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La presencia de Dios

EN SU PRESENCIA

1 REYES 17 – ELIAS PREDICE LA SEQUIA

Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años sino por mi palabra

El profeta en medio de esta profecía da una declaración muy importante y es que habitaba delante de la presencia de Dios. La experiencia más importante que podemos tener los cristianos, ya sea de forma individual o congregacional, es hacer que la presencia de dios sea una realidad en nuestra vidas, ya sea en lo personal o en nuestros cultos.

Una iglesia donde la presencia de Dios esté ausente no podrá crecer en los niveles que pretenda hacerlo, ya que lo que puede generar un gran crecimiento numérico y espiritual en la iglesia cristiana es el toque continuo de Dios, pues sin su presencia, nuestros mejores esfuerzos van a ser en vano o quedaran a mitad de camino.

Juan 15:5 “…porque separados de mí, nada podéis hacer” lo peor que nos puede pasar es apartarnos de Dios; dejar que nuestro primer amor se enfríe, empecemos a pecar contra el Señor,  contristando así al Espíritu Santo que nos fue dado por adopción y de esta manera se vaya la presencia de Dios de nuestras vidas. Apocalipsis 2:4-5 “4pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. 5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de tu lugar, si no te hubieres arrepentido.”

Si el Señor en su palabra enseña que somos luz del mundo y que nuestras lámparas deben estar encendidas  para alumbrar a todo el que está en tinieblas y encuentre el camino a la salvación, si se nos quita la lumbrera de nuestras vidas o nuestras lámparas quedan sin aceite por falta de la presencia del Espíritu Santo, como las cinco vírgenes insensatas Mateo 25, vamos a estar en riesgo de perder nuestra salvación y se cerraran las puertas delante de nuestros rostros.

En el libro de Jueces desde el capítulo 13 hasta el capítulo 16 podemos leer con mucha emoción y tristeza la vida de Sansón, Dios llamó a Sansón desde el vientre de su madre y lo tomo como juez en Israel para que juzgara las naciones que asolaban al pueblo; la historia dice que este varón tenía voto nazareo, Números 6:1-15, Sansón debía dedicarse a Jehová se abstendría de beber vino y de sidra, ni comería cosa inmunda.

La valentía y fuerza de Sansón era impresionante, mato a un león con sus propias manos, mato a mil filisteos con la quijada de un asno, cargo las puertas de la ciudad de Gaza con sus dos pilares y cerrojo cargándolas hasta una montaña, en todos estos momentos ocurría algo, el Espíritu de Jehová descendía sobre él y le daba esa fuerza sobrenatural, pero Sansón perdió la visión porque empezó a hacer todas las cosas que Dios le había mandado que no hiciera, tomo para si mujer extranjera, Éxodo 34:15-16; Deuteronomio 7:1-5; comió de un león muerto Jueces 14:9 que es inmundicia Levítico 11:27;  se acostó con mujer ramera, Sansón empezó a desagradar a Jehová una y otra vez, y en su rebeldía se hizo soberbio, olvidando que su fuerza provenía de Dios, fue tal la venda de ceguedad que el pecado puso en los ojos de Sansón que no se dio cuenta que ya no tenía la fuerza que en otras ocasiones lo había salvado, que Jehová se había apartado de él. Jueces 16:19-20.

Sansón contristo al Espíritu Santo de Dios y este lo había dejado, y fue tomado por los filisteos los cuales le sacaron los ojos e hicieron burla de él; Dios no llamo a Sansón para que estuviera en esa situación, Dios llamo a Sansón a esplendidez no a invalidez, pero algo sucedió en esa humillación en la que fue sometido Sansón clamó a Jehová y Dios lo escucho, Sansón se arrepintió y Jehová le perdono, dándole una nueva oportunidad.  Lucas 18:14 “…; porque cualquiera que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido”, 1 Pedro 5:6 “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo”.

Nosotros debemos anhelar la presencia de Dios en nuestras vidas, tal como David cuando estaba en el desierto de Judá, Salmo 63 “Dios, Dios mío eres Tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de Ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde aguas no hay”. David estaba en el desierto huyendo de la sublevación de su hijo Absalón  y su deseo fervoroso era sentir la presencia de Dios, reconociendo que es mejor su misericordia que la vida y estar un día en su presencia es mejor que vivir mil fuera de ella.

Todo cristiano va a pasar por el desierto algún día, pues es parte del precio que hay que pagar para obtener la presencia de Dios, en el desierto Dios nos aflige y nos prueba, para posteriormente hacernos bien. Deuteronomio 8:2,16. Muchos solo ven los frutos, la unción del hermano, del ministro sin ver el precio que han pagado, otros desean los frutos y el ministerio con unción sin pagar el precio, sin pasar por el desierto. El Señor Jesús nos enseña en Juan 7:38 que la presencia de Dios es como un rio que fluye de adentro  hacia afuera y salta para vida eterna.

En el desierto Dios nos trata, antes de darnos la bendición, es imposible llegar a Canaán sin atravesarlo, puede escasear tu comida, se pueden levantar los enemigos,  te puede faltar el empleo, problemas económicos, familiares, Dios va a moldearnos, pero el tiempo que estemos merodeando en el desierto depende de nosotros mismos, muchos te pueden dar la espalda, puedes caer en critica, en rebeldía, no van a salir las cosas como quieres, te vas a desanimar, puedes murmurar.

Pero el propósito de Dios en el desierto es que

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