¿Por qué regresó uno solo?

Esto no ha cambiado nada. Tenemos multitudes que vienen a Cristo para resolver sus problemas. Pero una vez hecho eso, no regresan. Esa experiencia la vivió José cuando estuvo en la cárcel e interpretó el sueño al coopero, pero este se olvidó de él (Génesis 40:9-15). ¡Seamos agradecidos!

III. PORQUE AGRADECIÓ EL HABERSE VISTO SANO

1. El regreso del que se vio sanado (vers. 15ª).

Cuando el samaritano se dio cuenta que había sido limpiado, retrasó su visita al sacerdote. El samaritano, como el resto de los judíos, sabía de ese rito. Los sacerdotes conocían muy bien las estipulaciones de la ley sobre el tratamiento de la lepra (Levítico 13). Sólo ellos podían declarar limpio e integrar a la sociedad al que se declaró inmundo por la lepra. Pero este hombre regresa primero a Cristo.

Al final, fue él y no el sacerdote el que le había limpiado. ¿Y cómo no agradecer a la persona que hizo posible que renaciera la alegría, la esperanza y la integración a la vida que esta enfermedad le había negado? ¿Cómo no regresar a Jesús el único que tuvo misericordia de él? ¿Cuáles son los beneficios de reconocer siempre la fuente de nuestra gratitud?

Una encuesta ha revelado que la gente que tiene el hábito de ser agradecido es más alegre, saludable, menos estresados, más optimista, y con más probabilidades de ayudar a los demás. El despreciado samaritano vino a darle honor al Dador de su nueva vida. Su regreso estuvo cargado de mucha adoración y profunda gratitud. El hombre que reconoce que todo lo que tiene proviene de Dios, regresará glorificando su nombre.

2. El sanado también fue salvado (vers. 19).

En esta historia queda demostrado que no siempre los hombres sanados, son hombres salvados. Al único que Jesús le dijo “tu fe te ha salvado” fue al despreciado samaritano. ¿Puede imaginarse la decepción de esos nueve hombres al final de sus días? Vivirían con un cuerpo sano, pero con un alma perdida. ¿Puede imaginarse al samaritano?

Vivió con un cuerpo sano, pero también con un alma salvada y profundamente agradecida. Observe los verbos que revelan la conversión del samaritano. “Volvió” eso significa que no se alejó del salvador. “Glorificando” eso revela el acto más hermoso de un alma salvada.

Es reconocer que Dios merece nuestra adoración por su trabajo de amor y perdón. “Dándole gracias” eso es recocer al que le hizo bien a la vida; al que tuvo misericordia por el estado de miseria. Hay algo en esta historia que es revelador. Los hombres seguirán buscando a Dios para que les haga el “favor”.

El interés en buscar a Dios es material, pero no espiritual. Ya Jesús lo había dicho de otra manera: “¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma?” (Mateo 16:26). Regresemos a Jesús por sus puertas con acción de gracias.

IV. PORQUE ÉL VIO LA INDIFERENCIA DE LOS OTROS NUEVE

1. “¿No son diez los que fueron limpiados?” (vers. 17).

Las matemáticas del Señor son exactas. Él vio a diez hombres que salieron a su encuentro para ser sanados, pero ahora solo uno ha venido con gratitud. Los otros nueve que fueron sanados se habían saciado de las bendiciones de Dios, pero al final estaban tan perdidos como el resto de la nación de Israel (vers. 17).

En esta historia de ingratitud se cumple lo que Juan dijo en su libro: “A los suyos vino, y los suyos no le recibieron…” (Juan 1:12). Aquel fue otro símbolo del rechazo de Israel. Note cómo el (vers. 18 es muy parecido a lo que Jesús expresó en el 7:9, cuando Jesús se maravilló por la fe expresada por el centurión romano, declarando que ni aún en Israel había hallado tanta fe.

Y esa fe no sigue siendo tan común en nuestro tiempo. Los nueve leprosos limpios representan a esa humanidad fría e indiferente que busca su propio bien. ¿Qué es lo que mueve al buscar a Jesús? ¿Se quejará también el Señor de cada creyente por su falta gratitud y hasta indiferencia?

2. “Y los nueve, ¿dónde están?” (vers. 17b).

Jesús no tolera la indiferencia. Los hombres están bien equivocados si piensen que él pasa por alto esa actitud de indolencia con la que muchos actúan frente a sus bondades y misericordias. Vea cómo Dios le ha rodeado de “favores y misericordias”. Pregúntese ahora mismo: ¿Puedo venir ante él y postrarme en gratitud, regresando a él parte de lo que me ha dado?

Muchos hombres son como la historia de dos viejos amigos, Bob y Eddie, que se encontraron un día en la calle. Bob se veía miserable, y con las lágrimas en sus ojos, Eddie le preguntó, “¿Qué te ha hecho el mundo mi viejo amigo?” Bob dijo: “Déjame que te cuente. Hace tres semanas, mi tío murió y me dejó cuarenta mil dólares.”

“Eso es un montón de dinero”, respondió Eddie. Bob continuó: “Hace dos semanas, un primo de quien no sabía murió y me dejó ochenta y cinco mil dólares.” “Pero eso es una gran bendición” respondió Eddie. “Usted no sabe nada todavía”, le interrumpió Bob.

“La semana pasada una tía lejana falleció. Heredé casi un cuarto de millón de ella.” Ante esa extraña historia, Eddie dijo que estaba más confundido: “Entonces, ¿por qué te ves tan mal y tu semblante caído?” Bob respondió: “Bueno, porque esta semana nadie murió”. Los hombres nunca estarán satisfechos.

CONCLUSIÓN:

Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila” (Salmo 103:1-3). ¿Con cuál de los diez leprosos limpiados se identifica usted?

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.

Central de Sermones… Predicaciones Cristianas

1 comentario en «¿Por qué regresó uno solo?»

Deja un comentario