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Entrando en la dimensión del reino de luz

Esta predicación nos revela cómo entrar en la dimensión del reino de luz, y revela los velos que nos impiden ver la luz plena de Cristo y cómo, a través del evangelio, somos llamados a una vida transformada, lejos de la oscuridad del pecado y la separación. Únete a nosotros para explorar cómo la luz de Jesús puede desvelar, limpiar y guiar nuestros caminos, promoviendo un cambio radical en nuestro vivir diario. Sumérgete en la sabiduría divina que nos enseña a andar como hijos de luz, en una comunión genuina con Dios y nuestros hermanos, reflejando su gloria en cada paso que damos.

Predicas Cristianas

Predicas cristianas predica de hoy: Entrando en la dimensión del reino de luz

Predica cristiana lectura bíblica de hoy: “.. Dios es Luz, y no hay ningunas tinieblas en El…” 1 Juan 1:5

Introducción 

El deseo de Dios es trasladarnos del reino de las tinieblas al reino de la luz. El verdadero conflicto, es una confrontación entre la luz y las tinieblas. Como dice el Apóstol Juan: “En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella“. Juan 1:4, 5

La oscuridad se torna insustancial frente a la luz.

No tengo que gritarle durante tres horas a la oscuridad para que se vaya cada vez que enciendo un foco de mi casa. A la manifestación instantánea de la luz, las tinieblas automáticamente desaparecen.

Ahora, si Jesús es la luz que mora dentro de nosotros, ¿Por qué no desaparecen las tinieblas alrededor nuestro en forma inmediata? La respuesta es que, aún una gran parte de la luz está velada, por causa de estructuras reales, que el diablo ha edificado a través de los hombres.

Esos velos de oscuridad producen el efecto de un foco que ha sido cubierto por un caparazón sólido alrededor de él. Una cosa va a ser entonces, la presencia de la luz en la vida de los que han sido hecho hijos de Dios, y otra cosa Su manifestación visible a través de la vida del creyente.

1. Existen varios velos que necesitan ser revelados a través de la luz de Cristo.

El velo de la falta de revelación. 2 Co 4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 2Co 4:5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. 2 Co 4:6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Las personas que no reciben a Cristo, no lo hacen porque no quieren, sino porque no pueden. Tienen un velo de ceguera que impide que la luz del evangelio les resplandezca.

También este velo impide que la palabra escuchada sea revelada en sus corazones, solo queda en sus mentes y a veces ni eso.

El velo de la falta de comunión.” Este es el mensaje que hemos oído de Él, y os anunciamos; Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en Él. Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la Sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado”. 1 Juan 1:5-7

El pecado más grande de la Iglesia alrededor del mundo, es precisamente que no hay comunión entre unos y otros. Las divisiones, los celos, envidias, y el desamor es lo que rompe la comunión en los hermanos.

¿Cómo entonces podemos decir que somos luz? Fíjese en qué momento es que la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado: Cuando andamos en luz, y por consecuencia de andar en la luz, tenemos comunión unos con otros.

“El que dice que está en luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en luz, y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos”. 1 Juan 2:9-11

Aborrecer es: abominar; otras, abandonar o dejar y, finalmente, aburrirse de una persona o situación. En el aborrecer bíblico también es ira, odio o mala voluntad hacia una situación o hacia una persona. En la Biblia, «aborrecimiento» puede designar, a veces, un grado inferior de amor (Gen. 29:30-31)

Ésta es la Palabra que Jesús nos dio para que fuese guardada: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros; como Yo os he amado, que también os améis unos a otros.

EN ESTO CONOCERÁN TODOS QUE SOIS MIS Discípulos, SI TUVIEREIS AMOR LOS UNOS CON LOS OTROS”. Juan 13:34-35

¿Podrá acaso un mundo perdido y necesitado de amor, un mundo que grita en su soledad y en sus horribles vacíos vernos como discípulos de Cristo, cuando hay tanto egoísmo, tanta división, y tanto enjuiciarnos y criticarnos los unos a los otros?

El velo de la falta de confesión de pecados.

“Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no decimos la verdad. 9 Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos estar seguros de que él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad. 10 Si decimos que nunca hemos hecho lo malo, hacemos que Dios aparezca como un mentiroso, y no hemos aceptado el mensaje que él nos ha dado.” 1 Juan 1:8-10 (TLA).

En la Epístola de Santiago encontramos también esta palabra “confesar”: “Confesaos nuestros pecados los unos a los otros… “Santiago 5:16

Nuevo dicc. bíblico certeza: El acto de confesar a Jesucristo está íntimamente relacionado con la confesión de los pecados. Confesar a Cristo es confesar que él “murió por nuestros pecados”, e, inversamente, confesar los pecados con verdadero arrepentimiento es acudir a Cristo en busca de perdón (1 Jn. 1.5–10). Como preparación para la venida de Cristo,

Juan el Bautista llamaba a la gente para que confesara sus pecados, y la confesión fue un elemento constante en el ministerio de nuestro Señor, como también en el de los apóstoles (Mt. 3.6; 6.12; Lc. 5.8; 15.21; 18.13; 19.8; Jn. 20.23; Stg. 5.16).

Aunque se dirigía a Dios, la confesión de fe en Jesucristo debía hacerse abiertamente, “delante de los hombres” (Mt. 10.32; Lc. 12.8; 1 Ti. 6.12), en forma oral (Ro. 10.9; Fil. 2.11), y podía resultar costosa (Mt. 10.32–39; Jn. 9.22; 12.42).

Es lo opuesto de “negar” al Señor. Igualmente, la confesión de los pecados se dirige fundamentalmente a Dios, pero puede hacerse también ante los hombres; por ejemplo, como confesión colectiva de una congregación, expresada por ella misma o su representante, en oración pública.

Cuando la confesión es para beneficio de la iglesia o de otros, es factible que un individuo confiese públicamente sus pecados en presencia de la iglesia o de otros creyentes (Hch. 19.18; Stg. 5.16), pero esto no debe hacerse a menos que redunde en edificación (Ef. 5.12).

Dicc. Vine: 2. exomologeo: confesar públicamente, esto es, libre y abiertamente. Se usa:

(a) De un reconocimiento o confesión pública de pecados (Mat 3:6; Mc 1.5; Hechos 19:18; Santiago 5:16)

(b) Profesar o reconocer abiertamente (Mat 11:25, traducido «te alabo», pero indicando la idea más plena; Filipenses 2:11, algunos mas lo tienen en Apocalipsis 3:5

La confesión de pecados entre unos y otros, como lo muestra Santiago, es la forma más genuina de liberación y de limpieza profunda de nuestra alma.

La misma etimología de la palabra “confesar” significa “hablar públicamente”. Esta misma palabra la usamos cuando alguien viene a la salvación y le decimos que haga pública su declaración de fe.

“Porque con el corazón de cree para Justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Romanos 10:10 Esto quiere decir que hablar delante de todos lo que su corazón cree acerca de Jesús. ¿Por qué entonces, cuando la misma palabra es usada para la confesión de pecados, pensamos que tiene que ser hecho en forma secreta para que nadie sepa lo que hemos hecho?

¿Qué significa todo esto? ¿Por qué lo hemos eliminado de nuestra doctrina? ¿Por qué dice el Proverbio:

“El que encubre sus pecados no prosperará; más el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia?”. Proverbios 28:13

La realidad es que los ministerios que yo veo que prosperan, son los que de alguna manera, tuvieron alguien a quien confesarle sus pecados. Fue en ese momento que pudieron ser verdaderamente limpios y empezaron a prosperar.

Cada vez que la gloria de Dios ha venido sobre un lugar, es porque una ola de arrepentimiento y confesión de pecado la precedió.

Hablar la verdad sobre nosotros mismos, reconocer nuestros pecados, nuestros fracasos, nuestras decisiones equivocadas, es caminar en la luz. Confesar el pecado a otros nos mantiene humildes y es sumamente honroso ante Dios. El que se humilla será exaltado y el que se exalta, será humillado.

David era un hombre conforme al corazón de Dios. Se ven confesiones de sus pecados. Le importaba más Dios que la gente.

“Ten piedad de mí, OH Dios, conforme a tu misericordia; conforme a lo inmenso de tu compasión, borra mis transgresiones. Lávame por completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante mí.

Contra ti, contra ti sólo he pecado y he hecho lo malo delante de tus ojos, de manera que eres Justo cuando hablas, y sin reproche cuando juzgas… Salmo 51:1-14 (Paráfrasis del autor)

Cuando hayas pecado o te hayas equivocado. Cuando hayas hecho algo que a los ojos de otros está mal, y decidas hablar de todas formas la verdad; entonces Dios radiará a través de ti. Esto no es fácil.

Los susurros que más se oyen del diablo son: “¡Protégete, que no vayan a pensar mal de ti, acuérdate que eres un líder y eres ejemplo de santidad! Mejor acomoda las cosas de tal manera que quedes bien ante los hombres”. La respuesta de Dios a esto es: “!No! ¡Aléjate de mi satanás!”

El velo de la falta de sentido de misión.

Mat 5:14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Mat 5:15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
Mat 5:16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos.

2. ¿Qué produce la luz?

No participar de las tinieblas sino que las reprende. Efesios 5:8-13 – Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz 9 (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), 10 comprobando lo que es agradable al Señor. 11 Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; 12 porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. 13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.

La luz me lleva al lugar de la habitación de Dios. Salmos 43:3 Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; Me conducirán a tu santo monte, Y a tus moradas.

Me hace una persona determinada. Job 22:28 Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, Y sobre tus caminos resplandecerá luz.

La luz nos libra de todo temor. Salmos 27:1 Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?

Nos llena de entendimiento sobrenatural. “Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de El, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que El os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos… ” Efesios 1:17-18

Me lleva a ser un portador de su gloria. “Levántate y resplandece; porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista Su gloria. Y andarán las naciones a tu luz y los reyes al resplandor de tu nacimiento”. Isaías 60:1, 3.

Hay un nivel de luz relacionado con Su gloria que puede ser vista por todos, y que los mismos gobernantes anhelarán y la seguirán.

Conclusión:

La luz está dentro de ti, pero debes prenderla. Prende la luz. En el A.T. la luz se prendía con aceite. Activa, enciende tu luz con el aceite del Espíritu Santo.

Promesa.

Isa 60:18-22 – Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza. 19 El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria. 20 No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados. 21 Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme. 22 El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto.

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