El lado oscuro del creyente

c. Bernabé también fue arrastrado (vers. 13b).

La simulación de Pedro tocó hasta lo impensable. Lo que hasta ahora sabíamos por la historia que Lucas nos presenta de Bernabé es que era un hombre probo, transparente y extremadamente honesto. Este es el hombre que encarna las más altas virtudes que un creyente debiera poseer.

Pero repentinamente estamos en presencia de una terrible contaminación que trae el pecado de la hipocresía. Y para que Bernabé cediera, tuvo que estar bajo una presión tremenda, ya que procedía de Chipre, un reducto gentil, y, además, participaba con Pablo en el programa misionero de alcanzar a los gentiles con el evangelio. La simulación no respeta a nadie.

Lamentablemente no son pocos los hombres y las mujeres que han caído en la trampa de la hipocresía de otros hermanos. Se cuentan por cantidad los testimonios de hermanas que son víctimas de propuestas indecentes de otros hermanos que tienen un corazón lleno de concupiscencia que es como la Biblia define esta tendencia del corazón. Bernabé, el hombre de un carácter transparente, fue arrastrado y perdió su testimonio por el comportamiento de Pedro. Esto es vergonzoso.

III. LA REPRENSIÓN QUE CORRIGE LA DESVIACIÓN

a. Si tú, siendo judío… ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? (vers. 14).

El primer “papa” fue reprendido, bueno, si aceptamos la teoría que Pedro fue el primer papa de la iglesia. La pregunta del texto se constituyó en la indignación de Pablo. Dios le había mostrado a Pedro que los gentiles también formaban parte del plan de salvación y que al ser alcanzados, nadie tenía que obligarles a hacerse judío para ser salvos.

El asunto es que el mismos Pedro no solo sabía esto, sino que lo defendió en el concilio de Jerusalén; cómo se explica entonces esta dualidad de pensamiento que es reprendida por Pablo. La simulación de Pedro no fue pasada por alta. Pablo, el hombre del discernimiento, se percató de esta conducta.

De esta manera, y al mejor estilo de su Maestro, llamó hipócrita a Pedro, los otros judíos cristianos y a Bernabé, porque mientras que por un lado confesaban y enseñaban que todos eran uno en Cristo con los gentiles, por otro lado, con su conducta negaban esa verdad.

La hipocresía hay que combatirla, no le hace bien a la iglesia. Las dos caras que ella presenta debe ser reprendida y condenada. Pablo no se amilanó en reprender a Pedro por el concepto que tenía   su autoridad. Más adelante Pedro reconoció a Pablo. La hipocresía hay que enfrentarla.

b. El hombre no es justificado por las obras de la ley (vers. 16).

La reprensión hecha a Pedro tocó niveles que fueron a la más alta corrección. Ya Pablo había dicho que, si alguien venía con un evangelio distinto, que fuera anatema, aun siendo uno ellos (1:8).

La conducta de Pedro de hacerle el juego a los de la circuncisión que vinieron de Jerusalén, por lo que tuvo miedo, tenía que ser condenado porque el tema central del evangelio era precisamente que ningún hombre podía ser justificado por las obras de la ley. Volver a esto era echar por tierra el sacrificio cruento de nuestro amado salvador.

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