Los casi salvos

2. La vida respetable no es suficiente (vers. 20).

Nadie se salva solo por guardar los mandamientos. Si así fuera tendríamos mucha gente salva, porque es bien cierto que hay personas en el mundo que se esmeran en guardar, por lo menos los mandamientos que guardó el joven. Piensan que la salvación y el cielo no solo es un asunto de guardar ciertos preceptos. Se ha dicho que el infierno se está llenando de gente “respetable”. ¿Por qué razón?

Porque nuestras obras son como trapos de inmundicias, como lo dijo el profeta Isaías. La única justicia que Dios aprueba es la que viene por la fe en Jesucristo. Esto lo afirmamos porque no basta con llevar una vida religiosa si al final no sé si soy salvo. Es una pena que el guardar ciertos mandamientos me haga un hombre o una mujer respetable, pero al final esté perdido.

Estoy convencido que el ladrón de la cruz no fue un hombre respetable, pero le pidió a Cristo que tuviera piedad de él y antes de morir fue salvo. Si el ser religioso asegurara la salvación, ¿por qué este joven tuvo el deseo de ser salvo? Una religión sin Jesús hace a alguien tan perdido como el peor de los pecadores.

IV. LOS “CASI” SALVOS SON MUY AMADOS POR EL SEÑOR

1. La mirada Jesús por los que se pierden (vers. 21a).

“Entonces Jesús, mirándole, le amó…” (vers. 21). ¿Puede usted pensar en el tipo de mirada que Jesús le extendió? Pudo ser una mirada de mucha misericordia. Pudo ser una mirada de dolor. Pudo ser una mirada que demandaba una respuesta. Pudo ser la más compasiva de las miradas para alguien que tiene tan cerca la salvación, pero que al final la pierde.

Esta es la mirada para el pecador respetable que vive en su propia justicia. Su amor es de salvación. Muy pronto Jesús estaría colgado sobre un madero. Aquella muerte también era para este joven. Nadie escapa a la finura de su mirada.

La misma mirada que tuvo para el joven rico, la tiene para el joven pobre, la mujer y el hombre rico o pobre. Nadie escapa a la mirada de su Jesús en su condición. La mirada hacia aquellos “casi” salvos tiene que ser más compasiva, más llena de misericordia, porque él conoce la realidad del infierno.

2. El amor de Jesús por los que se pierden (vers. 21b).

Lo último que vemos en este encuentro es un reproche de parte de Jesús. Ni siquiera lo vemos en la pregunta de Jesús, “¿por qué me llamas bueno?”. Mas bien, el corazón de esa pregunta revela la compasión que Jesús tenía hacia alguien que podía ser salvo.

El amor de Jesús por los “casi” salvos tiene que ser muy grande. Jamás lograremos captar la magnitud de las palabras de Juan 3:16 donde se nos habla del “de tal manera amó Dios al mundo”. Porque ese amor, en toda esa magnitud, también está lleno de una paciencia extraordinaria, pues si algo no quiere Dios es que nadie se pierda, pero si que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:8). Nadie ama al pecador con tanta ternura como lo ama Cristo. Vea ese amor con el “hijo pródigo”. Allí el padre tampoco reprochó al hijo descarriado. Su amor desciende y busca al perdido, como la parábola de las “cien ovejas

V. LOS “CASI” SALVOS LES FALTA UNA SOLA COSA

1. Lo que falta es lo más importante (vers. 21c).

El joven aristócrata pensó haber pasado no solo un examen de buena conducta, sino quedar como candidato para ir al cielo. Pero después que Jesús hizo el escrutinio interior se dio cuenta que algo le faltaba. Aquel joven lo tenía todo ante la vista de los hombres, pero le faltaba todo ante los ojos de Dios.

“Una cosa te falta” es el asunto más importante que debe ser resuelto en la vida de cada persona. ¿Qué le faltaba a aquel? Vea que era joven, principal y rico, con una altísima moral. Aquí tenemos una de las revelaciones más grandes de la Biblia. El corazón del hombre pudiera estar atestado de muchas cosas buenas, pero faltarle lo que más importa. Se ha preguntado ¿por qué la gente más infeliz es la gente que lo tiene “todo?”.

2. A Jesús hay que seguirle (vers. 22).

Esta es el asunto más difícil de esta historia. En la primera parte vemos a un joven entusiasta, alegre, seguro de si mismo y hasta impresionando al Maestro con su estilo de vida. Pero luego leemos estas palabras: “Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste” (vers. 22).

Este es el cuadro de nuestro mundo. Todo se ve muy alegre, pero a la hora de oír las palabras “ven, sígueme, tomando la cruz”, el asunto cambia. No se está listo para cambiar los tesoros de la tierra por los que nos esperan en el cielo. No tomemos la decisión del joven de esta historia; allí está en juego la eternidad. Seguir a Jesús, dejando lo que más amamos, es una decisión de valientes y esto, al final, tiene la presente recompensa (verss. 28-30)

CONCLUSIÓN:

Después que el joven rico se fue triste, por cuanto las demandas para seguir a Jesús le parecieron muy altas, los discípulos no terminaban su asombro y tuvieron que hacer una pregunta que les preocupada sobre manera: “¿Quién, pues, podrá ser salvo?” (vers. 26).

Y la respuesta de Jesús sigue siendo orientadora frente a la inquietud humana: “Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios” (vers. 27). Esta es la verdad que hay que afirmar frente a la pregunta que hizo el joven. Dios está interesado en que todos los hombres se salven.

Los hombres deben irse alegres después de encontrarse con Cristo, no tristes. Los que no son salvos siempre se van tristes, piensan más en lo que van a perder que ganar con Jesús. Con él siempre ganamos. ¿Cómo saldrás hoy delante de la presencia del Señor?

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.

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