No nos cansemos de hacer el bien

La siembra de la carne genera corrupción, mientras que la siembra del Espíritu cosecha la vida eterna. Es algo así como la siembra entre pedregales y la siembra en buena tierra. Por otro lado, el principio de la siembra sigue su curso. Pablo habla a los Corintios de la importancia de la siembra. Su resumen de este principio lo presenta así: El que siembra escasamente, escasamente segará y que siembra generosamente, generosamente segará (2 Corintios 9:6).

El sembrar para el Espíritu y el sembrar generosamente es la auténtica siembra del bien. Esta siembra nos libra del egoísmo y nos sumerge en el gozo del dar. Hay creyentes que siembran escasamente y después se quejan de Dios. Que no nos cansemos de hacerlo.

III. LA ESPERANZA DE LO QUE HACEMOS

a. El principio de la espera (vers. 9b).

Una de las cosas que no dijimos arriba es que la cosecha tiene su tiempo. Es cierto que hay cosechas que las “apuran”, pero nunca los resultados son iguales. La auténtica cosecha requiere del tiempo exacto. Por supuesto que esto demanda nuestra más absoluta paciencia. El principio de la espera de este texto tiene que ver con las promesas divinas.

El asunto más grande de nuestro amado Dios es el cumplimiento de sus promesas. Este texto lo confirma. Mis amados, el tiempo que gastemos en estar presente en la iglesia, estudiar la Biblia, orar y proclamar el reino Dios tiene su recompensa.

El tiempo que invertimos en ayudar a otros, en esmerarnos por acercarnos y visitar al necesitado, vale la pena; llegará el tiempo de la recompensa. Me gusta pensar que Dios nunca se adelanta o se atrasa; siempre actúa justo a tiempo y cumple su palabra en lo que se refiere a nuestro bien.

Necesitamos desarrollar en el asunto de hacer el bien la paciencia de Dios. Necesitamos ser enseñados que no es cuando yo quiero que pasen las cosas, sino cuando llegue el cumplimiento del tiempo. En esto es bueno recordar la promesa de Hebreos 6:10.

b. El principio de no desmayar (vers. 9c).

El texto nos dice que los resultados finales del planteamiento de Pablo tienen una condición: si no desmayamos. Una de las cosas que está muy latente en el asunto de hacer el bien es la presencia del desánimo. La tendencia es a desmayar, sobre todo cuando no vemos los resultados que esperamos en los demás.

¿No es cierto que nos cansamos de batallar y al final terminamos colgando la toalla y dejando todo atrás? A veces llegamos a la conclusión y decimos: Estoy cansado de servir y no ver resultados. Estoy cansado de tener que soportar a mi hermano que piensa que es el único que necesita de ayuda. Nos cansamos de batallar en un matrimonio que no funciona.

Los padres se cansan de los hijos y los hijos de los padres. Usted se cansa de tener un jefe que le trata mal y no valora su trabajo. En fin, nos cansamos y no seguimos. Pero el texto lo que me dice es que no me canse de hacer el bien porque al final habrá una recompensa. Juan Wesley dijo una vez: el cristiano está llamado a hacer todo el bien que pueda, a todas las personas que pueda, de todas las maneras que pueda, todo el tiempo que pueda.

CONCLUSIÓN:

Uno de los textos que más impacta mi vida lo dijo Pablo a los Corintios en el capítulo donde defiende su ministerio frente a los falsos apóstoles. Esto fue lo que dijo: Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos (2 Corintios 12:15).

Hacer bien sin cansarse es sentir un gran placer, de igual manera lo será gastar nuestros propios recursos, gastarnos a nosotros mismos y estar preparado para que al final de todo tenga que decir como Pablo, aunque amándoos más, sea amado menos. Pero que bueno es saber, como bien lo sabía Pablo, que al hacer el bien es el mejor sacrificio que elevamos hacia el cielo.

El asunto es que si aún haciendo el bien no veo soy decepcionado, debo creer en la promesa y la bendición de Hebreos 13:16. Por lo tanto, no nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia, Fairfax, VA.

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