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El heredero adulto

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Predicas Cristianas Predica de Hoy: El heredero adulto

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Gálatas 4:1-7

INTRODUCCIÓN:

Este es un texto que tiene un gran contenido familiar. Palabras, tales como: “niños”, “hijos”, “padres”, “tutores” y “mujer” son muy comunes. Y todo esto para traernos al tema del heredero.  Hablar del creyente como un heredero es la cumbre de todo este pensamiento.

El tema de la herencia terrenal lejos de ser una gran satisfacción para quienes lo reciben, toda vez que les aseguraría el porvenir a la familia, ha llegado a ser hasta una maldición.

He conocido el caso de hermanos que han terminado matándose por los conflictos que originaron su herencia. Por otro lado, no es raro que cuando el dueño de la herencia muere aparezcan por todos partes herederos reclamando lo que les pertenece.

Hace muchos años atrás me notificaron que era parte de una gran herencia. Se trataba de un terreno que cubrían casi la totalidad de un pueblo. Por lo que sabemos esas tierras son exuberantes y muy aptas para los cultivos como la papa, cebolla y todo tipo de vegetales. Tierras con un extraordinario clima.

Yo vivía en la ciudad capital y una hermana que vivía en otra ciudad, la que estaba tramitando con papá el asunto de la herencia, me llamó para ir al lugar, ver la herencia y finalmente ser parte ella. Ese día manejé como nunca.

Mi hermana se sorprendió cuan rápido llegué a su casa. Bueno la historia termina cuando llegando al sitio de la herencia descubrí dos cosas: Primero que habían más herederos de la cuenta, lo cual no sabía,  y segundo, los abogados cobraban casi el mismo valor de la herencia para poner todo en orden.

La buena noticia es que todos los creyentes tenemos una herencia que fue posible a través de Cristo. Esta es la herencia del HEREDERO ADULTO. Este será nuestro tema.

I. PASA POR LA ETAPA DEL HEREDERO SIN HERENCIA

a. Cuando el niño es igual que el esclavo (vers. 1).

Cuando el heredero es niño no tiene todavía nada que heredar. Pablo compara esa situación igual que la de un esclavo. Pero lo interesante de todo es que, si bien es cierto que el niño está en esa condición, al final él es “señor de todo”. Esto da una gran seguridad. ¿Cómo se ve esta escena? Esta ilustración lo explica.

Un cristiano fue a hablar con Watchman Nee, un siervo de Dios originario de China. El cristiano le dijo: “No importa cuánto oro, cuánto me esfuerzo, no parezco poder ser fiel a Cristo. Pienso que estoy perdiendo mi salvación, creo que no merezco formar parte de su Reino, por más que trato siempre me sigo sintiendo sucio.

Watchman Nee le respondió: En mi casa tengo un perro, y esta adiestrado para vivir en la casa; nunca ensucia nada, es obediente, cuando quiere ir al baño el solo lo hace y nunca me ensucia ropa; pero también en casa tengo un hijo, un bebé.

Ensucia todo, tira la comida por todas partes, mancha su ropa, es un desastre total. Pero ¿Quieres saber quién será el heredero cuando yo muera? No será mi perro que es limpio; sino mi hijo que ensucia todo, él será el único heredero. Así se entiende este texto.

b. “Hasta el tiempo señalado por el padre” (vers. 2).

Como dijimos, mientras el niño no crece en nada difiere de un esclavo que viva en casa. Si bien es cierto que sus derechos de llegar a ser amo están allí, no podrá disfrutar de la libertad de tomar sus decisiones y gozar de su herencia sino hasta que sea un “heredero adulto”. En efecto, él es un “heredero sin herencia”. Mientras eso llega él está bajo “tutores y curadores”. ¿Qué hacían ellos?

Los tutores vigilaban todo el proceso de su crecimiento, pero no como los ayos en su manera tan estricta, mientras que los curadores eran los administradores o mayordomos que estaban para proteger sus propiedades.

Así permanecía el heredero durante esa etapa de niño, hasta que podía crecer y constituirse en un hijo con capacidad de ser presentado en una ceremonia especial como el “heredero adulto”.

Pablo nos deja acá una forma de ilustrar la inmadurez espiritual de todos aquellos que mantenían la idea de seguir viviendo bajo la ley. Había un afán por parte de un grupo llamado “judaizante” por querer imponer la ley de Moisés al mismo tiempo que el evangelio, lo cual ponía a los creyentes bajo la esclavitud de lo que habían sido libres.

c. “Así también nosotros, cuando éramos niños…” (vers. 3).

Las primeras palabras de esta oración son un ejemplo que muestra la diferencia que tenían los creyentes antes de conocer a Cristo y la que ahora están gozando. ¿Recuerda el tiempo cuando era un niño? ¿Cómo actuaba? La actuación de un niño jamás podrá ser comparada a la de un adulto.

Fue el mismo Pablo que dijo: “Cuando yo era niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; pero cuando ya fui adulto, dejó las cosas que eran de niño”. Hay un solo ser humano que no conoció la etapa de niño, aunque en su condición sin pecado, era exactamente como un niño. Por supuesto que estamos hablando de Adán.

El creyente pasa por esa etapa de niño que no es otra cosa, sino que la vida en los “rudimentos del mundo”. Acá la idea es que sean judíos que vivieron siempre dependientes de los dictámenes de la ley o lo gentiles que vivieron bajo su propia religión, ya era hora de salir de ese estado por la libertad que gozan en el Señor. Nada hace más grande impacto en la mente de una persona que llevar el estigma de un esclavo.

II. CONOCE A LA PERSONA POR QUIEN VINO SU HERENCIA

a. La herencia vino en el cumplimiento del tiempo (vers. 4ª).

Cristo no nació ni antes ni después que se cumplieron las profecías, sin embargo, cuando vino dividió el tiempo en un antes y un después. Nadie sabe cuando Dios creo al mundo, pero todo el mundo sabe que hay una navidad cuando Jesús nació.

Es cierto que hoy se difiere respecto al mes cuando celebramos este acontecimiento, pero lo que no está en dudas es que el nacimiento de Jesús ocurrió para los días que Augusto César, cuando demandó que todo el mundo fue empadronado (Lucas 1:1-3).

Eso fue historia, y fue durante ese tiempo que José y María vinieron a Belén para ser empadronados (vers. 4). La profecía decía “y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará[a] a mi pueblo Israel” (Mateo 2:6).

Ningún tiempo fue más importante para la historia como aquel que refiere al momento del reloj divino. Si bien es cierto que los hombres hablaron de ese tiempo, el tiempo del cielo fue preciso en la primera venida y lo será en la segunda.

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