»Cuando un hombre y una mujer tengan relaciones sexuales con eyaculación, ambos deberán bañarse, y quedarán impuros hasta el anochecer.
(Levítico 15:18 NVI)
Las restricciones alimentarias ordenadas en la Ley de Moisés tenían como objeto evitar enfermedades relacionadas con el colesterol y otros.
»El cerdo, porque tiene la pezuña partida en dos pero no es rumiante; este animal será impuro para ustedes. »No comerán la carne ni tocarán el cadáver de estos animales. Ustedes los considerarán animales impuros.(Levítico 11:7-8 NVI)
Permanecer dentro de las casas marcadas con la sangre del cordero pascual garantizaba protección y vida contra el exterminio. Similarmente, permanecer bajo la protección de la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo nos preserva vida y salvación.
Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré á todo primogénito en la tierra de Egipto, así en los hombres como en las bestias: y haré juicios en todos los dioses de Egipto. YO JEHOVA. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre, y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad, cuando heriré la tierra de Egipto.(Éxodo 12:12-13)
Rahab penitente pecadora tenía que permanecer en el perímetro de la casa para que el listón rojo fuera garantía de vida para ella y los suyos ante la destrucción inminente. De igual manera, nosotros indignos pecadores tenemos que permanecer bajo la cobertura de la sangre del Redentor para escapar de la ira venidera.
Ruégoos pues ahora, me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal cierta; Y que salvaréis la vida á mi padre y á mi madre, y á mis hermanos y hermanas, y á todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte. Y ellos le respondieron: Nuestra alma por vosotros hasta la muerte, si no denunciareis este nuestro negocio: y cuando Jehová nos hubiere dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad. Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba á la pared del muro, y ella vivía en el muro. Y díjoles: Marchaos al monte, porque los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis vuestro camino. Y ellos le dijeron: Nosotros seremos desobligados de este juramento con que nos has conjurado. He aquí, cuando nosotros entráremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana á la ventana por la cual nos descolgaste: y tú juntarás en tu casa tu padre y tu madre, tus hermanos y toda la familia de tu padre. Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare.
(Josué 2:12-19)
La obediencia a toda la Ley del Señor es la mejor vacuna contra las enfermedades, miren cómo están los hospitales del mundo llenos de gente que no obedece al Señor. Muchas de las enfermedades que padecemos es el resultado de haber traspasado los límites del Creador en lo que respecta a lo moral, alimentario, sexual, etc.
Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú sabes, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren.(Deuteronomio 7:15)
Permanecer en el Salvador nos asegura la participación de la vida abundante y llena de fruto en Él. Salir de los límites de la vida en nuestro Redentor solo causara que nos marchitemos al no participar de la savia de vida que nutre todos los sarmientos. Permanezcamos dentro de los límites de la vid verdadera.
YO soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, le quitará: y todo aquel que lleva fruto, le limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros sois limpios por la palabra que os he hablado. Estad en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no estuviere en la vid; así ni vosotros, si no estuviereis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que está en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer. El que en mí no estuviere, será echado fuera como mal pámpano, y se secará; y los cogen, y los echan en el fuego, y arden. Si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. (Juan 15:1-8)
CONCLUSIÓN
Los límites dados por el Señor no tienen como objetivo quitarnos sino por el contrario su objeto es darnos vida. No son para limitarnos sino para protegernos. Lo que al principio pudiera parecernos una molesta restricción a nuestra libertad a la postre será nuestra protección y preservación de muchos males.