreprensible, pero al final estar haciendo cosas que son indebidas, tanto en su vida privada o aún en sus negocios.

Es el creyente que simula una vida de piedad, pero por otro lado posee un corazón lleno de lascivia, que codicia todo lo que es ajeno. Nada es más impredecible que un creyente que simula dos caras cuando está frente a los demás hermanos. En la experiencia de Pedro tenemos una verdad que nos choca, la hipocresía es un pecado real en el creyente.

II. LAS CONSECUENCIAS VISTAS EN EL TESTIMONIO DE OTROS

a. Los otros que participan en la simulación (vers. 13ª).

Una de las cosas que inmediatamente se ve en la conducta del apóstol Pedro fue las personas que involucró en su hipocresía. Observe la manera cómo Pablo describe el momento que lo llevó a encarar al apóstol. Cuando estaba en medio de los hermanos de Antioquía era una persona totalmente diferente.

Se pudiera ver reír, bromear y disfrutar de aquel único compañerismo que se respirara en una iglesia como aquella. Esta era la visión que Pablo tenía de él. Así lo veía y lo admiraba.

Pero de repente, cuando Jacobo mandó una comisión especial a la iglesia, y sabiendo que los hermanos judíos eran defensores acérrimos de la circuncisión, cambió totalmente de parecer y dejó el compañerismo santo de la iglesia para que los hermanos de Jerusalén no lo acusaran de traición.

Frente a esto Pablo va a reaccionar. Por supuesto, cuando los demás que estaban con él vieron lo que Pedro hizo, lo imitaron también. Así es como la hipocresía afecta también el testimonio de otros. Ninguna cualidad podrá superar la vida de un creyente que se diga de él, lo que Jesús dijo de Natanael: “He aquí un israelita en quien no hay engaño”.

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