Un padre iluminado

Julio Ruiz

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Padre Virtuoso, ¿Quién lo Hallará?

Un padre iluminado

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b. “Ven y pon las manos sobre ella para que sea salva…” (vers. 23b).

Jairo fue un padre creyente. Creyó que, si Jesús tocaba a su hija, ella sanaría. Felices los hijos que cuentan con padres como Jairo. Que creen en el poder de transformación del Señor.

Un padre responsable se asegura que sean las manos del mismo Señor que toquen a sus hijos. Que cuando nazcan sean sus manos las que les bendicen. Que cuando sean niños sean esas manos las que comiencen a moldear su carácter.

Que cuando lleguen adolescentes sean esas manos las que le toquen para sus pensamientos y actitudes reflejen que ya es un hijo de Dios. Y, sobre todo, que cuando sea un joven adulto esas manos lo preserven para dar lo mejor de su vida al Señor.

Lo contrario a las estadísticas negativas mencionadas es que cuando hay un padre que ama responsablemente a sus hijos, al estilo de Jairo, sus niños tienen más confianza, son más capaces de lidiar con la frustración, más capaces de ganar independencia y su propia identidad, más posibilidades de madurar y convertirse en adultos compasivos. Las manos de Jesús que crearon al mudo pueden crear una hermosa vida en nuestros hijos. ¿Cuáles manos están tocando a nuestros hijos?

3. CÓMO MANTENER LA ESPERANZA POR AMOR AL HIJO QUE AMA

a. “Y le seguía una gran multitud, y le apretaban” (vers. 24).

No sabemos cuál era la enfermedad de la hija de Jairo, pero a juzgar por la forma cómo llegó a Jesús, y las palabras “mi hija está agonizando”, era una clara evidencia que aquella adolescente se estaba muriendo y no se podía perder más tiempo. Todos sabemos cuántas personas mueren por la falta de atención médica a tiempo.

Cuántas vidas pueden salvarse si la medicina y la ayuda llegaran a tiempo. Así que aquí tenemos a un padre que se encuentra con algo inesperado. Primero vemos que Jesús no rehusó ir de inmediato con él, pero había una gran multitud, muchos de ellos buscando también sanidad, que lo seguían y lo apretaban.

Quizás Jairo pensaba que su hija debiera ser atendida de inmediato, antes que otro caso. Pero es aquí donde hay que depender del Señor. La desesperación nos puede hacer perder el control.

Antes de curar a su hija de doce años, hay una mujer con un flujo de sangre también con doce años. Jairo fue testigo de un caso que era peor que el de su hija, y eso tuvo que enseñarle paciencia y constancia antes que el Señor obrara. Padre, sea usted un ejemplo de paciencia y esperanza. Sus hijos son su mayor tesoro. Persista por ellos hasta el final.

b. “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” (vers. 35).

¿Cuál sería su reacción como padre ante esta noticia inesperada? ¿Seguiría todavía esperando para que el Señor viniera a casa? Estas son las últimas palabras que queremos oír frente a un hijo que está enfermo o pasando por alguna otra crisis. Nada podrá quebrantar más el corazón de un padre que el hecho de no poder hacer más por un hijo que ama.

Por cuanto aquella hija era única, el corazón de Jairo tuvo que estar destrozado. ¡Todos los hijos son especiales, pero una hija de doce años es sumamente especial! Y cuando este responsable padre se iba a derrumbar por la noticia inesperada, le salió al encuentro el salvador, quien le dice: “No temas, cree solamente”.

Así que, frente a una noticia de luto, hay una palabra de vida. Frente a una noticia desalentadora, hay una palabra de esperanza. Frente a una noticia que quebranta el alma, hay una palabra de consuelo y esperanza.

“No temas, cree solamente” son las palabras que el Señor nos presenta para que, ante la adversidad que pasan nuestros hijos, tengamos la certeza que el Señor obrará en sus vidas. Que el Señor nos de la fortaleza para resistir las malas noticias y saber esperar en el Señor.

4. CÓMO ESTAR FIRME EN SU FE HASTA VER LOS RESULTADOS

a. “Y vino a casa del principal de la sinagoga…” (vers. 38).

Jairo logró que el Señor viniera a su casa. ¡Qué tremendo privilegio! ¿Puede imaginarse la escena? Vea a la multitud moviéndose para una sola casa. Si hubiera habido celulares en ese tiempo Jairo le habría dicho a su esposa: “Mi amor, tranquilízate, Jesús va conmigo, y también una multitud… todo estará bien”.

Jairo confió en la palabra del Señor y allí lo lleva. Como era de esperarse, la muerte siempre es causa de dolor tristeza y profundo lamento. Pero en medio de ese dolor aparece el que tiene poder sobre la vida y la muerte. Allí está el que ha dicho: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá”.

Mire ahora al Señor actuando. Cristo habló de la muerte como un sueño. Para él la muerte no era el fin de la vida, sino la oportunidad para vencer al que tenía el poder sobre ella. Y echando fuera a los burladores, pues para qué tenerlos allí sino creen en el poder de Dios, se dirigió con sus tres amigos y los padres.

Jesús está en el hogar, y cuando él es está allí, aquel hogar cambia su tristeza en risa y su lamento en baile. Bienaventurado el padre que invita a Cristo a su casa. Nadie le hará más bien que él. ¿Habita Cristo en su hogar?

b. “ Y luego la niña se levantó y andaba…” (vers. 42).

Puede ver lo que logra la fe de un padre responsable y diligente. El esfuerzo que emprende por su hijo asegurándose que el Señor tenga de ellos misericordia, no es en vano. Dios mira el corazón de un padre angustiado y luchador por el bien de sus hijos.

Como era de esperarse, Cristo tiene poder para levantar, sanar y curar al caído. Una sola palabra de él y es suficiente. “Talita cumi…”, son palabras que levantan al que ya perdió la esperanza. Cristo tiene poder para levantar a nuestros hijos contra todo aquello que viene a sus vidas para destruirles. Pero debemos traer a Jesús a la casa.

Vea que Cristo pudo dar una palabra a la distancia y eso habría sido suficiente. Pero en lugar de eso, él quiso entrar a la casa. ¿A quién estamos trayendo a la casa?

¿Qué es lo que más ven nuestros hijos en el hogar? ¿De quién se habla más en la familia? ¿De quién están aprendiendo más nuestros hijos? Nada le hará más bien que dejar que él ponga sus manos sobre ellos. Dejemos que Cristo levante a nuestros hijos.

CONCLUSIÓN:

El amor de un padre al estilo Jairo no lo hace vivir tranquilo hasta no ver a sus hijos felices. El padre de esta historia nos revela la importancia que tiene buscar a Cristo para levantar al hijo que padece.

La determinación de no afligirse frente a lo inesperado, y creerle la palabra del Señor, nos habla de una firmeza que debe ser imitada por el padre de hoy.

Este hombre venció varias barreras, entre ellas la del orgullo de ser principal y luego postrarse a los pies del Maestro. Pero también venció la barrera de las multitudes para llegar a Cristo. Y también venció la barrera de esperar hasta que el Señor tuviera el tiempo de ir.

Al final hubo el triunfo de la fe, pues Cristo vino a su casa. Amados padres, nada es más valioso para ti que tus hijos.

La lucha que emprendas para salvarlos hoy será el negocio más grande de tu vida, porque “que aprovechará al padre si ganare todo el dinero del mundo y perdiere a sus hijos”.

Asegúrate de traer a Cristo a la casa. Asegúrate que tus hijos están siendo tocados por el Señor. Esto hará la diferencia para el resto de sus vidas. ¿Es usted un padre responsable como Jairo por sus hijos?

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia, Fairfax, VA

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Julio Ruiz
Autor

Julio Ruiz

Pastor en Virginia en los Estados Unidos, con 42 años de experiencia de los cuales 22 los dedicó en Venezuela, su país de origen. Otros 9 años los dedicó a pastorear en Vancouver, Canadá y los últimos 9 años en Columbia Baptist Church en su ministerio hispano, donde estuvo hasta agosto del (2015). A partir de octubre del mismo año (2015) comenzó una nueva obra que llegó a constituirse en iglesia el 22 de mayo de 2016 bajo el nombre de Iglesia Bautista Ambiente de Gracia en la ciudad de Burke, Virginia. El pastor Julio es Licenciado en Teología y ha estudiado algunas cursos para su maestría en Canadá. Además de haber sido presidente de la convención bautista venezolana en tres ocasiones, también fue profesor del seminario teológico bautista. El pastor Julio por espacio de unos 18 años publica sus sermones y artículos por estos medios. Es casado con Carmen Almera Ruiz y tiene tres hijas y una nieta: Laura, Oly, Sara e Isabella. Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251-6590.

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