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Comiendo junto con los hijos del Rey

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: Comiendo junto con los hijos del Rey

Predicas Cristianas Lectura Bíblica de Hoy: 2 Samuel 9:1-12

INTRODUCCIÓN:

Este capítulo nos presenta una de las etapas más elevadas en la vida de David. Ni siquiera los siete años de intensa persecución por parte de Saúl dejaron en él un corazón lleno de amargura. En lugar de esto ahora le vemos buscando a alguien de la familia del rey para hacerle misericordia. Y el hombre en quien cayó toda la gracia del rey se llamaba Mefiboset, hijo de su incondicional amigo Jonatán, lisiado de los pies desde los cinco años.  ¿Cómo entender esta acción de David?

La costumbre oriental establecía que cuando un nuevo rey tomaba el poder exterminaba todos los miembros de la dinastía anterior para evitar alguna revuelta y con ello algún “golpe de estado”. Sin embargo, David no hizo esto. Así que Mefiboset en lugar de ser exterminado fue invitado a la mesa del rey. Sin duda que este es uno de esos extraordinarios cuadros del Antiguo Testamento que nos muestra el alcance de la gracia. Vamos a verlo de esta manera.

La mesa del rey está servida. Los adornos de oro y bronce lucen por todas partes. De repente aparecen los hijos del rey. Aparece Amon, el primogénito. Luego aparece Daniel, hijo de Abigail. Después aparece Absalón, un tanto bronceado y guapo, aquel de quien se dice que desde los pies hasta la cabeza era perfecto en hermosura. Y también está Tamar, distinguida por su hermosa presencia.

Estos son los hijos que le nacieron en Hebrón donde reinó siete años y medio, seis en total (1 Crónicas 3:1-9). Después aparecen los que le nacieron en Jerusalén, entre los que se encuentran Salomón. El texto dice que allí le nacieron nueve, solo de sus esposas sin contar los de sus concubinas. Luego hace la entrada el rey David a quienes sus hijos le rendirían honores por su investidura como rey.

Sin embargo, al sentarse se dan cuenta que alguien falta, y no pueden comenzar hasta que esa otra persona aparezca.  Entonces comienzan a sentirse un ruido sobre el piso, y allí aparece la figura de un hombre moviéndose como si estuviera haciendo unos ejercicios aeróbicos.

Se trata de Mefiboset porque ahora él forma parte del grupo íntimo del rey. Ahora se sienta como un hijo más del rey. Esto se llama gracia en su más alto contenido. Ahora “los manteles de la gracia se han extendido y cubren los pies del lisiado”. Eso es lo que Dios ha hecho con nosotros. Dios nos trajo del mundo y nos invitó a su mesa. Veamos la misericordia alcanzando a los que están lejos de ella.

I. LA MISERICORDIA DEL REY ALCANZA AL QUE VIVE EN SU VERGÜENZA

a. Mefiboset significa “el que esparce la vergüenza” (vers. 6).

La verdad es que si algún nombre no le pondríamos a nuestros hijos es este. Originalmente su nombre era “Merib-Baal”, esto es el que se opone a Baal. ¿Por qué este nombre significaba vergüenza? Bueno, considere que su abuelo fue el primer rey de Israel y su padre fue el primer príncipe, por lo tanto, pasó de la descendencia real a la vergüenza de los demás.

Él lo tenía todo y de repente no tuvo nada. Cuando tenía apenas cinco años cambió toda su vida. En un solo día murió su abuelo, el rey. En el mismo día murió su padre, el príncipe. Y en el mismo día quedó lisiado. Desde esa edad vivía en la vergüenza. Este es el cuadro del hombre que está fuera de la “mesa de la misericordia”.

¿No es un privilegio para alguien que ande en esa misma condición ser invitado a la mesa del rey a comer con su propia comida y con sus hijos? Hay muchos “Mefiboset” en la vida que andan esparciendo su vergüenza. Algunos la tienen desde su niñez. Hay batallas muy personales donde se ve reflejada esa vergüenza.

Considere, por ejemplo, algún pasado al que ni siquiera deseas recordar. Y la verdad es que no hay cosa peor que después de haberlo tenido todo, ahora seas el objeto de la burla y el menosprecio. Pero esa vergüenza se acaba cuando eres invitado por el Rey a su banquete.

b. Lo-Debar significa “sin pasto y sin frutos”.

La condición de Mefiboset no podía ser peor. No solo vivía la vergüenza de saber que ya no era heredero de ningún trono, y además lisiado, sino que fue a vivir en una tierra donde no había pasto ni frutos. Aunque tenía muchas tierras, vivía en aquellas sin frutos. En Lo-Debar vivía escondido, preso en su condición personal, emocional y carente de alimentos.

Tenemos que suponer de los privilegios que gozaba como hijo y nieto. Pero ahora su vida se debate en medio de la soledad y los recuerdos. Este es el cuadro del creyente que vive sin nada, teniéndolo tenido todo. También es una representación de la vida del inconverso. Allí viven “lisiados”, sin esperanza, en una tierra árida y desértica, buscando aquello que le de sentido a sus vidas, pero no encuentran pastos ni frutos. Sin embargo, ese estado puede cambiar.

Nadie tiene por qué vivir allí para siempre. No fuimos creados para vivir “lisiados”. La gracia de Dios puede transformarnos. Hay un llamado para venir a la “mesa de la misericordia”. ¿No es maravilloso pensar que el rey me mande a llamar para sentarme en su misma mesa con sus hijos? La verdad del evangelio es esta: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados…” (Efesios 2:1).  La mesa del Señor está llena de los despreciados de este mundo porque los primeros invitados no vinieron al banquete (Lucas 14:23-24).

II. LA MISERICORDIA DEL REY ES MOVIDA POR SU AMOR AL AMIGO

a. No es por Mefiboset si no por Jonatán (verss. 1-7).

¿Por qué Mefi-boset fue tratado como uno de los hijos del rey David? Todo comenzó desde que David fue invitado al palacio del rey y Saúl sintió celos por él (1 Samuel 18:1-5; 20). La amistad de aquellos dos jóvenes quedó sellada con las palabras de 1 Samuel 20:17. Aquel acercamiento entre estos dos jóvenes es uno de las más hermosos y limpios que se conozcan. Jonatán llegó a ser el incondicional amigo de David a pesar de que Saúl, padre de Jonatán, lo quiso matar.

En el pacto de lealtad de aquellos dos jóvenes se esconde el más digno ejemplo de lo que debiera ser una amistad auténtica. Así tenemos que David estaba honrando a Mefiboset por amor a Jonatán su padre. En esto hay algo que debe decirse.

Cuando Dios obra en la vida de una persona, no lo hace porque ella sea buena o tenga méritos que muevan su compasión. Ese acto se conoce como la infinita gracia de Dios en acción. Es interesante que la palabra que David usa acá para hablar de “misericordia” debiera traducirse más bien por “gracia”.

La salvación de una persona está en las exclusivas manos de Dios. Es el Rey que invita a la mesa por amor al amigo. La salvación es la gracia extendida de Dios a través de su Hijo Cristo.

b. David ilustra al Padre y Jonatán al Hijo.

Esta historia es muy reveladora. La pregunta de David queriendo hacer misericordia a alguno, nos ilustra cómo actúa el corazón de Dios. Tome en cuenta que él no pregunta: “¿Hay alguien calificado” o “digno”? Mas bien la pregunta se concentra en el pronombre “alguno” con el cual no clasificaba a nadie, sino que el que apareciera primero recibiría la misericordia del rey.

Aquí hay una ilustración de la forma cómo Dios obra con su gracia. Por un lado, David ilustra al Padre celestial que busca a alguien para darle de su amor, gracia y misericordia. Jonatán ilustra a Jesucristo por medio de quien Dios otorga sus favores. Así que David no haría nada si no fuera por amor a Jonatán. El amor de Dios por la humanidad parte de lo mismo.

4 comentarios en «Comiendo junto con los hijos del Rey»

    • Si Jonathan no hubiese muerto, David no extiende misericordia a nadie más que a Jonathan. Pero al morir, si misericordia se extiende a aquel que llegue a los pies del Rey.
      Hoy, a través de Jesús, Dios el rey, hace el llamado a todos los que quieren recibir misericordias y lo hace por amor a su hijo Jesús

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