Lo asombroso del tiempo

La Biblia nos ha revelado a un Dios omnipotente por quien se dio la creación y la sustentación de todas las cosas. Una mirada a todo lo que creado nos pinta al mejor Arquitecto, Ingeniero y Constructor del que podamos tener conocimiento.

Para nuestro gozo y satisfacción la Biblia nos dice que “todo lo hizo hermoso en su tiempo”. Dios hizo todo lo que ahora vemos, incluyendo al ser humano “en su tiempo”. Esto es significativo porque nuestro Dios no tiene agentes externos que lo encajonen en un calendario para hacer las cosas.

Él ha hecho todo exclusivamente en su tiempo. De esta manera, cuando hablamos de lo asombroso de la Navidad estamos otra vez señalando que los tiempos de Dios son perfectos. Pasaron muchos años desde que él creo al mundo, pero en su tiempo Dios envió a su Hijo al mundo en su plan de salvación eterna.

2. “Dios envió a su Hijo…”. La decisión eterna.

La fuerza de la costumbre nos hace ver esta frase para ser recordada durante cierto tiempo en el año, especialmente en la Navidad. Pero ¿nos hemos detenido a pensar en las implicaciones y el costo de ese envío por parte del Padre celestial? Vamos a analizar esta oración bajo la visión del precio que pagó el Padre.

Los verbos enviar y dar fueron los primeros que se conocieron desde la eternidad. El acto de enviar al Hijo por parte del Padre celestial tuvo que envolver la más grande e incomprensible decisión en el seno de la Trinidad.

Si partimos del hecho que Dios es Trino; eso es, hay tres personas en él (Padre, Hijo y Espíritu Santo), tenemos que asumir lo que fue el acuerdo que sería la segunda persona de la Trinidad quien vendría de parte del cielo para la salvación del hombre.

De este modo, el acto del cielo de enviar a Cristo al mundo fue el resultado del más grande acuerdo jamás hecho, jamás pensado. Y frente a este acuerdo, antes que se creara el mundo, sorprendentemente la Biblia nos va a decir que Cristo fue el Cordero de Dios sacrificado antes que el mundo fuese (1 Pe. 1:19, 20). ¿Se ha imagino el dolor del Padre al tomar esta decisión? Hubo un sacrificio previo antes que Cristo llegara al mundo.

3. “Dios envió a su Hijo…”. El regalo más santo.

Lo primero que observamos es que Dios no retuvo para sí a su Hijo. El acto de enviarlo como el regalo del cielo implicó la más sublime y completa manifestación de amor (Jn. 3:16). La Navidad definitivamente es el tiempo de los regalos.

Quien esto escribe vivió su niñez y parte de su juventud con muchas limitaciones, por lo tanto no olvido que era en Navidad cuando estrenaba un pantalón y una camisa. Para mí la Navidad era la época de esperar aquel apreciado aguinaldo.

Conservo las más lindas memorias de aquellos años. Y así se ha convertido este tiempo de fiestas y celebraciones. Y lo que a uno le sorprende es que, en efecto, para Dios su complacencia se vio en el acto de dar lo más santo, lo más puro y lo más costoso de lo que tuvo que desprenderse.

Enviar a Jesucristo como regalo de salvación es lo que ninguna mente humana puede digerir. Dios pudo dejar al hombre en su miseria, dolor y pecado. Él pudo haber acabado con la raza humana apenas había pecado como lo hizo con Satanás, pero en lugar de eso la amó y la gran prueba de su amor, de su regalo, tuvo que ver con su propio Hijo. Nada supera este regalo.

III. NAVIDAD – ÉL VINO EN EL TIEMPO DE MARÍA

1. “…nacido de mujer… El Verbo se hizo carne.

Ahora entramos a ver que el tiempo de Dios se asocia con el tiempo humado. Para el cumplimiento de los propósitos eternos, Dios se valió de un instrumento humano. Esto hablaba de la humillación más notoria a la que fue sometida la divinidad (Fil. 2:5-11).

Lo que más deseaba una virgen durante los tiempos que nació Jesús era que en su vientre Dios gestara al Mesías prometido. Esos eran los temas de conversación de las jovencitas durante ese tiempo. Así que podemos ver en esto que el “Hijo” no solo era divino, preexistente y la segunda persona de la Trinidad, sino que también sería humano.

No tenemos mucha información de María. No sabemos quiénes eran sus padres. No sabemos cómo fue su niñez. Lo único que sabemos es que era virgen y que estaba desposada con José, su prometido (Mt. 1:18, 19). La profecía decía que el nacimiento del Mesías iba a ser de una virgen (Is. 7:14), por esta razón se habla del “nacimiento virginal”.

Por otro lado, no sabemos la edad cuando el ángel se le apareció a María, pero fue cuando Dios determinó el tiempo para ella. Seguramente María tenía muchos sueños como toda joven. Pero el llegar a ser la madre del Mesías fue lo más inesperado para su vida.

2. Navidad “…nacido bajo la ley”. Dentro del marco legal.

Esto que Pablo escribió al final de este texto no fue un simple añadido. Jesús fue judío. Él vino bajo la ley porque fue a través de ella que el tiempo de Dios se cumpliría también para la ley. Cristo mismo dirá posteriormente que no había venido para anular la ley sino para darle el cumplimiento exacto (Mt. 5:17).

Hasta aquel momento, nadie había cumplido la ley, por lo tanto, ella fue, como va a decir Pablo después: “El ayo que nos condujo a Cristo” (Gál. 3:24). Cristo nació bajó la ley y la cumplió. Observe que fue presentado a los 8 días de nacido para la circuncisión.

A los 12 años ya discutía con los maestros acerca de esa ley. Estuvo apegado a ella mientras creció y fue un fiel cumplidor de ella. Pero interesante que fue con la llega de Cristo que la ley tendrá su final cumplimiento.

Con mucha propiedad más adelante, los que supieron que Cristo cumplió con las demandas de la ley, dirán que ya no estamos bajo la ley y su sentido de esclavitud. De esta manera, el tiempo de Dios también lo fue para la ley. La Biblia nos dice que Cristo vino “lleno de gracia y de verdad” (Jn. 1:14). Ahora ya no estamos bajo la ley sino bajo la gracia. Cristo nació bajo la ley, la cumplió para que vivamos bajo su propia ley.

CONCLUSIÓN:

Mis amados, este texto nos recuerda que Dios tiene un tiempo para todo. Su reloj marcó el tiempo para crear al mundo, para que su Hijo viniera al mundo, y él ya tiene el tiempo exacto cuando su Hijo volverá otra vez. El nacimiento de Jesús ha sido el milagro más asombroso del que tengamos conocimiento.

Todo esto nos recuerda que Dios envió a su Hijo no solo en el momento adecuado, sino que continúa llegando a nosotros en el momento adecuado. Justo cuando más lo necesitamos (Ro. 5:8). En la vida pareciera estar esperando el mejor momento para hacer algo, y esto nos lleva a posponer nuestras grandes decisiones.

Dios no pospuso el tiempo para enviar a Cristo. ¿Por qué los hombres posponen una y otra vez venir ahora a Cristo después que él murió por nosotros? No son pocos los que ignoran la verdad de 2 Corintios 6:2.

Alguien ha dicho: “Un momento en el tiempo puede determinar un tu destino eterno”. Después que pase el tiempo vendrá la eternidad. La salvación tengo que buscarla en el tiempo. La eternidad será de perdición o de salvación. ¿Qué escoges hoy?

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.

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